Ballets Cuádricos en "El mundo entero es una Bauhaus"

Homenaje al “Ballet Triádico” de Oskar Schlemmer, a casi un siglo de su realización

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¿Qué es? 

Ballets cuádricos es una performance bailada inspirada en el “Ballet Triádico”, creado por el integrante de la Bauhaus, Oskar Schlemmer en 1922. Ideada y dirigida por Alejandro Ros y Pablo Schanton, con la composición musical del DJ Gustavo Lamas, vestuario de Julio Suarez y la participación de los bailarines Aymará Abramovich, Nicolás Bolívar, Soledad Gutiérrez y Carla Rímola. El vestuario es de Julio Suarez. 

¿Por qué ir?

Para disfrutar una manifestación artística y viva que refleja el espiritu de esta corriente basada, entre otras cosas, en el movimiento y el color. 

¿Cuándo y dónde?

Todos los Domingos de la muestra, de 15.30 a 18.30, presentaciones sorpresa en el Museo Nacional de Arte Decorativo, Av. del Libertador 1902, 1425 CABA. 
 
Entrada Libre y gratuita
 
 
Dijo Pablo Schanton
 
"Schlemmer definía al hombre como “un organismo de carne y sangre y un mecanismo de dimensión y proporción, a la vez”. Pero en los tiempos modernos, “la vida se ha mecanizado, debido a las máquinas y a la tecnología, tanto que nuestros sentidos reconocen que el hombre es una máquina y el cuerpo, un mecanismo” (escrito en su diario en septiembre de 1922). Por lo tanto, la danza según Schlemmer optará por subrayar esa mecanización, hasta abstraer el cuerpo humano a figura geométrica, siempre teniendo en cuenta las relaciones “planimétricas” y “esterométricas” del escenario. Más que de bailarines, hablará de “esculturas kinéticas”, de “arquitectura ambulante”. Veía al cuerpo humano geométricamente: la caja toráxica es un cuadrado; el cuello, los brazos y las piernas, cilindros; la cabeza, una esfera; la nariz, un triángulo y así. El hombre como un elemento más de la ingeniería de la coreografía, no ya haciendo de centro, dejará de lado cualquier idea de naturaleza libre, rito, fiesta: “… La danza, que es dionisíaca y completamente emocional en su origen, se convierte en apolínea en su forma final, un símbolo del equilibrio de los opuestos”.
 
Cuando Alejandro Ros, Gustavo Lamas y yo (integrantes los tres de un colectivo audiovisual, Agencia de Viajes) aceptamos la invitación a presentar una performance en la muestra El mundo entero es una Bauhaus, ofrecimos una versión (remix, le decimos) del Ballet Triádico. Sería “cuádrica”, más que Triádica: cuatro bailarines (o sólo dos, llevando alternadamente los cuatro trajes) desfilando por cuatro salones del museo. En principio nos costó dar con la música. No es una pieza cuya dinámica dependa de lo musical, precisamente, sino más bien del vestuario, como vimos. Pero igual, queríamos ponerle sonidos. Y no pudimos evitar la relación conceptual entre los diseños de Bauhaus y los temas de Kraftwerk. Qué mejor que los figurines de Schlemmer bailando (tratando de bailar, digamos) los ritmos robóticos de Kraftwerk, recorriendo esta exposición didáctica como fantasmas entre los paneles. Como zombis torpes que resucitan y vuelven a morir desde el momento en que el siglo XX quiso ponerse a la vanguardia de sí mismo. Como dibujando un desfile de moda extrema, donde se siga imaginando un cuerpo sin límites, unxs Humanxs utópicxs"