La Biblioteca de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo fue donada a la Biblioteca Nacional Mariano Moreno
La Biblioteca de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo fue donada a la Biblioteca Nacional Mariano Moreno

La Biblioteca de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo fue donada a la Biblioteca Nacional Mariano Moreno

Se trata de 17.000 ejemplares que ahora formaran parte del patrimonio nacional
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Una biblioteca es una autobiografía. Cada lector construye y se construye a través de su colección de libros, organizada según áreas de interés, caprichos y sueños individuales. Esta biografía no solo se escribe por medio de todas las lecturas realizadas, sino también por anotaciones, dedicatorias, comentarios al margen y tantas otras huellas singulares.

Especialistas de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno –dirigidos por Laura Rosato y Germán Álvarez– se embarcarán en la tarea titánica de reconstruir aquellas vidas de papel de dos grandes de la literatura nacional: los escritores argentinos Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo. Se trata de 17.000 ejemplares que permanecieron durante casi dos décadas en 10 lotes de 33 cajas cada uno. Este martes 19 de septiembre se realizó la firma de compra-venta y posterior donación a la Biblioteca Nacional Mariano Moreno para que formen parte de su acervo permanente.

“La biblioteca de Bioy Casares y Ocampo representa algo muy precioso en nuestra historia: la inteligencia de estas dos personas, lectores por excelencia que supieron coleccionar libros que a su vez incorporan los fantasmas de otros lectores. Entre ellos, su amigo Jorge Luis Borges, con quien colaboraron y escribieron. Esta biblioteca conserva sus proyectos en los libros, notas y papeles sueltos. Y hay otros fantasmas: los antepasado de Bioy, tan vinculados con el campo argentino. Si bien hay una gran importancia literaria, hay otras áreas de interés; también la influencia de las hermanas Ocampo, sus libros que leyeron en distintas lenguas. Es algo muy importante para futuras investigación porque permiten ver cómo se formó esa generación que dio, por ejemplo, la revista Sur y las obras de Bioy Casares, Ocampo y Borges”, destacó Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional.

Y agregó: “Este es un gran aporte no solo para todos nosotros, sino también para los lectores y generaciones que todavía no han nacido. Entre tanto, tenemos que presevar, conservar, catalogar en la Biblioteca Nacional para todos ellos, con quienes tenemos un deber de herencia intelectual esencial”.

Rosato y Álvarez destacaron que la biblioteca donada posee libros de juventud de Bioy Casares y Ocampo: libros infantiles en inglés y francés, coloreados y firmados por las jóvenes hermanas Victoria y Silvina Ocampo; ejemplares y revistas de las vanguardias artísticas europeas, guías de viaje y enciclopedias. La biblioteca de Adolfo Bioy Casares, por su parte, posee un importante conjunto de literatura española e hispanoamericana, poesía, diarios, novelas, literatura universal contemporánea y antologías.

Entre las cajas se encontraron también varias primeras ediciones de Borges: entre las más valiosas se cuentan dos ejemplares de Fervor de Buenos Aires (1923) dedicados uno a Silvina Ocampo; y otro, a Adolfo Bioy Casares; y el ejemplar de Anales de Buenos Aires con la primera edición de El Zahir, con correcciones manuscritas del autor. También, hay primeras ediciones dedicadas por grandes personalidades de la cultura nacional e internacional, corregidas o descatalogadas. Hay dedicatorias de Gabriel García Márquez, Alejandra Pizarnik, Norah Lange, Oliverio Girondo y otros.

“Esta biblioteca probablemente se hubiera perdido. Forma parte del paisaje que rodeaba a Bioy Casares y a Silvina Ocampo. Gracias a esta donación, vamos a poder entrar en la biblioteca de escritores de esa talla y reconstruir sus lecturas, las relaciones con los libros y los mundos que los construyeron a ellos, ya que la construcción de esta biblioteca es la formación de lectores muy especiales. Desde que la idea de la donación comenzó a tomar forma, estábamos preocupados de que no se perdiera este acervo de la literatura. Queremos que la Biblioteca Nacional sea la mayor fábrica de lectores del país, y esta donación es un paso enorme en esa dirección”, dijo el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, sobre la donación.

Los libros, para todos

Con la creación del Centro de Estudios y Documentación  Jorge Luis Borges, en el antiguo edificio de la Biblioteca Nacional de la calle México, se dará comienzo a la investigación, catalogación, conservación y puesta en valor de los ejemplares de esta biblioteca invaluable, la cual será el núcleo fundador de una colección que, día a día, comenzará a crecer. Y es que “una biblioteca nacional, como identidad de todos sus usuarios y también de los que no leen, tienen que tener una representación de todos los documentos que concierne a los ciudadanos de la Argentina y más allá de sus fronteras, para que todos puedan usarlo”, aclaró Manguel.

Ernesto Montequin, el albacea de Bioy Casares y Ocampo, compartió: “Es una biblioteca única, una superposición de bibliotecas. La biblioteca de los padres de Bioy se suma a la del autor de La invención de Morel, a la de Silvina Ocampo y a la Jorge Luis Borges. No solo son libros leídos, sino vividos: están sus marcas. A partir de ahora, empieza una época fascinante por las anotaciones, los apuntes, los juegos de palabras que hacían entre ellos, toda la investigación que va a poner en valor este gran acervo bibliográfico”.

Laura Rosato, una de las investigadoras de la Biblioteca Nacional, concluyó: “Desde 2012 que estamos trabajando en esta donación y logramos la articulación entre entidades privadas, particulares y el Estado. Desde principios del siglo XX que no sucedía una gran donación como esta. Es una buena forma de demostrar que los libros no se vayan a bibliotecas del exterior. Ojalá sea una semilla que germine y enriquezca el patrimonio cultural”.

Los donantes

Quienes participaron de esta importante donación bibliográfica y patrimonial son: Ricardo Torres y Sandra Sakai; Banco Galicia, Anna y Marina Gancia, Banco Hipotecario, Eduardo y Mariana Elsztain; Fundación Bunge y Born; Marcela Zinn, Fundación Páremai Fractal, Alejandro Stengel y María Cecilia Bullrich, y José María Malbrán.