Historias de elefantes
Historias de elefantes

Historias de elefantes

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Los elefantes habitan la tierra desde hace alrededor de ocho millones de años; cada cultura se vinculó con ellos de una manera diferente: los convirtieron en dioses, esclavos, objetos preciados y hasta en materia prima. Descubrí el universo de usos y significados alrededor de su figura colosal
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Con cuerpo humano y cabeza de elefante, Ganesha es una de las divinidades más veneradas. Hijo de los dioses Shiva y Parvati, es adorado en la India como un numen benevolente por excelencia, bienhechor, amable, dispensador de vida y fertilidad. Para los seguidores del budismo, su figura también es central, ya que lo consideran un bodhisattva, o sea, un ser que se encuentra en el camino de la iluminación, y que es parte del mito de la concepción de Buda.

La historia cuenta que la reina Maya de Kapilavastu soñó que el bodhisattva Prabhapala bajó del cielo con la forma de un elefante blanco y entró en ella. Ocho brahmanes (sabios sacerdotes) interpretaron el sueño y concluyeron: “Si la madre, en su sueño, ve / un elefante blanco que entra en su lado derecho, / [tendrá] un hijo, / [...] jefe de todo el mundo [Buda] / capaz de liberar a los seres humanos / del mar de la miseria y la pena”.
*Fuente: Abhinishkramana sutta (escrita por el monje Djanakuta a fines del siglo VI d. C.)


(Estatuilla en bronce de Ganesha. India, s. XIX. / Colección Museo Nacional de Arte Oriental).

Elefantes venerados

Las especialistas del Museo Nacional de Arte Oriental comentan que la elección de un dios con cabeza de elefante, como síntesis de todas esas bondades, señala un núcleo poderoso del símbolo del bien humano que el elefante encarna en India, y de allí ha sido transmitido a Occidente desde la Antigüedad.

“Todo lo que Occidente conoce sobre los elefantes proviene de los saberes de la India. El elefante asiático se puede encontrar en estado salvaje, pero hay mucha presencia del elefante como animal doméstico en India, Birmania y Sudeste asiático. Los asiáticos domesticaron a los elefantes 5000 años A.C., eso explica la centralidad cultural del elefante en la India. La familiaridad entre ellos es extraordinaria, incomparable con el vínculo de los elefantes con Europa”, cuentan José Emilio Burucúa y Nicolás Kwiatkowski, investigadores y autores del libro Historia natural y mítica de los elefantes (Ampersand, 2019). Allí, analizan e historizan la vida salvaje de los paquidermos y las manifestaciones culturales vinculadas con ellos.

Los reyes y emperadores asiáticos desde tiempos muy antiguos veneraban a los elefantes. Los hicieron protagonistas de celebraciones religiosas, los adornaron y rindieron culto en rituales, fueron fieles acompañantes en actos cortesanos donde su presencia era un sello de prestigio, y también, los convirtieron en guerreros.


(Divinidad hinduista sobre elefante. India, s. XVIII/XIX. Bronce / Colección del Museo Nacional de Arte Oriental).

La fiesta elefante

En la actualidad se celebra el Ganesh Chaturthi, un festival hindú que conmemora el nacimiento del dios. Dependiendo de la luna, la festividad tiene lugar entre el 20 de agosto y el 15 de septiembre del calendario gregoriano. El festival dura diez días y se festeja en toda la India, sobre todo en zonas del oeste y sur. En los hogares se colocan imágenes de arcilla de Ganesha, que son adoradas a la mañana y al atardecer por familiares y amigos con variadas ofrendas, recitaciones y cánticos. Al final, se realiza el “Ganesha Visarjan”: las imágenes son llevadas en procesión, con música y danzas hasta una fuente importante de agua, lago o estanque, donde se colocan las imágenes de arcilla para que se disuelvan en el agua. De este modo, despiden a Ganesha, que se lleva la mala fortuna hasta el próximo año.


(Ganesha sobre la rata y comitiva de dioses. India, s/f. Tela de Orissa. Algodón estampado. / Colección Museo Nacional de Arte Oriental).

