Un Salón Nacional diverso y federal
Un Salón Nacional diverso y federal

Un Salón Nacional diverso y federal

La curadora de la 109.° edición del Salón Nacional de Artes Visuales, Marcela López Sastre, explica en esta nota los ejes que atraviesan la exposición, que este año se puede ver en el Centro Cultural Kirchner y la Casa Nacional del Bicentenario.
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Son en total veintisiete las obras premiadas. Las tres mejores obras adquisición del conjunto de categorías integrarán la colección pública de arte del Palais de Glace – Palacio Nacional de las Artes.

Como casi todo en este contexto, el histórico Salón Nacional de Artes Visuales también está viviendo un proceso de autorreflexión y de apertura. Este año, con una inscripción récord de 2942 personas, la 109.° edición presenta 266 obras: 162 expuestas en Casa Nacional del Bicentenario y 104, en el Centro Cultural Kirchner.

Un jurado de premiación integrado por Diana Dowek, Daniel Fischer, María Amalia García, Marcela López Sastre y Diego Perrotta fue el encargado de la selección y de la premiación de veintisiete de las obras (tres mejores de cada una de las ocho categorías y tres mejores obras adquisición del conjunto de categorías), con montos que van desde los $60 mil a los $500 mil.


Premio adquisición a la segunda mejor obra del Salón Nacional de Artes Visuales: “Oriel” de Jorge Mónaco. Gentileza Palais de Glace.

El guion de la muestra dividida en dos espacios se hace cargo de la diversidad, como rasgo principal de las presentaciones, y de los debates que se originaron alrededor de esta nueva edición del Salón Nacional, que se realiza de manera ininterrumpida desde 1911.

Uno de los miembros del jurado, Marcela López Sastre, curadora y directora del Museo de Bellas Artes de Salta, tuvo la inmensa tarea de trazar el recorrido curatorial.

“A ambas muestras las atraviesan los tres grandes temas del Salón: el federalismo, la cuestión de género y el cupo, ya sea de género o federal. También la problemática de disciplinas versus prácticas artísticas está presente. Todo el guion va entrecruzando obras; no hay una división disciplinaria, sino que es un diálogo entre artistas que capaz no se conocen, pero que podemos ver cómo claramente conversan en sus producciones”.

Es que este año, a través de una encuesta opcional, se pudo conocer que entre las personas que se presentaron 444 se definen como parte del colectivo LGBTTIQ+, de las cuales casi 200 no identifican su género con las opciones binarias.

Además, en esta edición 2020/21 se incrementó sensiblemente la inscripción de jóvenes de 18 a 34 años, 32% más que en 2019, y también, un 36% más de artistas de provincias.


Premio adquisición a la tercera mejor obra del Salón Nacional de Artes Visuales: “La intuición” de Ana Benedetti. Gentileza Palais de Glace.

Así, en las amplias salas del Centro Cultural Kirchner, se puede ver un bloque de obras más “político”, que trata de corregir la inequidad en la representación de artistas que a lo largo del tiempo tuvo el Salón. Entre las obras exhibidas, se encuentra el primer premio adquisición, Trabajadoras, de Gabriela Golder, con la imagen de dos mujeres puño en alto animadas con movimientos casi imperceptibles, y Oriel, de Jorge Mónaco, un retrato de alta calidad fotográfica sobre un cuerpo disidente. También está literalmente colgado del techo, La intuición, de Ana Benedetti, un lienzo de grandes dimensiones que trabaja un degradé de colores infinito.

Por su parte, en la Casa Nacional del Bicentenario la muestra se vuelve más intimista y reflexiva, donde prima el debate entre disciplina y práctica artística. En esta entrevista, López Sastre amplía sobre los criterios de selección del jurado y explica los ejes que atraviesan la exposición.


Marcela López Sastre.

-Además de curadora de la muestra fuiste parte del jurado del Salón Nacional. ¿Cuáles fueron los principales criterios con los que se evaluaron las obras que se presentaron?

-Prácticamente quedó casi un diez por ciento de las casi tres mil obras que se presentaron de todo el país. Aparte de la selección según la propuesta en sí misma, el criterio también estuvo atravesado por el cupo de género y federal. Lo tuvimos en cuenta todo el tiempo a la hora de dejar una selección de obras que estuviera representada por más del 50% de artistas mujeres o de otras identidades de género no binarias.

