En el Día del Documentalista recordamos a Raymundo Gleyzer, un artista incansable
En el Día del Documentalista recordamos a Raymundo Gleyzer, un artista incansable

En el Día del Documentalista recordamos a Raymundo Gleyzer, un artista incansable

Cine
Efemérides
Este día se creó en homenaje a Raymundo Gleyzer, secuestrado el 27 de mayo de 1976 durante la última dictadura militar argentina. Creador del grupo de Cine de la Base, Gleyzer continúa siendo figura clave del documentalismo militante en toda América Latina. Lo recordamos a 44 años de su desaparición.
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A 45 años de la desaparición del gran documentalista argentino, el 27 de mayo de 1976, la plataforma estrena versiones restauradas de "La tierra quema" y "México, la revolución congelada".

Hijo de Jacobo y Sara Aijemboin, fundadora del IFT (Idisher Folks Teater-Teatro Popular Judío), Raymundo Gleyzer nació en Buenos Aires el 25 de septiembre de 1941.

Raymundo estudió en la Escuela de Comercio N°3 Vieytes y estudió iddish por la tarde. Vivió con su madre y con su hermana Greta, siete años mayor. Ambos eran miembros de la Federación Juvenil Comunista. En el cine Lorraine y el Cine club Núcleo porteños se juntaban los cinéfilos a ver películas y discutir sobre cine. Allí conoció a la que años más tarde sería su compañera de vida, Juana Sapire. A los 20 años, Gleyzer abandona la carrera de Ciencias Económicas que cursaba en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y en 1964 se inscribe en la carrera de cine que se dictaba en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Forma parte de la Asociación de Cine Experimental.

Su maestro fue José Martínez Suárez y admiraba profundamente a Fernando Birri. Para ganarse la vida, trabajaba como fotógrafo de eventos sociales como casamientos y bar mitzvah.

Investigación y cine documental

Gleyzer trabajó luego como camarógrafo para los noticieros de canal 7 y canal 13, donde colaboró en la confección de un documental sobre la vida cotidiana en las Islas Malvinas.

Con Jorge Prelorán, documentalista etnográfico, realizaron Ocurrido en Hualfín, Ceramiqueros de Traslasierra y Quilino. Ya con tres películas en su haber (La tierra quema, Ocurrido en Hualfín y Nuestras Islas Malvinas), Gleyzer y Sapire emprendieron un viaje a Europa del Este junto a su cámara Bolex y su grabador de sonido Uher en la que Gleyzer sería corresponsal y Juana, su sonidista. Recorrieron Bulgaria, Yugoslavia y República Checa. Luego vendría Cuba, Grecia, Berlín, París, Londres, Nueva York y Ciudad de México, donde se llevó a cabo el rodaje de México, la revolución congelada. Dicha película fue censurada en nuestro país pero se realizaron algunas proyecciones privadas. Sin embargo, fue premiada en el Festival de Locarno, Manheim y Adelaida (Australia). Fue exhibida en los festivales de Cannes, Berlín, Venecia y Caracas.

Su hijo Diego Julián nació en febrero de 1972, seis meses después se produjo la masacre de Trelew. Ni olvido ni perdón sería el mediometraje que da cuenta de aquella fuga y la toma del aeropuerto. Luego comenzó el rodaje de Los traidores de forma clandestina por la coyuntura política. Me matan si no trabajo y si trabajo me matan es un comunicado-acción fílmica centrado en la huelga en una fábrica de San Justo donde los trabajadores denunciaban saturnismo (enfermedad provocada por plomo en la sangre).

 


Sudestada

 

Gleyzer era militante del Partido Comunista pero se sumaría al Partido Revolucionario de los Trabajadores, brazo político del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Cine de la Base

El grupo, conformado por Juana Sapire, Alvaro Melián, Nerio Barberis, Alberto Vales, Jorge Santa Marina y Gustavo Mc Lennan tenía como objetivo "colectivizar la inteligencia". Su obra más reconocida fue la película de ficción Los traidores, de 1973. La película narra la historia de Barrera, un sindicalista que pasa de defender los intereses de sus representados a transformarse en un ariete de la patronal. El film desafió los tabúes políticos de la época, fue exhibida en festivales internacionales, pero proyectada en condiciones de clandestinidad en sindicatos, fábricas, comedores y barrios humildes. Hoy es considerada una obra cumbre del cine político latinoamericano.

