Chucky García, programador y curador artístico del festival colombiano Rock al Parque, en MICA 2017
Chucky García, programador y curador artístico del festival colombiano Rock al Parque, en MICA 2017

Chucky García, programador y curador artístico del festival colombiano Rock al Parque, en MICA 2017

Participó de la mesa de debate “Grandes Festivales de Música: Identidad, programación, experiencia”, el domingo 8 de octubre, en el Centro Cultural de la Ciencia
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A dos años de cumplir cuatro siglos de vida, Rock al Parque, el festival histórico de Colombia, se ha consagrado también como uno de los más grandes –sino el más– de Latinoamérica con entrada gratuita. Son tres días, a pura música, en el parque metropolitano Simón Bolívar, un gran pulmón verde de la ciudad de Bogotá. Allí se montan tres escenarios. El principal, tiene capacidad para entre 70.000 y 90.000 espectadores.

Este año participaron del festival 65 bandas, que fueron escuchadas por alrededor de 180 mil y 250 mil personas, durante todo el encuentro.

El periodista Chucky García, programador y curador artístico de este festival desde 2014, así como de su par, Colombia al Parque, cuenta que estos shows son parte de un programa que la Alcaldía Mayor de Bogotá –a través de la Secretaría de Cultura e Idartes, el Instituto Distristal de las Artes–, tiene desde hace varios años: “Festivales al Parque”. Y agrupa a los festivales Rock al Parque, Colombia al Parque (especializado en ritmos colombianos), Hip hop al Parque, Salsa al Parque y Jazz al Parque. “Todos comparten las mismas características: son festivales gratuitos, de acceso libre, que se hacen justamente pensando en la ciudadanía, es decir, es una oferta de música para la ciudad. Se financian con recursos públicos. Rock al Parque es el más antiguo y el más conocido, pero Colombia al Parque tiene ya 16 años; Salsa al Parque va a cumplir 20; Jazz al Parque tiene ya un montón de recorrido; y lo mismo el festival de hip hop”, dice García.

“Lo que buscan estos festivales al Parque –agrega– es brindar una oferta musical de calidad para los ciudadanos, los habitantes de Bogotá. Claramente también tienen una intención de promover los talentos locales, y a la vez permitir que la ciudad entre en diálogo, a través de la música, con otras ciudades del mundo, con otros continentes y otros hemisferios. Al mismo tiempo, son festivales que funcionan como laboratorios de paz, desde siempre, porque todos fomentan la diversidad, la inclusión social de todas las personas”.

García explica que lo que buscan los festivales al Parque no es competir con los privados, sino cubrir todas las poblaciones, “esos otros nichos de público que a veces se quedan por fuera”. “En este momento, cuando la cultura de festivales está en un punto tan álgido en toda nuestra región, en toda Latinoamérica, sucede que, por los costos que deben asumir estos grandes eventos, muchas veces la boletería no está tan a la mano de toda la gente, esto hace que los festivales terminen siendo solo para algunos grupos específicos de la población. Nosotros tenemos un gran respeto y valoramos muchísimo lo que los festivales privados han hecho en Bogotá por toda la cultura de la música en general, pero nos dedicamos a trabajar las cosas con otra misión, con otros objetivos”.

Rock al Parque nació en los años 90 como un proyecto para que la gente volviera a apropiarse de la ciudad a través de la música. “Nosotros, a comienzos de los 90, finales de los 80, vivimos una época de mucha violencia en Colombia –dice García–. Eso hizo que nos tuviéramos que autorecluir en nuestras propias casas, ser muy cuidadosos, daba un poco de miedo salir a la calle, entonces, lo que el festival Rock al Parque proponía, además del apoyo al talento local, era que la gente volviera a tomar la ciudad, volviera a salir sin miedo”.

Cuando este encuentro se inició, Chucky comenzó a hacer las coberturas periodísticas del evento para los periódicos en los que trabajaba. Después, pasó a formar parte de la oficina de prensa del festival. Entre 2010 y 2013, fue el programador de un festival más pequeño, el Festival Centro de Bogotá. Y en 2014 le ofrecieron ser el programador artístico de la edición de los veinte años de Rock al Parque. Desde entonces cumple este rol.

“En 2014 tuvimos cerca de 90 bandas, fue una edición de lujo. Durante los tres días del evento hubo alrededor de 400.000 espectadores. Y a partir de ahí he venido dándole continuidad a eso, a la naturaleza de lo que es Rock al Parque: un festival incluyente, diverso, que le apuesta a la diferencia. Trabajamos para que el festival esté en permanente diálogo con todo lo que está pasado con el continente latinoamericano en cuanto a música se refiere. Yo he programado 2014, 2015, 1016, 1017 y ya estamos preparando la edición 2018”.

La programación de Rock al Parque está compuesta por veinte o veinticinco bandas locales, de Bogotá, que participan de una convocatoria para luego ser seleccionados por un jurado, mediante una audición; invitados nacionales e internacionales que se escogen por proceso de curaduría.

“En un año recibimos entre 150 y 300 propuestas de Latinoamérica para ser consideradas. Yo trato de hacer un balance: cosas internacionales que la gente conoce, grupos internacionales que no son tan conocidos y queremos que la gente conozca, les damos cabida a las bandas más emergentes o independientes latinoamericanas que han venido haciendo un trabajo juicioso de promocionarse por su propia cuenta. Lo que siempre queremos es que los invitados internacionales nos ayuden a sumar convocatoria, público, para que, a la vez, ese público pueda ver a las bandas más chicas, distristales o nacionales. Lo que se busca es que haya un fogueo para todos estos nuevos talentos, estas bandas que están emergiendo ahora”, concluye.

Chucky García será uno de los participantes de la mesa de debate “Grandes Festivales de Música: Identidad, programación, experiencia”, el domingo 8 de octubre, en el Centro Cultural de la Ciencia.