Tania, "la Gallega" del tango
Tania, "la Gallega" del tango

Tania, "la Gallega" del tango

Música
Efemérides
Nació en España, arrancó como cupletista y terminó siendo una de las voces emblemas del tango. Apasionada, temperamental, musa y compañera de Enrique Santos Discépolo, Tania hizo brillar nuestra música popular.

Nacida en Toledo, España, en 1908, pero con un recorrido artístico y personal casi por completo en Argentina, la recordada actriz y cantante de tangos Ana Luciano Divis, más conocida como Tania, hubiese cumplido años este 13 de octubre. No sé sabe cuántos con exactitud, porque “la Gallega” -como le decían- preservaba mucho este dato, pero se cree que nació entre 1893 y 1895.

Arropó el costado artístico de muy jovencita. El seudónimo de Tania Mexican se lo ganó por su primer esposo, el bailarín Antonio Fernández Rodríguez, que integraba el Trío Mexican, con el que visitó la Argentina por primera vez en 1923 como parte de una gira. 

Tania junto a Eduardo Bergara Leumann en "La Botica del tango".

En esos años, ya demostraba temperamento tanto arriba como abajo del escenario. Comenzó como cupletista y terminó siendo una de las voces femeninas más influyentes del tango. No había nacido para ser ama de casa, ni para ser una madre a tiempo completo. Era distinta y se notaba, se había propuesto triunfar como artista y lo consiguió. Se instaló en Buenos Aires y empezó a cantar. Integró varias orquestas, como la de Roberto Firpo y Osvaldo Fresedo, entre otras, y hasta fue parte del elenco estable de un cabaret.

Carismática y talentosa, Tania iluminaba cada lugar que pisaba. Eran frecuentes sus incursiones en programas del género, como la recordada “Botica del tango”, que conducía Eduardo Bergara Leumann en los años ochenta.

 

Discépolo, su gran amor

De sonrisa amplia, cabellera abultada y mirada fuerte, Tania no pasaba desapercibida fácilmente. Enrique Santos Discépolo fue su gran amor. Para el compositor “la Gallega” fue su musa y compañera. Juntos protagonizaron una de las historias románticas más recordadas de esa época. Terminaron casados pero hubo muchos desencuentros en el medio.

"Con Enrique nunca habíamos pensado en casarnos. No lo necesitábamos… Como solíamos decir, el pueblo ya nos había casado", solía decir Tania.

Tania y Discépolo, protagonizaron una de las historias de amor de la época más recordadas.

Maravillosa y polémica

El cantante Guillermo Fernández recuerda a Tania, a quien admiró profundamente y junto a quien compartió sus últimos cuatro cumpleaños: “Fue una mujer maravillosa y polémica. Era una artista brillante, la Madonna de los años treinta como ella misma se llamaba; fue cupletista, bailarina, actriz y en su voz aparecieron por primera vez los principales tangos de Discépolo, ese hombre al que ella amo a su manera, rara, egoísta y generosa a la vez. Fue una mujer de espíritu libre que no quiso sentirse atada pero, a la vez, no toleró la idea de que estuviera con otra mujer en México. Siempre los encantos de Tania fueron el infierno y el cielo para Discépolo. Tania fue amor, pasión, encanto, ternura, castigo, dulzura, amargor. Creo que en la frase Sueños de juventud, Enrique Santos Discépolo pudo resumir lo que Tania fue en su vida: `lírico amor primero, caricia y ternura, castigo y dulzura de mi amanecer´”.

Guillermo Fernández, cantante.

Amable, generosa y simpática

Edmundo Rivero (hijo) también tuvo palabras de reconocimiento hacia Tania: “La conocí a muy temprana edad, después con los años me fui acercando cada vez más porque un cantante de ese momento que se llamaba Gabriel Reynal cantaba en Cambalache, en el local que ella tenía sobre la calle Libertad, frente al Teatro Cervantes. Abría todos los días, era una época donde era otro Buenos Aires, la ciudad que nunca duerme, y por lógico el tango tallaba muy fuerte. Ahí tocaba un amigo mío, el gran pianista Carlos Figal. Yo cantaba en Cambalache y si bien ya conocía a Tania a partir de ese momento se fue profundizando la amistad; me acuerdo que me pedía que no vaya los viernes y sábados porque ella llenaba esos días, Tania quería que vaya los días de semana que estaba más flojo y por mi apellido sabía que podía atraer más público. Siempre se la notaba nerviosa a eso de las tres y pico de la madrugada porque a esa hora aparecían todas las amistades que venían de cantar de otros lugares y hasta las cinco o seis de la mañana era un lleno total, pero se ponía nerviosa porque no tenía espacio tan grande y podían aparecer artistas como Beba Bidart, Pedrito Quartucci, Mercedes Simone, Alfredo Dalton y muchísimos más, y por lógica a esa gente había que invitarla porque eran colegas y compañeros de trabajo. Tania siempre fue muy gentil, muy amable, muy simpática, rezongaba pero siempre terminaba contenta invitando a la gente amiga aunque los números no le cerraran, siempre fue muy generosa”.

Edmundo Rivero (h), cantante.