Wolfgang Amadeus Mozart: a 229 años de su muerte
Wolfgang Amadeus Mozart: a 229 años de su muerte

Wolfgang Amadeus Mozart: a 229 años de su muerte

Música
El 5 de diciembre de 1791 fallecía el compositor y pianista austríaco Wolfgang Amadeus Mozart, considerado uno de los mayores genios en la historia de la música. Directores y coreutas de los coros nacionales nos cuentan qué significa la música de Mozart en sus vidas y en su vocación.

Wolfgang Amadeus Mozart nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo, Austria. La muerte lo sorprendió en Viena, el 5 de diciembre de 1791, a los 35 años, mientras componía su Réquiem, que quedó inconcluso.

Nacido en medio de una familia de músicos, a los cinco años ya ejecutaba el violín, el teclado y había compuesto sus primeras obras. Durante su adolescencia trabajó como intérprete y profesor hasta que, a los diecisiete años, fue contratado como músico y compositor en la corte de Salzburgo, por el emperador del Sacro Imperio, José II de Habsburgo.

A lo largo de su corta vida compuso más de 600 piezas musicales entre óperas, misas, sinfonías, arias y composiciones para piano, obras maestras de la música sinfónica, concertante, de cámara, para fortepiano, operística y coral.

Sus cuatro mejores óperas La Flauta Mágica, Don Giovanni, Cosi fan tutte y Las Bodas de Fígaro se encuentran entre las diez más representadas a nivel mundial.

Muchas historias se tejieron en torno a su muerte pero las causas nunca se confirmaron. Uno de los rumores señalaba que murió envenenado por el compositor Antonio Salieri. Esta creencia inspiró el poema de Alexandr Puskin, que tomó Rimski-Kórsakov para su ópera Mozart y Salieri. En tanto el escritor británico Peter Shaffer creó la obra de teatro Amadeus, llevada al cine por Milos Forman en 1984.


Imagen película Amadeus, 1984.

Directores y coreutas integrantes del Coro Polifónico Nacional, Coro Nacional de Jóvenes, Coro Nacional de Niños y Coro Polifónico Nacional de Ciegos comparten lo que representa Mozart en la escena musical mundial, a 229 años de su fallecimiento, qué significado tiene el compositor en sus  vidas y cuáles son sus obras predilectas.

Antonio Domenighini, Director del Coro Polifónico Nacional

“Mozart representa la introducción a la ópera, a la música clásica, a la alta coralidad, un punto de encuentro del que es imposible alejarse una vez adentro. En la vida de un coreuta es un pasaje obligado a la coralidad, desde sus nocturnos hasta su música sacra son piezas fundamentales todas ellas.

Elijo la Gran Misa en Do Menor porque tiene todo: grandes momentos orquestales, sublimes coros como el Kyrie inicial e imprescindibles momentos solísticos como el famoso Et incarnatus est para soprano solo”

Paula Mena, Soprano del Coro Polifónico Nacional

“Mozart representa la vigencia intacta de la verdadera música. Esa que, pase lo que pase, siempre trasciende y perdura de generación en generación. No solamente en la vida de un coreuta sino en la vida de un músico Mozart está presente desde el minuto uno. En mi caso tocando las fibras más profundas de mi ser, con sus maravillosas melodías, desde lo más sencillo hasta lo más virtuoso. Siempre Mozart se destaca, te sorprende, te envuelve, te relaja. Eso lo compruebo también a través de mis hijos. Sebastián, de 8 años, tiene parálisis cerebral, y noto su semblante, su relajación, y su atención, cuando escucha su música. Abigail de 18 años elige su música para estudiar.

Las obras que voy a elegir son muy especiales y claves en mi amor y elección con la música: Sinfonía N°40, porque fue la primera obra suya que escuché, Requiem porque fue la primera obra coral que canté y Las Bodas de Fígaro por ser la primera ópera que canté”.

Matías Tomasetto, Tenor del Coro Nacional de Jóvenes

“Mozart sigue vigente en las programaciones de los grandes organismos artísticos porque, a tantos años de su muerte, los/as músicos/as seguimos encontrando novedades y sorpresas que nos invitan a desplegar toda nuestra creatividad interpretativa. Los sinfónicos corales de Mozart representan un hito en el repertorio coral. Su obra coral fue interpretada por un sinnúmero de agrupaciones corales: coros enormes, coros de cámara, agrupaciones juveniles, coros de niños/as, etc. Las líneas musicales escritas para los cantantes están dotadas de una hermosa localidad, son muy oportunas para ser interpretadas por voces, lo que da testimonio de que Mozart conocía y apreciaba mucho el instrumento vocal. De hecho, creo que en las óperas y sinfónicos corales es donde el compositor realizó su aporte más revolucionario.

Recuerdo, con mucho cariño, la primera vez que canté la misa de Réquiem y como me vibraba todo el cuerpo al cantarlo”.