Los europeos, sobre todo a partir de los registros de las expediciones a la India de Alejandro Magno, aprendieron tanto sobre la vida animal de los elefantes como del rol social que desempeñaban en el mundo asiático.

“Cuando los ejércitos de Alejandro se enfrentaron con los ejércitos de los reyes de la India analizaron y tomaron nota de cómo los elefantes se manejaban en los campos de batalla. Si seguimos viendo la historia, los romanos, los persas invadieron ciudades con ejércitos de elefantes, y a pesar de la caída de los imperios, la memoria del elefante no se perdió, se lo siguió representando, a veces de manera fantasiosa, en los relieves de mosaicos, en iglesias, en manuscritos”, señalan los investigadores.


(Hoja de un manuscrito persa junto a una pintura al agua sobre papel, que da cuenta del empleo de los elefantes para la guerra. /Colección Museo Nacional de Arte Oriental).

Te regalo un elefante

Burucúa y Kwiatkowski destacan que cuando los portugueses se convirtieron en actores políticos, fundamental en la India y el sudeste asiático, los elefantes se volvieron objetos preciados para regalar entre monarcas.

El rey Manuel de Portugal le regaló un elefante al Papa León X, en 1514, bautizado como Hanno. Luego de dos años el elefante murió y lo enterraron en el cortile del Belvedere, el gran patio del Vaticano. El Papa, que se había encariñado muchísimo con el animal, le pidió al gran pintor italiano Rafael que pintara un fresco en su honor y el Papa mismo le escribió un epitafio donde el elefante habla en primera persona: “En mi bruto pecho ellos [el pueblo romano] percibieron mis sentimientos humanos. / El destino envió mi residencia en el bendito Latium / […] Aquello que la naturaleza se robó / Rafael de Urbino con su arte ha restaurado.”, escribió el Papa.


(Hanno, el elefante que el rey Manuel de Portugal le regaló al Papa León X).

Otros destinos fueron aún más trágicos para los paquidermos. Tomados como entretenimiento, se organizaron cientos de expediciones al norte de África o regiones de Siria para capturar elefantes y llevarlos a los circos en tiempos de los romanos, cuando eran obligados a enfrentarse violentamente con otros animales. Siglos después, fueron llevados también a los principales circos modernos de Londres, París o Estados Unidos, donde eran entrenados a menudo con métodos crueles para hacer piruetas y ejercicios en paso de comedia.

“Si bien no se conoce la fecha exacta de extinción, la caza deportiva que hicieron los romanos en el norte de África y las capturas con fines circenses terminaron con dos subespecies de elefantes, los Loxodontae pharaoenses en Egipto y Etiopía, y los Elephas maximus asurus en Siria”, repasa Nicolás Kwiatkowski.


(Familia de elefantes adorando el árbol. Madera policromada / Colección del Museo Nacional de Arte Oriental).

Un trabajo de elefante

Los elefantes en Asia también fueron usados como trabajadores, tanto para el transporte de personas, carga de bienes o para arrastrar barcas a la costa de los ríos. Para su fortuna, desde 1972, por la Wildlife Protection Act, se prohibió en India la caza de elefantes. En 1960, la Prevention of Cruelty to Animals Act exigió censarlos. En 1994, la Corte Suprema de la India prohibió toda explotación de los elefantes en trabajos agrícolas o industriales. Sin embargo, el uso ceremonial y turístico de los animales aun continúa vigente.

Así como en su momento la captura con fines bélicos, laborales o para el entretenimiento contribuyeron a su extinción, en la actualidad la caza ilegal y el tráfico de marfil son los principales motivos de aniquilamiento. De una población, que en año 1900 alcanzaba los 13 millones de elefantes en el África subsahariana, hoy solo quedan unos 350 mil ejemplares de ese “bruto no bruto, animal admirable”, tal como la llaman los apasionados Burucúa y Kwiatkowski.

Si querés conocer más sobre las representaciones de elefantes en el arte asiático, visita la exhibición organizada por el Museo Nacional de Arte Oriental "El señor de las categorías creadas. Breve historia del elefante en Asia".