En particular, desde mi mirada que vengo más desde las prácticas artísticas del arte contemporáneo, me parece que el concepto de calidad es una construcción que se relaciona mucho con cuán podemos estar en conocimiento de un artista. Generalmente esto tiene que ver con aquellos que viven en la misma zona donde vivimos. Entonces podemos asistir a las muestras y podemos hablar de cierto criterio de calidad en las presentaciones porque hemos podido verlo y ser parte de la trayectoria de ese artista. Fue un poco lo que discutimos con Dani Fisher, el otro jurado de provincias y que vive en Chaco. Lo que hablábamos era que nosotros podíamos tener el recorrido y la certeza de la calidad y seriedad de un artista porque habíamos seguido sus trayectorias en las provincias.

Hay un debate si la calidad queda en un segundo plano a partir del cupo de género y federal, pero creo que no necesariamente una cosa va en detrimento de la otra.

También la selección estuvo cruzada por una intención de que estuvieran las obras que nos parecía que tenían que estar, más allá de que muchas no cumplieran con los tamaños máximos. Nos interesó más la calidad de la propuesta, desde una mirada federal y transversal, que delimitar las obras de una manera directa.


El ministro Tristán Bauer y la secretaria de Patrimonio Nacional, Valeria González, recorrieron la exposición en el Centro Cultural Kirchner. La obra es el primer premio adquisición Presidencia de la Nación, “Trabajadoras”, de Gabriela Golder.

-El primer premio es una videoinstalación cuasi fotográfica. El tercero es una pintura montada sobre un objeto colgante. ¿Desde el jurado se trataron las disciplinas como compartimientos estancos?

-Respecto de los tres premios adquisición, un criterio que tomamos en conjunto los cinco jurados transversales fue que tenían que ser artistas que tuvieran una clara trayectoria y un trabajo constante.

Sí tratamos de hacer una selección más heterogénea en cuento a las disciplinas. Me parece que de alguna manera ya hablamos de disciplinas o lenguajes expandidos, lo cual abre otro de los puntos que atraviesa todo el Salón que es la diferencia entre prácticas artísticas y disciplinas más estancas.

En el caso de la primera mejor obra del Salón, la instalación de Golder, hay un entrecruzamiento de una propuesta política -mujeres trabajadoras en fábricas recuperadas- que juega con el video en esta imagen casi fija de la toma en un gesto claramente combativo. En segunda instancia, la obra de Mónaco es más clásica porque está atravesada por una disciplina más histórica- fotográfica mucho más tradicional, pero la imagen nos parecía que hablaba de un sujeto en disidencia o no binario que tiene algunas marcas en su cuerpo como unas cicatrices y una ambigüedad en la pose. En tercer término, la obra de Ana Benedetti es una pintura expandida. Ana es una artista salteña muy seria.


Gentileza Palais de Glace.

Hace por lo menos veinte años viene produciendo de manera constante e investiga la obra de otra artista histórica salteña, geométrica, que fue María Martorell. A partir de esa investigación de las opciones cromáticas y más formales lo que hace es tratar de sacar a la pintura del bastidor y expandirla en este objeto colgante. Así produce como una cinta infinita donde pareciera que el degradé no termina ni empieza nunca.

-Este año la exhibición del Salón se dividió en dos espacios. ¿Qué es lo que puede encontrar el público en cada uno de ellos?

-En esta selección amplia y donde no tomamos en cuenta los tamaños, me encontré con una tarea bastante compleja. Tenemos 264 obras y 60 instalaciones, es decir, obras difíciles de montar y de evaluar. Un poco lo que hice fue dividirlo por afinidades. En el Centro Cultural Kircher se encuentran las piezas relacionadas con la cuestión del cupo, de disidencias, de sujetos no binarios, de las problemáticas que surgieron en la pandemia y del tarifario de les artistas autoconvocades para mostrarles como trabajadores del arte. Entonces, allí está la propuesta más política, más actual, con los temas más candentes.

