Martín Marcos es el nuevo director del Museo de Arte Decorativo

Es arquitecto y también dirige el Museo de Arquitectura y Diseño de la Sociedad Central de Arquitectos
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Con amplia experiencia en el campo museológico, el arquitecto Martín Marcos asume como director del Museo Nacional de Arte Decorativo. Su gestión estará centrada en nuevas formas de interpelar y reinterpretar las colecciones del Museo, para que los visitantes dialoguen, cada vez más, con su patrimonio cultural.

–¿Cuál fue tu recorrido profesional a la fecha?

–Soy arquitecto egresado de la UBA; director del Museo de Arquitectura y Diseño de la Sociedad Central de Arquitectos; docente en las carreras de Arquitectura y Diseño Industrial, entre otros cargos que desarrollé. La arquitectura, el diseño y la cultura urbana son mis preocupaciones y objeto de estudio desde hace más de 30 años. He combinado sinérgicamente la vida académica con la gestión pública. Reflexionar e investigar junto con el hacer y resolver problemas concretos son mis pasiones. Mi pensamiento es proyectual de base heurística y holística; proyectar y diseñar con una clara conciencia del aquí y ahora es mi compromiso. Siempre he trabajado en equipos, no concibo la gestión sin equipo. He podido ejercer distintos roles y siempre he aprendido, a veces liderando grupos, y otras cubriendo algún aspecto específico.

–¿Cuál es tu mirada sobre el Museo Nacional de Arte Decorativo?

–Creado en 1937, es uno de los grandes museos de la Argentina; posee valiosas colecciones de esculturas, pinturas, tapices, armas, libros, cerámicas, mobiliario y miniaturas, fundamentalmente europeas y orientales, de los siglos XVI al XX. Su sede es el Palacio Errázuriz Alvear, diseñado en 1911 por el afamado arquitecto francés René Sergent, en un refinado estilo neoclásico francés. Sus interiores han sido cuidadosamente decorados, sobresaliendo el boudoir del primer piso diseñado por el vanguardista catalán Josep Maria Sert. Importantes trabajos de restauración y puesta en valor se han realizado durante los últimos años en los interiores y las colecciones. Las fachadas han sido recientemente restauradas y se recuperó el bello jardín proyectado por el paisajista francés Achille Duchêne. Pero hoy, ante las grandes transformaciones que afectan a nuestras sociedades, me parece necesario preguntarse: “¿cuál debería ser la vocación del MNAD en el siglo XXI? ¿Hacia dónde reformular su perfil institucional?” Varios museos similares ya lo han hecho, incorporando la dimensión del Diseño como concepto que permite abarcar los complejos procesos que en sus entornos se están produciendo. De hecho, el Design moderno se funda en oposición a las artes decorativas. Sin embargo, hoy el diseño puede ser puente con el pasado, como nueva forma de interpelar y reinterpretar sus colecciones, contextualizándolas y haciéndolas dialogar con el presente.

–¿Cómo dialogan los museos con el visitante en este siglo? ¿Cómo se acapara la atención de los nuevos públicos?

–El museo debe iniciar un proceso de redefinición conceptual, para potenciarlo y darle un renovado impulso de cara al futuro, un rol estratégico en la construcción del nuevo perfil socioeconómico y cultural de la Argentina. Un museo que interpele e interprete la contemporaneidad y sus conflictos, siendo conscientes y responsables del enorme legado e importancia de sus colecciones y sobre todo del inigualable tesoro patrimonial que constituye su sede. Esto implica abordar cuestiones de gestión por proyectos y en equipos, nuevas alianzas institucionales, convocatorias a artistas, diseñadores y curadores, explicitación clara de objetivos y fundamentos, nuevas estrategias comunicacionales y de imagen, actividades novedosas y atractivas para distintos públicos, y un programa de exposiciones temporales renovado y potente que refuerce este perfil y se apoye en los nuevos conceptos y diseños museográficos. El MNAD, desde su magnífico pasado y rica experiencia, debe renovarse para seguir vivo. Esa es la manera más efectiva de custodiar su patrimonio. Debe rediseñar su vínculo con la sociedad y abrirse al mundo de la innovación y el diseño contemporáneo.

–¿Cuál es la función pública de una institución cultural como un museo?

–Los museos, como la mayoría de las instituciones, tienen hoy el desafío de cambiar y modernizarse críticamente ante los nuevos paradigmas económicos, sociales y culturales que han impactado de manera decisiva en las últimas décadas. Nuevas formas de producción y trabajo, nuevos conflictos y tramas sociales, nuevas estrategias de comunicación y formación han puesto en crisis todos los supuestos de la llamada vida moderna. Para ello han jugado un rol preponderante las tecnologías de la información y las comunicaciones, el multiculturalismo, la globalización, la agudización de las desigualdades sociales y las crisis ambientales. En este escenario los museos están siendo repensados en el mundo entero para poder reinventarse dando cuenta de estas problemáticas y desafíos. El MNAD puede ser una magnífica herramienta pública para despertar curiosidades, vocaciones y estimular la creatividad, la innovación, el desarrollo social y la convivencia democrática. Vislumbro al futuro del MNAD y su necesario proceso de transformación conceptual, como un espacio de alta motivación para desarrollar nuevas experiencias de gestión desde la transversalidad, la participación y la rigurosidad profesional.

–¿Cómo se logra que la gente, los vecinos y los visitantes se apropien del museo? ¿Es pertinente pensar en un museo como un espacio de recreación, estudio o de paseo? ¿Qué más?

–Los museos de arte, como es el caso que nos ocupa, y en particular aquellos cuyas sedes son edificios de alto valor patrimonial, tienen que combinar sus funciones de conservación, investigación y difusión de las colecciones con el cuidado y la puesta en valor de sus continentes físicos, sobre todo si ellos van a constituir parte central de la experiencia renovada e innovadora que propondremos. Aquí aparece un problema clave: ¿Cómo convocar y hacer valiosa la visita a esos distintos y nuevos públicos? ¿Quiénes deberían ser y cómo hacer del museo un espacio amigable para ellos?

Pareciera que una de las metas en que coinciden la mayoría de los expertos es en pasar de museos de objetos a museos de ideas, de significaciones. Romper el aspecto de espacios de elite para generar un museo abierto y participativo. Cambiar el clima solemne e impostado de templo del saber por uno que propicie la curiosidad, la recreación creativa y la interacción de conocimientos y personas, donde las preguntas sean más importantes que las respuestas y las narraciones den legibilidad a lo expuesto, estableciendo distintos niveles de comunicación con los diferentes públicos.