Marian Lucero, Soprano del Coro Nacional de Jóvenes

“En 35 años el compositor estrenó 41 sinfonías, 27 conciertos para piano y orquesta, numerosos conciertos para instrumentos de cuerda y de viento, decenas de sonatas para violín y cuartetos de cuerda, misas y 22 óperas, entre muchas otras obras. Y siempre le faltó dinero porque gastaba en diversiones. Sin dudas un maestro indiscutible, su música alegre pero también profundamente emocional. Para mi representa la perfección. Para un coreuta significa mucho. Hay muchas obras que compuso Mozart para coro, sobre todo sinfónicas corales. La música de Mozart expresa sentimientos, circunstancias, pensamientos o ideas. Así mismo un estímulo que afecta el campo perceptivo del individuo, pudiendo el flujo sonoro cumplir con varias funciones.

De todas las obras de Mozart elegiría el Requiem. En esta obra Mozart dejó todo, desde su capacidad de jugar con la música hasta transmitir sus sentimientos. Sentís cada palabra, cada melodía. Es un placer cantarla. Y la Gran misa en Do menor, para coro, solistas y orquesta. La elegiría porque le tengo un afecto especial, además de ser un placer cantarla, fue una de las primeras obras que canté como solista en el coro”.

María Isabel Sanz, Directora del Coro Nacional de Niños

“Mozart confirma, día a día, el genio musical que fue. Esa confirmación no sólo la dan los músicos que deciden interpretarlo sino el público que lo disfruta. Representa el triunfo de la excelencia. En la vida de un director coral es un gran desafío abordar Mozart, por la limpieza y claridad que hay que lograr con las voces del coro, como si fuesen instrumentos. Considero que la belleza de su música radica en la pureza y sobriedad.

Voy a elegir dos de sus obras. Pequeña Serenata Nocturna porque la escuché por primera vez interpretada por la Orquesta Banco Mayo, dirigida por Mario Benzecry y me quedó grabada por su alegría y melodía tan bonita. Y la otra es La flauta mágica porque participé de su preparación para una función inolvidable en la Masonería Argentina”.

Ludmila Kozel Caminoa, Mezzosoprano del Coro Nacional de Niños

“Para cada persona representa algo diferente aunque todos/as estemos de acuerdo en un punto: fue un compositor que nos dejó un increíble legado artístico para ser interpretado en cualquier lugar del mundo. Creo que por esto ha quedado en la memoria de muchísimas personas y ha vuelto a vivir cada vez que alguien "hace sonar" ese lenguaje universal que está plasmado en las partituras, y que puede llegar al corazón de quien lo escucha. En mi experiencia como coreuta, aún, no he tenido demasiado contacto con la obra de Wolfang Amadeus Mozart. No obstante, he leído algunas pequeñas arias y la sensación que me dejaron fue pureza, limpieza y claridad que creo que son aspectos presentes en su lenguaje. Cuando oigo Mozart, siento que todo encaja perfectamente, que todo está allí por algo y que reina el equilibrio.

Hay tantas obras bellísimas. Óperas, arias, sonatas, conciertos. Mi favorita es el Réquiem en re menor. La orquestación, el entrelazamiento de las voces, los solos, la variedad de carácter. Desde el primer día que lo escuché quedé maravillada por su belleza.  En lo personal siempre me gustó escuchar e interpretar música en tonalidades menores que dan mayor lugar a los pensamientos y a la meditación”.

Osvaldo Manzanelli, Director del Coro Polifónico Nacional de Ciegos

"La música nos bendice con su poder transformador, conectándonos con valores nobles y sublimes, para estar mejor, para ser mejor. Cuando Mozart ha arribado a mi vida pude sentir su fina y exquisita sensibilidad, su profundidad en la expresión de la Fe, en la genialidad de la sencillez y belleza de las cosas simples".

Anselmo Ferreyra, Jefe de Cuerdas del Coro Polifónico Nacional de Ciegos

“Niño prodigio, como bien se lo llama, produce admiración por sus obras desde edad temprana. El desarrollo melódico en sus obras, acompañado con esas armonías concordantes de acordes plenos, emocionan tanto al ejecutante como al oyente, despertando sensaciones que llegan hasta lo más profundo del ser.

Mozart significa emociones y sensaciones que alimentan la sensibilidad del intérprete. Toda su obra anima, al estudioso, al análisis armónico de sus composiciones. Mozart es un compositor clave para los cantantes por su profusa producción en obras líricas, tanto en la ópera como en el género sinfónico coral. Ineludible en el estudio de la música, por el lugar que ocupa en el desarrollo de este arte, a través de la historia de la música y por ser exponente cabal del período clásico. No imagino alguien que haya dedicado un tiempo considerable a la música coral que no haya cantado, al menos, un canon de Mozart.

Quiero mencionar su Misa de la Coronación en do mayor, por ser una de las primeras obras con orquesta que canté y la primera de Mozart, siendo un muchacho de 18 años. Felizmente pude volver a cantarla en el coro donde hoy trabajo. Aunque pasó tiempo ya, la recuerdo de memoria. De vez en cuando busco una grabación y la canto, en mi casa, a viva voz, no solo la parte de tenor, que es la que me toca, sino también la de algunos solistas, especialmente el Agnus Dei de la solista soprano, precioso, de verdad”.