Dámaso Arce: el maestro secreto

¿Quién fue Dámaso Arce?

Inmigrante leonés, platero, filósofo, coleccionista y docente, nació en 1874 y a los trece años viajó a la Argentina, donde murió en 1942. Fue un artista autodidacta que unió su pasión por la orfebrería con su interés por la historia, la etnografía y la paleontología. 

Se diferenció de los lineamientos tradicionales de la orfebrería rioplatense (donde predomina la sencillez) y de la orfebrería pampeana (de gran ornamentación): Arce prefirió los diseños que incluyen un recargado conjunto de personajes y figuras que aún hoy son definidos como “el estilo propio de Olavarría”.

“Todos los cinceladores graban sus figuras hundiendo el metal, o ahuecándolo con el cincel. Yo, por el contrario, donde golpeo saco la forma. Es como si ustedes golpearan un clavo para meterlo en la pared y el clavo, en vez de penetrar, se fuera saliendo”, dijo una vez el artista en una entrevista para el diario Crítica (1935).

Y esa forma que aparece, además, crea una historia, una figura, un misterio que se va develando con la mano del creador, cuya técnica —según los expertos— despierta originalidad y admiración. Pero, ¿de qué se trata ese peculiar cincelado? ¿Cuáles son las huellas que dejó este artista nacido en España en la historia del arte de nuestro país?

La muestra

Para acercarse un poco más hacia esa enigmática producción del artista, el Museo Histórico Nacional inauguró la muestra Dámaso Arce: el maestro secreto, en la que expone cuatro jarrones con un notable trabajo de orfebrería en plata y chapa pertenecientes al Museo Municipal Dámaso Arce de Olavarría. A su vez, en diálogo con los jarrones de Arce, se exhiben obras de platería rioplatense del acervo del Museo Histórico Nacional.

Ese diálogo, indudablemente, está puesto sobre la materialidad, la plata, y la técnica orfebre con ciertos rasgos estilísticos que la hacen propia de nuestra región. Por ejemplo, de la colección del Museo Histórica Nacional se exhiben una aceitera y un yesquero que alguna vez usó José de San Martín; espuelas labradas de Justo José  de Urquiza, con inscripciones, iniciales y representaciones como laureles y el gorro frigio; un miguero que perteneció a Manuel Quintana; el cuchillo de caza de Juan Manuel de Rosas; y una caja para cigarrillos de Juan Martín de Pueyrredón. 

Los jarrones de Arce, por su parte, no solo representan la técnica, la temática y la historia de la platería rioplatense, sino también el espíritu polifacético del autor.

Fernanda Gallardo, coordinadora del Museo Dámaso Arce de Olavarría, y Cecilia Miotti, coordinadora del Área de Educación del museo, nos cuentan más sobre la vida y obra de este creador que dejó un legado significativo en la práctica orfebre rioplatense. 

-¿Cuál es la particularidad de su producción artística y el legado que dejó en la historia del arte argentino? La característica fundamental consiste en que, si bien sus labrados se asemejan a formas corpóreas similares a las obtenidas en la escultura en piedra, el revelado obtenido por Arce tiene como soporte una plancha metálica de escaso grosor. Para ello utiliza cinceles de tal forma que le permiten modelar formas armónicas que insinúan redondeces y pasajes sutiles de planos diferentes que recuerdan las síntesis escultóricas de los artistas modernos. Asimismo, el “horror al vacío” que caracteriza sus obras pone de manifiesto su estrecha vinculación con la estética ecléctica finisecular, que reúne tradiciones y estilos anteriores con un nuevo y complejo orden, y nueva armonía.

-¿Creés que la orfebrería es un arte ya perdido? ¿Cuál es su estado en la práctica artística del país? En el caso de Olavarría, es una tradición que data de finales del siglo XIX. El carácter distintivo de la orfebrería olavarriense radica, en primera instancia, en su origen: el sentido utilitario de la idiosincrasia criolla fusiona los saberes de las técnicas europeas junto con la creatividad local que las transforma y las vuelve propias. 

