Un día como hoy, hace 58 años, se fundaba la Academia Porteña del Lunfardo
Un día como hoy, hace 58 años, se fundaba la Academia Porteña del Lunfardo

Un día como hoy, hace 58 años, se fundaba la Academia Porteña del Lunfardo

Efemérides
En este aniversario charlamos con Oscar Conde, académico de la institución, quien nos cuenta sobre esta habla popular que es parte de la identidad de los argentinos y las argentinas.
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El lunfardo es un producto de las lenguas de las corrientes inmigratorias de finales del siglo XIX y principios del XX y nace en el hacinamiento de los conventillos por la necesidad de comunicarse. Pero sería tiempo después que a este tipo de habla popular se lo conocería como “lunfardo”. El 5 de septiembre de 1953 aparece el libro Lunfardía, del escritor argentino José Gobello, que rescata ciertas palabras y convierte el lunfardo en hecho lingüístico.

Nueve años después, el 21 de diciembre de 1962, Gobello -junto al poeta Nicolás Olivari y al periodista Amaro Villanueva- fundan la Academia Porteña del Lunfardo con el objetivo de estudiar el habla popular. Durante sus primeros años, la Academia realizaba sus actividades en un pequeño departamento de la calle Lavalle. En 1987, la institución inauguró su amplia sede en la calle Estados Unidos 1379, donde hoy funciona su secretaría, la biblioteca y el salón de actos. La Academia no se dedica sólo a estudiar el lunfardo, sino también todos los aspectos que conforman la cultura popular de Buenos Aires. 


Buenos Aires, conventillo, c.1890. Foto: Archivo General de la Nación


Oscar Conde
es poeta, escritor y profesor universitario. Licenciado y Doctor en Letras, es autor, entre otros libros, de Diccionario etimológico del lunfardo (2004), Lunfardo (2011) y Charly García, 1983 (2019). Ganó el Primer Premio Municipal de ensayo "Ricardo Rojas" y es académico de número de la Academia Nacional del Tango y de la Academia Porteña del Lunfardo.

Su labor en la Academia Porteña del Lunfardo es estudiar palabras. Junto al resto de los académicos, Oscar está antento a observar las palabras que se usan, las que caen en desuso y luego vuelven a circular, o las que ya no se usan pero que han quedado testimoniadas en una obra de teatro, en un guión de televisión, en una película, en una letra de tango o de rock.

Bajo el lema “El pueblo agranda el idioma”, Oscar Conde nos explica los usos y la vigencia de esta habla popular que forma parte del patrimonio de los argentinos.

- ¿Qué es el lunfardo y cuándo apareció?

- El lunfardo es un vocabulario. Es decir, un léxico del habla popular de las ciudades grandes del Río de la Plata, como Buenos Aires y Montevideo, pero también como La Plata o Rosario, toda la amplia zona rioplatense. Sin embargo, desde hace por lo menos 40 años, ya es un argot nacional, es decir, está difundido por toda la Argentina y por todo Uruguay. Los primeros testimonios escritos acerca de la existencia del lunfardo son de la década de 1870. Es una fecha coincidente con el comienzo de la gran inmigración europea que llegó a nuestro país entre 1870 y 1910. 

- ¿Qué necesita un término para convertirse en lunfardo?

- Es una pregunta que no tiene una respuesta unívoca. Para empezar, llamamos argot a las hablas populares de las grandes ciudades del mundo, es decir, un léxico que incluye palabras y construcciones, estructuras formadas por dos o más palabras como por ejemplo, “dar  bola” “tirar los perros”. Como todo argot, hay un principio básico que tiene que ver con lo lúdico, son palabras con las que el hablante empieza jugando. A veces son tomadas de otra lengua y deformadas, o tomadas tal cual. También son inversiones de palabras conocidas en español, por ejemplo, decir “dorima”, en lugar de “marido”. Ese uso se llama vesre. Otras veces, son alteraciones morfológicas, fonéticas, de diversas palabras. Puede ser que se acorte una palabra por delante y por atrás, y al “abogado” se lo llame “boga”, o que se elimine la parte de atrás de la palabra y te quede “breto” en lugar de “sobretodo”. Este aspecto lúdico es importante porque si uno no tiene claro eso, podría confundir un lunfardismo con un argentinismo. 

