Nuevos hallazgos en las excavaciones subterráneas del Cabildo Nacional
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En una visita por el Museo del Cabildo, la historiadora Marissa Pineau reflexionó sobre los alcances de la esclavitud, el rol y la historia de los afro-descendientes en ArgentinaCómo era la escuela que funcionaba en el Cabildo
En su edificio -que hoy es estudiado y dibujado por estudiantes de todo el país- funcionó una de las primeras escuelas de la ciudad de Buenos AiresNéstor Oscar Zubeldía es antropólogo. Lleva 10 años como encargado del área de investigación de Museo Histórico del Cabildo y la Revolución de Mayo y, desde octubre de 2017, cuando el restaurante que ocupaba una parte del terreno y desde enero de 2013 no pagaba el alquiler fue desalojado, está al frente de una excavación que busca los restos culturales que pudieran esconderse ahí. Su objetivo principal es encontrar los antiguos muros del Cabildo de 1740. Desde hace 4 meses, Néstor se dedica a buscar entre tierra y escombros desde las 7 de la mañana hasta las 2 de la tarde.
“Primero pensamos dónde excavar y elegimos lo que se denomina el ‘rincón sur’, ya que todavía no sabemos si en el momento de la remodelación de 1940 se destruyeron hasta los mismos cimientos o no”, explica. Históricamente, en el ala sur del Cabildo se encontraba el calabozo de las mujeres, y se cree que el sector donde comenzó la excavación podría tratarse de un sector de residuos.
“Me encontré con muchos objetos culturales que tienen que ver con la América hispana, casi en los inicios entre la conquista, y con los aborígenes que trabajaban en el Cabildo. Aparentemente, por la cantidad de objetos que de cerámica, la mayoría es de origen guaraní”, dice Zubeldía.
Si estos objetos hubieran sido encontrados en otro contexto, pensaríamos que estamos en presencia de alguna zona indígena, pero como en este caso es arqueología urbana, se cree que se trata de aborígenes que trabajaban en la institución, o presos. También aparece mayólica europea, principalmente española: platos rotos, vasijas europeas rotas que las tiraban o descartaban. “Entendemos que esas vasijas eran utilizadas por cabildantes o funcionarios de la institución, no por el popular de la gente”, explica el especialista.
El trabajo del antropólogo es metódico y minucioso. Cada pieza encontrada se lava con agua y un cepillo de dientes, se deja secar al sol y luego es guardada en una bolsa de polietileno de baja densidad -símil Ziploc-. Además, Néstor anota dos coordenadas (Este y Norte) para registrar el punto exacto del hallazgo.
Zubeldía dice que quizás estemos ante un pozo de residuos, un depósito secundario o inclusive una caballeriza. Se ven unas baldosas del siglo XIX, y si se comprueba que este piso es de la remodelación del ingeniero Pedro Beonit -quien trabajó alrededor de 1879- ya que estas baldosas francesas ingresaron al país alrededor de 1850, permite pensar que lo de abajó no se tocó, y que es posible encontrar los muros de 1740.
“Lo llamativo de estos pisos es que terminan con ladrillos en forma de canto y, conversando con colegas, me contaron que habían encontrado un piso muy parecido en la casa de Rosas, que aparentemente era un lugar de caballerizas. Usaban este tipo de piso para que el caballo coma elevado, por eso el ladrillo de canto. Pero debo seguir hacia el sur para dictaminar si esto es así o no”, agrega.
Para Zubeldía, se necesita muchísima pasión para ser antropólogo y su objetivo principal es enseñar a través de sus exvacaciones: “Que se sepa que la Ciudad de Buenos Aires tiene arqueología y que la gente la pueda conocer y esté al alcance de la mano de todos”. La gran cantidad de piezas halladas tan cercanas de la superficie hace suponer que este es sólo el comienzo de la búsqueda y nadie sabe qué otros secretos podrán aparecer.
De construcciones y remodelaciones
El Cabildo de la Ciudad de Buenos Aires ha sido objeto a lo largo de su vida de innumerables refacciones, reconstrucciones y restauraciones. Su terreno fue entregado por Juan de Garay en 1580, aunque recién en 1607 comenzaron las obras. En 1649, colocaron un balcón frente a la plaza y se levantaron dos torres en cada uno de sus extremos, que debieron demolerse en 1698. Años después, hacia 1725, todo el conjunto fue demolido por su deterioro.
Ese mismo año, el arquitecto jesuita Andrés Blanqui inició obras: le dio forma de una L con su frente principal sobre la plaza y la fachada lateral sobre la Calle Victoria, actual Hipólito Yrigoyen. Por detrás, un gran patio en el que con los años se harían diversas construcciones.
Para 1812 se le hicieron grandes reformas: sacaron la cárcel y transformaron la planta baja en Tribunal de Apelaciones. En 1822, la institución fue disuelta y el Cabildo pasó a albergar escribanías y oficinas tribunalicias quedando sólo la vieja cárcel de hombres en el fondo.
En 1879, se decidió una remodelación total del edificio, en concordancia con la Generación del Ochenta, y el edificio pasó a ser usado sólo por los Tribunales de Justicia. El encargado de la obra fue Pedro Benoit, que lo modificó profundamente y construyó oficinas en los patios posteriores. El edificio colonial quedó sólo en el recuerdo, para, en 1889 a causa de la apertura de la Avenida de Mayo, ser demolido parte de las galerías del lado norte junto con su alta torre. Entre 1928 y 1930, el lado sur y toda la fachada lateral sufieron el mismo destino, por motivo de la apertura de Diagonal Sur.
Entre 1939 y 1940, fue restaurado guardando las formas del edificio de 1810, aunque reducido en sus arcos y la parte posterior fue construida en 1960. En 1978, se demolieron las cuatro casas antiguas construidas sobre Hipólito Yrigoyen y ese terreno vacío se transformó en la plaza que actualmente vemos.
Excavaciones anteriores
En 1991 y 1992, se realizaron excavaciones en el patio a cargo del Dr. Daniel Schavelzón quien, basado en planos de 1936 logró ubicar una cisterna circular de 5 metros de profundidad y tres túneles posiblemente de origen jesuítico. Sus trabajos también ocuparon todos los terrenos de las casas antiguas que se habían demolido en 1978, encontrándose con estructuras subterráneas, entre ellas, cisternas, pozos ciegos, y abundante material cultural.
En 2001 y 2002, se remodeló el patio y se realizó otra excavación dirigida también por el Dr. Schávelzon, en conjunto con el arqueólogo Xavier Perussich, quien realizó un exhaustivo trabajo a fin de salvaguardar todo el patrimonio arqueológico que se pudiera rescatar. Establece que las estructuras y túneles del cabildo corresponden a diferentes construcciones, que es difícil asignarles algún tipo de temporalidad puesto que no son necesariamente contemporáneos.
En abril del 2010 se realizó un estudio preliminar de las condiciones de conservación de dichas estructuras, para su posterior puesta en valor; en ese momento se puso en valor la cisterna junto con sus túneles aledaños, al colocar en su interior una cámara Domo, que es controlada desde la superficie, y es apreciada a través de visitas guiadas.
La búsqueda en números
- 3 excavaciones en 26 años
- 60 centímetros de profundidad
- 287 objetos culturales encontrados