Dos obras de Goya y el juego de las diferencias
Dos obras de Goya y el juego de las diferencias

Dos obras de Goya y el juego de las diferencias

Respondiendo al hashtag del domingo, #diferenciasMW, en el último día de la Semana de los Museos (Museum Week) te contamos la historia de dos cuadros de Goya que parecen, pero no son iguales: uno pertenece al MNBA mientras el otro llegó de Hungría.
Otros artículos que te pueden interesar

Entre muchas de las piezas que se están presentando en el Museo Nacional de Bellas Artes, a través de la exposición “Obras maestras del Renacimiento al Romanticismo”, hay dos óleos sobre tela del artista español Francisco José de Goya y Lucientes (1746-1828). Ambas representan la misma escena, pero una forma parte del acervo del Museo argentino –Escena de guerra (1808-1812)–; y la otra, del Museo de Bellas Artes-Galería Nacional de Hungría –Escena de guerra (posterior a 1808)–.

Goya, unos de los artistas que profundizó las bases de lo que se conoce como Romanticismo –ese movimiento cultural en el que la subjetividad y los sentimientos eran lo más importante de la expresión, y no así lo racional que se había impuesto en la etapa neoclasicista anterior–, parece haber dejado una buena oportunidad para el estudio de expertos y amantes de su pintura.  

Escena de Guerra, Francisco José de Goya y Lucientes, 1808-1812. Forma parte de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes

Si bien ambas instituciones estudiarán estas obras en profundidad, mientras tanto, se podrían mencionar algunas pistas para comprender un poco más no solo la poética plástica del artista español, sino también su técnica utilizada en ese momento. Para comenzar, ya se sabe que se trata de dos variantes de una misma representación: realizada durante la contienda contra Napoleón, son fusilamientos anónimos que Goya pintó para evidenciar algunos de los horrores más crudos de la guerra. Allí, el artista expone que la mayor víctima de ese tipo de enfrentamientos es siempre el pueblo.

  • En esas producciones, donde Goya denunció la barbarie de los conflictos bélicos, su crueldad y sinsentido, una de las diferencias que se puede señalar en principio es el tamaño: la obra perteneciente al acervo del Bellas Artes de Buenos Aires es un poco más grande en cuanto a su base, pero un tanto más chica en altura. Por otro lado, un estudio con radiografías realizado por el Museo argentino permitió confirmar un tratamiento más espontáneo con una factura rápida y ágil de la pincelada de Goya que, en el caso de la pieza húngara, parece haber trabajado de un modo más cuidado y prolijo.
  • Además, en cuanto a los datos de la procedencia de ambas obras y cómo fue que llegaron a sus Museos respectivos, la curadora Florencia Galesio –del área de Investigación del Museo Nacional de Bellas Artes de Argentina– comentó que la pieza del acervo argentino puede rastrearse desde el siglo XIX; mientras que la otra, hacia 1912. “Hay mucho por investigar desde el punto de vista físico en las dos obras, estudio de pigmentos, rayos X, etc. Estos trabajos comenzarán, por parte de las dos instituciones –el Museo Nacional de Bellas Artes de Argentina y el Museo Bellas Artes-Galería Nacional de Hungría–, en el curso de este año”, comentó Galesio.

Desde el Museo argentino, agregaron: “Antes de colgar los cuadros gemelos en el Pabellón de exposiciones temporarias, investigadores y conservadores de ambos museos pudieron comparar las telas y examinaron la documentación de cada pieza. Este trabajo interdisciplinario fue una primera aproximación a una serie de estudios científicos que las instituciones continuarán realizando de manera conjunta para obtener datos concretos sobre la técnica original de Goya, y la materialidad de las pinturas y su modo de aplicación”.