Deportistas y artistas argentinos: la historia de atletas de la cultura
Deportistas y artistas argentinos: la historia de atletas de la cultura

Deportistas y artistas argentinos: la historia de atletas de la cultura

Conocé la vida de estos deportistas argentinos que respondieron al mismo tiempo el llamado de sus dos vocaciones: el arte y el deporte
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Julio Elías Musimessi, el arquero cantor

El chaqueño Julio Elías Musimessi debutó a los 16 años en Central Norte, el club de su ciudad natal, y a los 19 años comenzó su camino al estrellato en Newell's Old Boys. Luego de media década defendiendo el arco del equipo rosarino, sin rodilleras y con las medias bajas, como era su característica en el campo de juego, fue convocado para jugar en Boca Juniors.

Mientras se consagró como el mejor arquero de la década del ’50, también ejercía su pasión por el chamamé cantando en bares y peñas de la ciudad. Además, los domingos por la noche luego de los partidos, se hacía tiempo noche para su programa de radio, en el que invitaba a diversos jugadores a analizar la fecha de primera división, para terminar la emisión entonando entre todos las canciones populares del momento.

En honor a su club, grabó el  chamamé “Viva Boca”, que fue récord de ventas y marcó para siempre la idiosincrasia xeneize.

 
(Fuente: Pablo Lujanero para larefundacion.com)

Oscar Natalio, Ringo Bonavena

Oscar Natalio Bonavena afirmó que se hizo boxeador porque no sabía escribir poemas. Nació en Parque Patricios donde lo apodaron “Titi”, pero fue en sus peleas en Estados Unidos se convirtió en “Ringo”, en alusión al Beatle, Ringo Star.

Brilló en los años dorados del boxeo y hasta estuvo cerca de noquear al gran Mohamed Alí, en una noche de 79.1 puntos de rating. En paralelo, en la city porteña, se daba el gusto de andar de gira por los clubes dedicándose a una tarea que lo apasionaba: cantar.

La vida de Ringo oscilaba entre impredecibles knockouts y sus presentaciones entonando “Pio Pio”, uno de sus éxitos que grabó con su banda uruguaya, Los Shakers. En su corta vida, Ringo estuvo siempre arriba del ring y en la tapa de las revistas.

Pío Pío:

(Fuente: Diganme Ringo. Ezequiel Fernández Moores)

Guillermo, el gran Willy

A los 18 años, Guillermo Vilas ya era considerado el tenista número uno de la Argentina. Luego, la historia conocida: llegó a ser número dos del mundo, en la temporada 1977-1978, pero debió ser número uno, por un indefinido cálculo milimétrico del ranking de la ATP. El joven toro de las pampas, como lo apodó la prensa mundial, ganó en total 62 títulos individuales, y 53 de esos partidos, sobre polvo de ladrillo, los ganó de forma consecutiva, en 1977.

En 1989, Vilas juega su último partido en el circuito, y en 1990 graba su primer disco “Mil Nueve Noventa”, inspirado en el sonido acid house y presentado en el Estadio Obras en la Buenos Aires Ware House Party. En 1992 retoma su senda rockera y graba con su banda Dr. Silva.

Pero Guillermo había iniciado su camino en el mundo de las letras desde hacía ya tiempo. En los años ’70, publicó dos libros de poemas: “125” y “Cosecha de Cuatro”, además de su autobiografía: “Quién soy y cómo juego” (1981).

Entre sus amistades se destacaba Luis Alberto Spinetta. Fue él quien le musicalizó algunos de sus poemas, como “Children of the bells”, que aparece en el disco Only love can sustain (editado en 1979), que fue grabado por el Flaco en Estados Unidos con la ayuda de los contactos del tenista.

(Fuente: Página 12 / El País/ La Nación)

Germán Adrián Ramón, el Mono Burgos

Arquero y roquero, al Mono le hubiese gustado ser actor, aunque según él, “en una vida no se puede hacer todo”. Lo que sí hizo, en 1989, fue debutar en la primera de Ferrocarril Oeste y defender en 104 partidos el arco del verdolaga de Caballito. Sus buenas actuaciones lo llevaron a River Plate, equipo donde logró una seguidilla de felices victorias que por un tiempo lo hicieron dueño del arco de la selección argentina.

Paralelamente, mientras ganaba campeonatos y copas atajando con su particular visera, lanzó su carrera como cantante de rock, “Jaque al rey” (1999) y “Fasolera de Tribunas” (2000) fueron sus dos primeros discos.

En 1999 se fue a jugar a España. En esos momentos, fascinado por el rock, hasta dudó en continuar con el fútbol. Ya radicado en ese país, conformó la banda The Garb, con quienes grabó los discos “Líneas calientes” (2002) y Abismos” (2005). Actualmente es ayudante de Diego Simeone, técnico del Atlético de Madrid.

(Fuente: Osvaldo Alfredo Wehbe en puntal.com.ar)

Fernando Daniel Pandolfi, el rifle

A los 16 años, Pandolfi se compró su primera guitarra. Cuatro años más tarde, comenzaba en la primera división de Vélez Sarfield. Entre campeonato y campeonato, se hizo amigo de Tavo, mánager de Los Piojos, que también compartía su pasión por el fortín. Comenzó una amistad con él y con la banda. Fue fan de ellos y se dio el gusto de tocar con ellos en el mismo escenario.
(Foto: Esquina Rock)

En el año 2000, pasó Boca Juniors, pero su pasión por la música se mantuvo intacta. Estuvo a un nombre de ser parte del plantel que ganó le ganó la Intercontinental al Real Madrid. Cuando Bianchi le anunció que no viajaba a Japón lloró desconsoladamente.

Cumplió 28 años y anunció su retiro del fútbol. Se dedicó de lleno a su banda, Actitud Sospechosa, con quien grabó dos discos, luego conformó Mil Hormigas. Después pasó a la pantalla grande: protagonizó la película argentina “La despedida”, donde interpreta a un futbolista de un club amateur y actualmente es conductor de TV. ¿Futbolista, músico o actor? El se define como alguien que toca la guitarra. 

(Fotos: Guillermo Zanetto. Fuente: Francisco Figueroa en albordedeltiempo.com.ar/ La Nación)

Fernando Cavenaghi, el torito

Cavenaghi se formó en las inferiores de River Plate y debutó en 2001 en un amistoso con Estudiantes de La Plata. Con el tiempo se convirtió en uno de los máximo goleadores en la historia de club, con 112 gritos. En 2016, se retiró del fútbol profesional como ídolo, portando la camiseta del Millonario, tras volver al club en el peor momento de la historia de la institución de Núñez. También jugó en Rusia, Francia, España, Brasil y México. En su estadía por los diferentes países, incursionó en la pintura y en la música, y compartió sus aprendizajes, canciones, cuadros, anécdotas con su público en sus homenajes despedida.


(Foto: La Máquina Radio)

También creó una fundación, una marca de indumentaria y hasta escribió un cuento que compartió junto al escritor Sacheri en un recital de libros. En su cuento rememora la vida de los habitantes de General O’Brien, su pueblo natal, en Bragado.