¿Por qué tenés que visitar "Obras maestras del Renacimiento al Romanticismo"?
¿Por qué tenés que visitar "Obras maestras del Renacimiento al Romanticismo"?

¿Por qué tenés que visitar "Obras maestras del Renacimiento al Romanticismo"?

La muestra incluye piezas de Leonardo da Vinci, Rafael, Tiziano, Murillo, Goya, Vasari, entre muchos otros; llegan por primera vez desde Hungría al Museo Nacional de Bellas Artes
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Por primera vez en la Argentina, se inauguró una muestra con 58 piezas del siglo XV al XIX, llegadas del Museo de Bellas Artes-Galería Nacional de Hungría. Este extenso periodo histórico-artístico está representado por algunos de los más famosos artistas, como Leonardo da Vinci, Rubens, Goya, Lorenzo Lotto, Tiziano, Giorgio Vasari, Peter Paul Rubens, Anton van Dyck, Pieter Claesz, Károly Ferenczy y Sándor Bortnyik. Estos nombres propios completan el corpus que da nombre a la exposición: “Obras maestras del Renacimiento al Romanticismo”. Se puede visitar hasta el 29 de julio de 2018 en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).

Si bien estas piezas se presentaron en Londres, París y Madrid, no se trata de una muestra itinerante, sino de un pedido exclusivo del MNBA al Museo de Hungría. La curaduría, a cargo de Florencia Galesio y Ángel Navarro, investigadores del Museo Nacional de Bellas Artes, aborda un recorrido a través de aquella colección de Budapest, con la intención de crear un diálogo especial con el acervo patrimonial que yace en el Museo argentino.

El punto de partida comienza con el Renacimiento, cuando artistas y pensadores del siglo XV vuelven su mirada a aquel pasado glorioso que supuso la época de los griegos y romanos antiguos. A partir de allí, hay un renacer de aquella cultura clásica que privilegiaba –en las actividades plásticas– la armonía y perfección de las partes y la composición. En este periodo, las pinturas comienzan a verse como una suerte de “ventana al mundo”. Este Renacimiento italiano está representado por los óleos de Lorenzo Lotto, Tiziano y Giorgio Vasari, y por una escultura de Leonardo da Vinci; mientras que, como parte del Renacimiento flamenco, se destaca el lienzo de Lucas Cranach, Cristo y la Virgen intercediendo por los hombres ante Dios Padre, entre otras composiciones.

Por supuesto, la obra más fotografiada por los visitantes es la escultura Guerrero a caballo (1500-1550), atribuida al polifacético Leonardo da Vinci, realizada en bronce con pátina verde artificial. “Da Vinci realizó estudios de caballos en diferentes posturas y movimientos, tantos dibujos preparatorios como modelos en arcilla, para trasladarlos a monumentos de gran tamaño o pinturas murales, que nunca llegó concluir. En estas obras, representó caballos en corveta, con las patas delanteras levantadas, en algunos casos sin jinete”, explican los curadores. Es cierto que toda atribución es polémica, pero se dice que en el caso de Guerrero a caballo, la postura del animal fue una de las hipótesis que se abordó para adjudicar el trabajo a Leonardo. Aunque según estudios recientes, “la fundición en bronce parece corresponder a las primeras décadas del siglo XVI, poco después de la muerte del artista”. Aprendiz del pintor florentino Verrocchio, Leonardo supo hacerse un gran lugar en la historia del arte occidental. Su retrato La Gioconda (1503-1519), en París, continúa siendo una de las piezas más emblemáticas y misteriosas de su producción, y quizá la más famosa a nivel mundial. Lo que más llama la atención de este artista insoslayable del Renacimiento es su increíble capacidad de imaginar y crear a través de distintas disciplinas.

Otra de las joyas de la muestra es la obra Las bodas de Caná (1566), del artista italiano Giorgio Vasari (1511-1574). Vasari, en 1566, había llegado a Perugia para supervisar la instalación de sus pinturas en la abadía de San Pietro, donde en el comedor de los monjes se representaban encuentros gastronómicos narrados en distintos episodios bíblicos. Entre ellos, las bodas de Caná. En este óleo sobre tabla de pequeño formato, Vasari representa uno de los primeros milagros de Jesús: en aquella boda realizada en Caná, Galilea, transformó el agua de las vasijas en vino. El artista reprodujo esa misma escena con su estilo manierista –un estilo artístico del siglo XVI muy bien logrado por Miguel Ángel–, donde se observan las figuras amontonadas, el espacio angosto y los colores brillantes. Giorgio Vasari no solo se destacó como pintor –entre sus obras, los impresionantes frescos de la cúpula de la Catedral de Santa María del Fiore, en Florencia, construida por Brunelleschi–, sino también como un gran escritor y humanista, cuyo libro Vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos, publicado en 1550, le valió el reconocimiento como el primer historiador del arte.