En 1978 se creó la Escuela Municipal de Orfebrería y Artes Tradicionales de Olavarría, con el objetivo de perpetuar esta artesanía tan peculiar dentro del panorama general de la platería. Con esto, Olavarría se consolidó como pionera en la institucionalización de la orfebrería a nivel nacional. Por más de cuarenta años la escuela viene enseñando el estilo olavarriense sin secretos, pues el peculiar cincelado sólo puede perdurar si es transmitido a las nuevas generaciones socializando abiertamente las técnicas desarrolladas por Dámaso Arce y sus discípulos. 

-¿De qué se tratan los jarrones que se exhiben en el Museo Histórico Nacional? Dado que estas piezas no las produjo con intereses comerciales, ni por encargo, pudo expresar en ellas su estilo y creatividad en plenitud. Sus diseños incluyen un conjunto heterogéneo de personajes y figuras que aún hoy se definen como el estilo propio de Olavarría.

Las obras

"La evolución de la vida"

Su obra insignia, concebida entre 1925 y 1932, relata su concepción de la creación del mundo y la historia de sus principales moradores. 

Todo el conjunto se apoya sobre una semiesfera que representa a nuestro planeta en formación. Está realizado en chapa de plata de un milímetro de espesor, con un diseño basado en tres conos truncados superpuestos. Está cincelado con gran riqueza de detalles y una armoniosa composición.

Comienza con los animales unicelulares y sigue con los grandes animales antediluvianos que ocuparon la tierra. En el segundo cono, según la teoría de Charles Darwin, aparece la figura del mono que en sus sucesivas posturas va mostrando la adaptación y la verticalidad, paralelas a la adquisición del pensamiento y las emociones.

Las culturas, desde los siglos anteriores a Cristo, aparecen a través de sus símbolos y personalidades: sabios, artistas, estadistas, escritores. Podemos ver a Leonardo y a Dante, a San Martín, a Cervantes, entre otros.

Sobre la placa de plata de un milímetro, durante casi ocho años de trabajo, se plasmó una concepción amplia, abarcadora de saberes y artísticamente ambiciosa. La técnica personal del cincelado, sin repujar, sacando extraordinarios volúmenes hacia afuera, es decir, sobre el volumen primitivo de la chapa, hace que los personajes y ornamentos aparezcan casi como esculturas.

Jarrón “Filosofía de la vida” o “El camino del bien y del mal”

Fue su primera obra sin fines comerciales. Con ella comienza la serie de jarrones con motivos de la vida del hombre sobre la tierra, la lucha de los pueblos por ordenar políticamente su país, por mejorar la educación y la salud, etc. Siempre, en cualquiera de estos temas, resalta nuestras costumbres, o separa el bien del mal como en este jarrón.

No emplea en esta una técnica grandilocuente de figuras tratadas a grandes planos. Lo limita al tema de su título: “Filosofía de la vida”, como si fuera la urdimbre de un poncho donde graba la vida y costumbre de su dueño por el camino del bien o del mal. La composición y realización son marcadamente diferentes a sus trabajos posteriores, a tal punto que parece realizado por otro orfebre.

“Jarrón de los Presidentes”

Describe los hitos de la historia argentina en el periodo comprendido entre la Primera Junta de Gobierno y la presidencia del general Agustín P. Justo (1932-1938). A partir del recorrido que hacen las figuras de este jarrón, se pueden profundizar los pequeños y grandes avatares de nuestros problemas institucionales, económicos y políticos. 

Es destacable tanto la forma de conservar el volumen obtenido por su técnica y el modelado en grandes planos, como el preciosismo plateresco que rodea los personajes. No hay un lugar sin cubrir desde el gran escudo nacional, cubierto por laureles, olivo y cintas de mohair, como los pequeños espacios que quedan entre busto y busto. Es sin duda una obra de gran valor artístico.

“Jarrón Martín Fierro”

Trabajado en una chapa de hierro de un milímetro de espesor, el jarrón está inspirado en la reconocida obra literaria de José Hernández, y narra los avatares del gaucho Martín Fierro.

Trabajó la pieza con cinceles de diecinueve milímetros que golpeaba con martillos de doscientos gramos para labrar relieves muy pronunciados en la gruesa plancha de metal, y así proyectar un singular juego de claroscuros.