- ¿A qué refiere esa confusión?

- Hay palabras que se usan solamente en Argentina pero que no tienen este plus lúdico. Las palabras “guitarreada”, “colectivo” o “pollera” no tienen ningún afán lúdico. En cambio, sí lo hay en la palabra “rescatarse”, en “chapar”, o en “temaiken”, que usan los chicos ahora para decir “qué buen tema”. Hay algo lúdico en “vende humo”, en “groncho”, en “cheto”, en “ortiva”. Está claro que todas las palabras que integran el lunfardo son argentinismos pero no al revés. El conjunto de los argentinismos es mucho más amplio, porque en los argentinismos tenemos, además de estas palabras de uso general que no tienen ningún valor lúdico, los regionalismos, es decir, las palabras que se usan casi exclusivamente en una provincia, en una región o en una ciudad del interior de nuestro país.

- ¿Usamos palabras antiguas del lunfardo?

- Hay vigentes un montón de palabras del lunfardo histórico, del lunfardo antiguo. Podemos decir que  son más de cuatro mil las que todos utilizamos y que muchos hablantes ni siquiera se dan cuenta de que están usando. “Che, cuando salgo de laburar, te paso a buscar, tomamos un feca y después nos vamos a morfar a un lugar que conozco”. Si le digo eso a un amigo, seguramente ni repare en que usé “laburar, feca y morfar”, tres palabras históricas del lunfardo que tienen más de 100 años. “Fulanito tiene un berretín bárbaro con la novia”. “Berretín” es una palabra que se usaba en 1880 en Buenos Aires. 

- ¿Se van incorporando nuevas palabras al argot argentino?

- Si, todo el tiempo. Básicamente los jóvenes son quienes incorporan nuevas palabras. El lenguaje se renueva a partir de los neologismos que impone en el uso la juventud. Diría personas menores de 25 años. Esos son los que inventan palabras o expresiones. Muchas se usan un tiempito y desaparecen. Eso no va a quedar en un diccionario de lunfardo, pero otras quedan. Algunas que se están usando ahora son “ahre”; “atr” por "a todo ritmo"; “upd”, por último primer día; “milipili”, que se usa para decir "cheta"; “bendición”, en el sentido de hijo o embarazo; “el delicioso”, por el coito. Estas son bien de adolescentes. También se usa “mildis”, por "mil disculpas"; “siestacion” por siesta; “moricion” por muerte; “buenardo”, “malardo”, “piolardo”, “yafu” por “ya fue"; “yaqui” por “ya quisieras"; “vofi” por “vos fijate”. “Quebrar”, “cebarse”, “bebotear”. Todas esas son palabras surgidas en los últimos cinco años, quizás alguna hace diez. 

- ¿Hay palabras del lunfardo que actualmente están en uso y fueron resignificadas?

- Si, esas cosas ocurren. La palabra “chabón” es una palabra clásica del lunfardo de 1910 y 1920 y, hasta la década del ‘50, quería decir “tonto”, “inocente”, alguien que no tiene experiencia de vida, un pichoncito. La palabra desapareció en las décadas del 60, 70 y 80, pero a finales de los ‘80 vuelve como la usamos ahora, con el valor de un sujeto innominado, alguien a quien no nombramos. “El chabón hizo tal cosa”, como “el flaco”, “el loco”, “el quia”, que eran formas que ya existían en el lunfardo anterior. Otra palabra que cambió de significado es “bondi”, que es de las más antiguas del lunfardo y fue importada del portugués de Brasil. La inventaron los cariocas para llamar así a los primeros tranvías a caballo que había en Río de Janeiro. Por lo tanto, “bondi” aquí se usaba para tranvía hasta que dejaron de existir a comienzos del ‘60 y, en la década del ‘80, volvió a usarse ya con el significado de colectivo y micro.

Después, hay palabras que tienen múltiples significados. Por ejemplo, la palabra “gato”, que originariamente en el lunfardo se aplicaba a un ladrón que entraba de noche a robar. Luego, era el nombre que le daba la prostituta a su cliente. Más tarde, fue el nombre que se le daba a una prostituta de categoría. Además, quiere decir “peluquín”, es decir, sinónimo de “quincho”, palabra lunfarda también. Al guardaespaldas de un jefe de pabellón en una cárcel también se lo llama “gato” y, esto es ya más nuevo, “gato” es un sirviente dentro de la cárcel. De ahí ha pasado en el uso general a llamar “gato” a cualquiera que uno pueda considerar menos de lo que es uno mismo. Ese es un ejemplo de una palabra que tiene varios significados y varios de ellos están vigentes al mismo tiempo. 