En la Casa del Bicentenario se puede ver la discusión que hay entre disciplinas y prácticas artísticas. Me parece que es una discusión que tiene que ver con el origen del Salón. Los salones comienzan en Europa, hace más de un siglo, con la creación de las academias y las escuelas de arte y lo que hacían era legitimar al mejor alumno de esa formación que te da la currícula estructurada en talleres de grabado, pintura, escultura. Y esa es la estructura y el funcionamiento que tienen enraizado. Pero ya hay muchos artistas que no están trabajando desde esta mirada tan curricular y dividida en disciplinas. Me parece que hay muchos que trabajan con diversidad de propuestas y que pueden hacer uso de varios lenguajes sin necesariamente ser especialistas en esos lenguajes.

En la Casa del Bicentenario tratamos de exponer estas dos miradas. Allí, la muestra es mucho más intimista, más limpia, y permite un recorrido mucho más reflexivo. Es un espacio con más divisiones, a diferencia del Kirchner donde todo tiene que convivir con todo.

-Como directora de un museo provincial de artes y curadora en las provincias, ¿por qué pensás que este año aumentó casi un 30% la inscripción de artistas de las provincias?
-Está claramente marcado por una política de apertura y de algunos gestos, como la decisión de que yo fuera la curadora este año e invitar a personas que tienen actividad más dinámica en las provincias a que sean parte real del Salón.

Por otra parte, cubrir el traslado de las obras de las provincias ha sido también una gran iniciativa porque ya hemos escuchado varias veces relatos de artistas que tenían que costearse su propio flete, que las obras no llegaban a tiempo o que llegaban y volvían sin que hayan sido ni siquiera abiertas. Cubrir este costo ha sido un punto a favor que ha permitido a los artistas a que se puedan animar a presentar sus trabajos.


Gentileza Palais de Glace.

-También fue notorio el incremento de participantes jóvenes. ¿Notaste algún impacto de esto en la “calidad” de las obras y/o las temáticas?

-Más que una diferencia de calidad hay una diferencia de frescura, de propuestas que llegan como con una impronta muy particular. Un poco también esta cuestión -que fue tan problemática para algunos- de la encuesta opcional sobre disidencias y aperturas de diferentes grupos que tenían que llenar al inscribirse, acercó a artistas jóvenes que ya están atravesados por esta problemática y esta militancia al Salón que antes era visto como institución antigua y por fuera de sus intereses. Este tipo de iniciativa es un claro mensaje a los artistas más jóvenes de que hay un interés para que ellos puedan participar, ser escuchados y seleccionados.

-El canon de cualquier disciplina responde a cuestiones políticas y económicas. ¿Este salón nacional puede contribuir a modificar ciertas inequidades en la representación de artistas que no se identifican con un género hegemónico o cuyas prácticas artísticas no están contempladas en el mercado del arte?

-Como dije antes, no sé si puedo puede hablar de un criterio de calidad cerrado o taxativo. Es algo totalmente relativo a la construcción que hacemos en cada lugar. Es subjetivo. No creo que haya un canon cerrado que pueda hablarnos de una calidad estática que sea inmodificable. No es que no exista la calidad. Me parece que es una construcción. Primero tenemos que hacer evidente eso para poder repensar algunos criterios del canon que pueden trazar las nuevas formas de coleccionar y de adquirir. Y la necesidad de que el Salón Nacional tenga una colección más representativa, no sólo de sujetos que no se identifican con un género femenino-masculino sino de artistas que vivan en otros sistemas de producción, con otros intereses y otras problemáticas que tienen que ver con las provincias, claramente.

Los horarios

La 109.° edición del Salón Nacional de Artes Visuales está organizada por el Palais de Glace – Palacio Nacional de las Artes, con la colaboración del Ministerio de Cultura, la Secretaría de Patrimonio Cultural, la Dirección Nacional de Museos, la Casa Nacional del Bicentenario y el Centro Cultural Kirchner.

La exposición puede visitarse en el Centro Cultural Kirchner hasta el 15 de octubre, de miércoles a domingo, de 14 a 20 h, con reserva previa en cck.gob.ar.

Hasta el 31 de octubre, puede visitarse también en Casa Nacional del Bicentenario, de jueves a domingo, de 15 a 19 h, sin reserva previa (ingreso por orden de llegada hasta completar el aforo).

Foto portada: Trabajadoras, 2020, de Gabriela Golder. Videoinstalación de 2 canales HD sincronizados, sin sonido, 125 x 110 cm. Gentileza Palais de Glace.