Tres pioneras del diseño argentino
Tres pioneras del diseño argentino

Tres pioneras del diseño argentino

El Museo Nacional de la Historia del Traje exhibe prendas de las diseñadoras Fridl Loos, Medora Manero y Mary Tapia

Antes de ellas, no había diseño de autor en Argentina. Fueron Fridl Loos, con sus vestidos coloridos, Medora Manero, y sus prendas con sonido, y Mary Tapia, con sus bordados característicos, las que lo inauguraron hace más de 70 años. Con pinceladas de arte, estas tres diseñadoras incorporaron identidad a sus diseños a través del uso de textiles, accesorios y elementos rituales de los pueblos originarios. El Museo Nacional de la Historia del Traje (ubicado en Chile 832, Ciudad de Buenos Aires) exhibe algunas de sus prendas en la muestra “Pioneras del diseño en Argentina”, que puede visitarse de martes a domingo de 15 a 19, con entrada libre y gratuita. ¿Quiénes fueron estas tres pioneras del diseño argentino?

Loos: impronta gauchesca y vanguardia

Asomaban la décadas de 1940 y 1950 y el New Look de Christian Dior se imponía en el mundo de la moda. Las siluetas estilizadas, las cinturas ajustadas y las faldas largas que el diseñador francés había llevado a las pasarelas eran furor y se replicaban en todo el mundo. Argentina no era la excepción. En los talleres nacionales se copiaban a la perfección los modelos de Dior y de otras grandes casas de alta costura francesas. No había diseño, solo réplicas. Hasta que apareció la diseñadora Fridl Loos.

Loos -austríaca- llegó a la Argentina en 1940, huyendo de la Segunda Guerra Mundial. Heredera de la estética depurada de la Escuela de la Bauhaus, cambió rotundamente sus diseños cuando se enamoró de los paisajes del Noroeste argentino. A partir de allí, sus prendas se caracterizaron por el color y las tipologías innovadoras. “Con independencia total de las tendencias de la moda, Loos supo imponer un criterio absolutamente vanguardista y personal para la época. Mezclaba materiales como barracanes, lanas tejidas en telar, cueros y gamuzas con técnicas diferentes como patchwork o batik marmolado estampado sobre seda”, define la socióloga Susana Saulquin.

“Por regla general, primero diseñaba las telas, después las probaba sobre mi cuerpo, y recién después se la daba a una modista”, declaró Loos para el libro Followers of fashion: falso diccionario de la moda de Victoria Lescano. Los diseños innovadores de Loos causaron sensación en la Argentina conservadora de la época; y sus prendas fueron cada vez más requeridas por artistas y mujeres de la alta sociedad argentina, entre las que contaban la empresaria Amalia Lacroze de Fortabat, la actriz Amelia Bence, la conductora Lidia “Pinky” Satragno y la cantante Susana Rinaldi.

“Así como Cocó Chanel vistió a las veraneantes de Deauville [Francia], Fridl hizo los vestidos de mañana, playa y cocktail, siempre con su sello gauchesco que usaron las habitués de los balnearios más chic de Mar del Plata”, describe Lescano.

Los cascabeles de Medora Manero

Ya en los ‘60, Medora Manero mezcló la estética gauchesca con materiales “de lujo” y elementos artísticos. “Ella resemantizó las prendas del gaucho -explica Jorge Moragues, actual director del Museo Nacional de la Historia del Traje-. Por ejemplo, convirtió una bombacha gauchesca en un pantalón elegante o la corralera en un chalequito. También se la relaciona con el sonido, porque le ponía cascabelitos a la ropa”.

Medora era multifascética: en  su atelier del barrio de  San Telmo convivían telas multicolores provenientes de toda Latinoamérica, ponchos del noroeste argentino, piezas de arte y hamacas paraguayas suspendidas de espejos y paredes. Abordó la creación de prendas desde ese eclecticismo. Así, sus diseños se destacaron por el uso de los colores, de cascabeles en lugar de botones y de  materiales como aguayo, seda, lana, encaje, gasa, cuero y plumas. Desde la perspectiva de Saulquin, “Manero ayudó a mostrar la importancia del acercamiento de los diseñadores con las artes plásticas para enriquecer sus propuestas”.

A tono con su época, marcada por la efervescencia del arte y la creación, Medora Manero frecuentó los centros de arte más importantes y, junto a Mary Tapia,  marcó el ritmo de la moda en los ‘60 y ‘70.  Sus prendas fusionaron arte y diseño, lo internacional con lo local y los materiales, diseños y técnicas autóctonas con creaciones  innovadoras.

Tapia, la antropóloga de la moda

Mary Tapia también frecuentó los centros artísticos de los ‘60. En sus prendas mezcló el arte con elementos de su Tucumán natal. Su primera colección, “Pachamama prêt-à-porter”, se presentó en 1967 en el mítico Instituto di Tella.Fue una gran innovadora: nunca se guió por las tendencias, ni utilizó técnicas tradicionales de diseño. “Ella declaró alguna vez que no dibujaba figurines, sino que ponía telas, tapices, cintas en el piso y ahí armaba los diseños”, cuenta Moragues.

Sus prendas se destacaron por el uso magistral del barracán -un textil coya que utilizó en infinidad  de prendas- y por la incorporación de elementos culturales en la ropa. Su interés por “llevar cultura encima del cuerpo”, tal como lo definió la propia Tapia, le valió el apodo de “antropóloga de la moda”.

El vestido minifalda que es parte del acervo del Museo Del Traje es un claro ejemplo de la identidad de Tapia. Es un diseño de 1967 de paño de lana tejido en telar artesanal y adornado por pompones de lana y fajitas de la localidad de Yavi, Jujuy.

“Más allá de sus aportes estilísticos en sus colecciones personales, Tapia Manero y Loos ayudaron a resaltar la importancia y la necesidad de afianzar la identidad argentina, a partir de la utilización y difusión de nuestros materiales autóctonos”, dice Saulquin.

El Museo Nacional de la Historia del Traje reúne por primera vez a  estas tres pioneras del diseño argentino en una pequeña muestra que se exhibirá hasta el 31 de julio. Imperdible para los amantes del diseño nacional.