- ¿Encontras algún motivo por el cual algunas palabras quedan en el tiempo y otras caen en desuso? 

- La explicación es la dinámica de las lenguas. Esto sucede no sólo con palabras del lunfardo sino que sucede con cualquier palabra. En mi libro Lunfardo, pongo como epígrafe unos versos del arte poética de Horacio, el poeta latino, que dicen: “Muchas palabras que han caído en desuso, renacerán, y caerán las que ahora son estimadas, si así lo quiere el uso en poder del cual están el albedrío, el derecho y la regla del habla”.

Es decir, que alguien que no era lingüista, porque no existía la lingüística en el siglo primero después de Cristo, ya vio en Roma que esto pasaba con la lengua. Hay palabras que la pegan, que tienen éxito. A veces hay palabras que se imponen porque se usan en un programa de tele, en un programa de radio muy escuchado o se difunden muchísimo en las redes. Entonces llega el momento en el que, en tres o cuatro meses, una palabra empieza a usarse un montón, sobre todo entre los jóvenes consumidores de redes sociales. La cuestión es la permanencia de esa palabra en el tiempo, que permanezca cinco o diez años. Pienso por ejemplo en la palabra “paja”, que la usa mucha gente ahora, sabemos que paja quiere decir -en lunfardo- masturbación, pero hará unos 20 años empezó a usarse con el sentido de pereza. Es una palabra que también agregó un nuevo significado y puedo decirte con seguridad que esta palabra ya queda en el lunfardo porque hace como 20 años que se usa. 

- ¿El lunfardo es expresión sólo de las clases populares o también de las dominantes?

- En su origen fue una expresión de las clases populares, y los neologismos, las nuevas palabras que siempre van apareciendo en el lunfardo, en su mayoría proceden de clases medias y bajas. Muy pocas creaciones provienen de la clase alta, pero la mayor parte del lunfardo va quedando como un reservorio común, utilizado -o por lo menos comprendido- por la mayoría de la población. “Me voy a laburar” lo puede decir el millonario más grande y un señor que trabaja de albañil y vive en la villa 11-14. En ese sentido, a estas alturas, el lunfardo es un patrimonio argentino. Una característica importante para que un término se considere lunfardo es la generación de identidad. Es decir, uno utiliza estas palabras porque sabe que eso le da una identidad, como porteño, como argentino o como latinoamericano del sur. Hay toda una intención y, para los jóvenes, el forjar identidad a través del lenguaje es crucial.

- ¿Crees que el lenguaje inclusivo está de alguna manera permeando el lunfardo? 

- Son fenómenos distintos. Deben coexistir evidentemente en una misma generación, es decir, un chico o una chica o un chique adolescente va a usar palabras del lunfardo, aunque crea que no, y puede decidir usar lenguaje inclusivo. La decisión de si uno habla con palabras lunfardas o no, no se puede tomar con tanta claridad. Son palabras que uno escucha en boca de los raperos, en las canciones, en los programas de música, en el boliche, en la escuela y las empieza a usar sin tener conciencia de ello. Ahora, quien usa lenguaje inclusivo tiene plena consciencia de que está usándolo y, por supuesto, para eso no hay una edad. Uno puede creer que son muy jovencitos los que lo usan y es, seguramente, donde existe la mayor cantidad de usuarios, pero yo conozco un montón de colegas en la universidad que utilizan el lenguaje inclusivo de manera casi natural. Que perdure o no perdure, lo veremos. Por lo pronto, a mi me parece que está muy bien, pero no veo una relación con el lunfardo. El mayor sentido que yo le encuentro es el de abarcar a los géneros no binarios. No es la integración de la mujer, porque la integración de la mujer se podía lograr diciendo “todas y todos”, “alumnos y alumnas”. Por eso, para mí el valor más grande que tiene el lenguaje inclusivo está dado por la inclusión completa de todos los géneros y que todo el mundo se sienta absolutamente integrado.