Un fotógrafo de la National Geographic dio un taller en la Villa 21-24
Un fotógrafo de la National Geographic dio un taller en la Villa 21-24

Un fotógrafo de la National Geographic dio un taller en la Villa 21-24

La actividad forma parte de Bienalsur y estuvo dirigida a chicas y chicos de entre 14 y 18 años

"En fotografía, lo importante no es la técnica; es cómo miro al mundo, cómo miro alrededor", dice el fotógrafo iraní Reza -cuyo nombre completo es Reza Deghati, pero en el mundo del fotoperiodismo se lo conocé así, sólo por el de pila- a los chicos residentes de la Villa 21-24 que se acercaron a la Casa de la Cultura Popular para asistir a su taller de fotografía. Dicho esto, REZA despliega sobre las mesas libros que reúnen fotografías de la National Geographic, revista para la que trabaja regularmente. Lourdes (18), Cinthia (20), Mayra (17), Jesús (17), Fernando (17), Francisco (18), Micaela (17) y Sheila (17) son algunos de los 16 jóvenes, de 14 a 18 años, que ahora dan vuelta las páginas de los libros. "Yo les enseño que la cámara es como una lapicera que habla muchos idiomas. Si tenemos algo en nuestro corazón y lo queremos escribir entonces se puede hacer con la cámara. No los estoy entrenando para ser periodistas o fotógrafos profesionales sino para que puedan expresarse como lo harían con una lapicera para escribir sus historias, sus anécdotas, lo que está dentro de su corazón. Si una imagen toca nuestro corazón, si nos mueve, si nuestro corazón tiembla, entonces es porque hay algo que le quiero mostrar a la gente", dice después, acerca de su método. 

Reza nació en Tabriz y es de origen azerbaiyan. En 2001, fundó Aina (Persian for The Mirror), una organización internacional sin fines de lucro, dedicada a educar y capacitar a mujeres y niños afganos a través de los medios de comunicación. Luego, la extendió a la enseñanza de fotografía, alrededor del mundo, para comunidades en situación de riesgo. 

Este taller, organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación, la Universidad Nacional de Tres de Febrero y UNASUR, está enmarcado en Bienalsur (Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur) y tiene el objetivo de promover el arte fotográfico en contextos de vulnerabilidad.   

El 3 y 4 de junio se realizaron dos clases intensivas en la Universidad 3 de Febrero. Continuará, hasta fines de agosto, con tres encuentros semanales en los barrios de Fuerte Apache y Villa 21-24. En la primera semana las clases estarán dictadas por Reza y luego por sus asistentes. Al terminar el proceso de aprendizaje, las fotos que tomaron los alumnos se exhibirán en una muestra en Plaza San Martín.

Como ejercicio previo al taller, los chicos tomaron imágenes de su barrio, con la cámara semireflex que se les otorgó para el taller, y que analizaron junto al iraní. "Sacamos fotos del ambiente en que vivimos. Me entusiamó que, a través de una foto, se pueden expresar muchas cosas. Me gustó mucho la historia de Reza y que nos enseñará que  la cámara tiene muchos idiomas, que pueden entenderse en otras partes del mundo", dijo Jesús (17). "Me acerqué al taller porque conocí lo que Reza hacía, los lugares del mundo que recorrió, las fotos que sacó y como ayudó a los chicos a través de la fotografía. El talller estuvo muy bueno porque nos enseñó todo lo que una fotografía puede expresar, como, por ejemplo, su experiencia en campos de refugiados. Es realmente muy fuerte, es mostrar una realidad que no todos conocen. La fotografía no es solamente algo artistico, también es mostrar una realidad", agregó Lourdes, de 18 años.

En una charla, fuera del taller y consultado acerca del origen de su vocación, Reza contó: "Yo soy arquitecto pero al fotografía es mi pasión. A los 13 años decidí ser fotógrafo. Empecé a ver muchas cosas malas alrededor, quería cambiar algunas realidades y hablar con la gente para explicarles que hay formas mejores de vivir. Pero tenía la impresión de no poder transmitírselos. Entonces pensé que, tal vez, sacando fotos entendería mejor lo que veo en las calles".

"Empecé a sacar fotos de golpes de estados, revoluciones y conflictos y me convertí en un fotógrafo de guerra. Fui a Africa, Asia, después de treinta años sacando fotos de todas las guerras me di cuenta que no basta con las fotografías, tengo que entrenar a la gente, capacitarla, para que los niños, las mujeres, puedan convertirse en fotógrafos, periodistas y camarógrafos. Enseñarles a los chicos es parte de lo que vengo haciendo hace 30 años en Afganistán, Uganda, Ruanda, en campos de refugiados, incluso en Sicilia (Italia), en Francia, entrené a cientos de personas para que cuenten su historia.  Sus fotos son totalmente distintas a las que nosotros, los profesionales, sacamos de esos mismos campos de refugiados", explicó el fotógrafo sobre su trabajo en contextos de vulnerabilidad.