Por su parte, el norte de Europa no escapó de la influencia del Renacimiento italiano. Alemania fue una de las regiones que atravesó aquellas transformaciones culturales de la mano de artistas como Alberto Durero, Albrecht Altdorfer y Lucas Cranach el Viejo, quienes utilizaron las pautas artísticas del momento como la perspectiva, para recrear las tres dimensiones del espacio. Praga fue también un importante centro cultural que aportó a las artes y letras de la época. Una de las novedades en la exposición tiene que ver con dos retratos del pintor alemán Cranach el Viejo, en los cuales se representan dos parejas –un hombre mayor con una joven mujer y viceversa– para denunciar lo que el artista consideraba como dos pecados capitales: lujuria y codicia. Se expone, entonces, una crítica social sobre el uso del dinero y las apariencias que, según cuenta la curadora Florencia Galesio, están en medio de una supuesta relación amorosa. Estas dos pinturas están cargadas de una gran ironía y permiten ver una manera muy fina de trabajar el óleo, que ya a fines del siglo XV y principios del XVI, se advierte la maestría para representar elementos de distintas texturas y perspectivas entre demás cuestiones.

Con respecto al arte barroco en el siglo XVII –hay quienes dicen que nació a partir de la música, de la mano de Monteverdi con su obra Orfeo, favola in musica– el MNBA presenta a Peter Paul Rubens, Anton van Dyck y Pieter Claesz, en el caso de Flandes y Holanda; Giovanni Battista Tiepolo y Annibale Carracci, en el de Italia, y Bartolomé Esteban Murillo y Francisco de Zurbarán, en el de España. En este periodo del arte hay una clara distinción en las formas y estéticas de producir imágenes en relación con el Renacimiento. El Barroco representó una práctica más ornamentada sumado al rol importante que jugaron los claroscuros, sobre todo a partir de las obras del maestro y pintor maldito, Caravaggio.

Para terminar el recorrido de “Obras maestras del Renacimiento al Romanticismo”, un buen ejemplo de ello es la obra del siglo XIX que se expone de Goya. El famoso pintor español profundizó las bases de lo que se conoce como Romanticismo, ese movimiento cultural que surgió para revalorizar la expresión de la subjetividad y de los sentimientos, y así superar lo racional de la etapa neoclasicista anterior. Las obras Escena de guerra (1808-1812) y Escena de guerra (posterior a 1808) son dos variantes de una misma representación. Estas dos obras aportan nuevas claves para su comprensión: trabajo que el MNBA y el Museo de Hungría abordarán a través de un convenio que involucra a distintos especialistas. En cuanto a su temática, se trata de fusilamientos anónimos para evidenciar que las mayores víctimas de ese tipo de enfrentamientos son siempre los hijos del pueblo. Se trata de una producción donde Goya denunció la barbarie de los conflictos bélicos, su crueldad y sinsentido.

Museo de Bellas Artes-Galería Nacional de Hungría

Fundado a fines del siglo XIX, este Museo alberga un importante patrimonio de perfil internacional de pintura antigua y moderna, papel y escultura. En tanto, la Galería Nacional de Hungría, dedicada exclusivamente al arte del país, data de 1802, pero recién en 1957 se estableció de forma oficial como museo nacional. Desde 1975, tiene su sede en el complejo del Palacio Real de Buda, donde se exhiben grandes obras de arte del medioevo al siglo XX.

En 2012, ambas colecciones se unificaron y se creó el Museo de Bellas Artes-Galería Nacional de Hungría, la institución más grande de ese país, con un acervo que abarca desde el arte egipcio hasta el contemporáneo. Esta nueva estructura institucional demandó una renovación de la sede del Museo de Bellas Artes, y desde su cierre por reformas parte de su colección comenzó a itinerar por instituciones de otros países: la Royal Academy of Arts de Londres, el Museo de Luxemburgo y el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.

Este año, finalizará su recorrido en Buenos Aires y en septiembre regresará a Budapest, donde ocupará su lugar en la nueva exhibición permanente del Museo.