Raymundo y Juana Sapire

Por razones de trabajo, en 1976 Gleyzer realizó un viaje a Nueva York, pero como la filmación se demoraba decidió volver a la Argentina. Fue secuestrado el 27 de mayo de 1976 por la dictadura militar en la puerta del Sindicato Cinematográfico Argentino (SICA). Permanece desaparecido hasta hoy.

Gleyzer llegó a dirigir un total de catorce películas. Tras su desaparición, sus compañeros partieron al exilio para denunciar la situación de represión que se vivía en la Argentina, y en 1979 filmaron desde Perú La Triple A son las tres armas, un cortometraje con fragmentos de la "Carta abierta de un escritor a la Junta Militar", escrita por Rodolfo Walsh.

"Raymundo demuestra que cuando el estudio y el talento van acompañados de una ética inquebrantable y de una militancia insobornable, la cultura puede transformarse en una arma explosiva contra el poder. Y que eso siempre tiene un costo. Raymundo Gleyzer estuvo dispuesto a pagarlo hasta con la vida. Conocía el peligro que corría. Fue un militante y un combatiente. Uno de los mejores. De los que no se olvidan", Néstor Kohan en rebelion.org, 23/03/2007.



Raymundo y su hijo Diego

 

Compañero Raymundo

Entrevistamos a Cynthia Sabat, periodista y coautora, con Juana Sapire, de "Compañero Raymundo", editado por Sudestada (2017).

-Gleyzer es un emblema del cine documental en nuestro país, cómo surgió la idea de rendirle homenaje en este libro? ¿Cómo fue trabajar junto a Juana Sapire?

-Juana tenía la idea de plasmar sus memorias desde hacía varios años. Me contactó por redes sociales y nos hicimos amigas, y un día me dijo que la había convocado por primera vez la justicia argentina para dar su testimonio sobre la desaparición de Raymundo. Me dijo que viajaría desde Nueva York especialmente para esto, y que quería pedirme el favor de hospedarse en mi casa. Le dijo que sí, y la acompañé aquel día de 2010 a Comodoro Py. Después de ese hecho trascendental para ella, me comentó su idea de trabajar juntas en un libro. De a poco comenzamos a darle forma a la idea.

Presentamos el proyecto al INCAA pidiendo ayuda para solventar mi pasaje a Nueva York. Liliana Mazure (en aquel momento presidenta del INCAA) nos otorgó esa ayuda que fue el puntapié inicial. Pasé tres meses conviviendo con Juana y escribiendo juntas todos los días. Esto se volvió a repetir tres años más tarde. El trabajo fue muy intenso. El libro estuvo terminado en 2015, y fue publicado por el INCAA en su colección "Hasta la memoria siempre", junto a la obra completa restaurada de Raymundo.  

 

-Sos agente de prensa, trabajás con cineastas todo el tiempo, ¿cómo ves el panorama del documental en los últimos años en la Argentina y cómo crees se ve representado en el exterior?
 
-Creo que el documental argentino es de lo más rico del cine argentino. De hecho, es mucho más interesante que la ficción. Veo un estancamiento en la búsqueda de las ficciones a nivel narrativo, mientras que el documental siempre encuentra nuevas formas, especialmente en su cruce con otros géneros (con la ficción, el cine experimental, la danza, el videoclip, el teatro, etc). Noto una diversidad temática y estética muy interesante en los documentales, y especialmente mayor ambición y una fortaleza y lucidez grande en los directores, que buscan todas las maneras posibles de concretar sus proyectos con la mayor independencia. Esta calidad se ve reflejada en la atención que concentran los documentales argentinos en los festivales más prestigiosos del mundo.   
 
-¿Cuál es el legado que nos deja Gleyzer como documentalista y, sobre todo, como ser humano?
 
-Gleyzer nos dejó un legado enorme. Nos dejó sus películas, pero además nos dejó su historia de vida, que es la de un hombre común que se animó a hacer cosas extraordinarias, que es la de un hombre que era un gran compañero. Gleyzer tenía conciencia de que la vida de un hombre era menos que la causa que defendía, por eso nos dejó esa frase que dice "Nosotros no hacemos films para morir sino para vivir, para vivir mejor. Y si se nos va la vida en ello vendrán otros que continuarán". Creo que su figura sigue inspirando hoy, a 44 años de su secuestro, a cineastas no sólo en la Argentina sino en todo el mundo

 

 

Recursos

-En la web de Octubre TV podés ver todos sus documentales.

-En este link podés ver el documental de 2003 sobre Gleyzer realizado por Ernesto Ardito y Virna Molina