Talleres Qhapaq Ñan en la provincia de Salta
Caminantes del Tawantinsuyu, la vida en Qhapaq Ñan
En cada kilómetro del Qhapaq Ñan se encuentran elementos que representan la cosmovisión andina y que sobreviven en el ejercicio de armonía consciente con el universo que encarnan cada día las comunidades en sus territorios.¿Qué significa Qhapaq Ñan y por qué atraviesa Argentina?
Nació durante el Imperio Inca y hay un proyecto plurinacional para revalorizarlo; en Argentina, la longitud total de los tramos es de 119 km, dividido en 13 segmentos de camino distribuidos en siete provincias y 32 sitios arqueológicos asociadosTalleres de capacitación arqueológica en Qhapaq Ñan
Se realizó en la Provincia de San Juan el primer taller internacional para la capacitación en conservación de estructuras arqueológicas en tierra, para técnicos y miembros de la comunidad local del Qhapaq Ñan. La actividad contó con el apoyo del pueblo de Japón y el Centro de Patrimonio MundialDurante el imperio Inca se estableció una red de caminos de más de 3 mil kilómetro de largo, que conectó varios centros de producción, administrativos y ceremoniales construidos en más de 2000 años de cultura incaica y pre-incaica. Lo llamaron Qhapaq Ñan, que en quechua significa “camino principal”.
Esta grandilocuente obra llegó a unir desiertos con selvas, altas cumbres nevadas con bosques tropicales y valles fértiles, a lo largo de la cordillera andina, recorriendo desde el sur de Colombia hasta el centro sur de Argentina y Chile, pasando por Ecuador y Bolivia. En nuestro país, los tramos de camino atraviesa siete provincias: Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza.
El 2014, el Qhapaq Ñan ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO como Itinerario Cultural Transnacional y Seriado. Desde el 2015 que Argentina ejecuta la Secretaría pro tempore cumpliendo el rol de coordinar las acciones entre los seis países, dar continuidad a los procesos, mantener la información compartida y contar con apoyo para consulta y gestión en el desarrollo de las actividades de formación y capacitación.
Talleres de estructura arqueológica
En ese marco, y gracias a la solidaridad y colaboración del pueblo de Japón, en el mes de mayo se realizó, en la provincia de Salta, el “II taller internacional de estructuras arqueológicas en tierra”, destinado a técnicos de las unidades de gestión de cada país y a los referentes nacionales, provinciales y miembros de la comunidad local del Qhapaq Ñan. El primer taller se realizó en el mes de marzo en la provincia de San Juan.
Bajo la coordinación del especialista Ricardo Morales Gamarra, quien dirige el proyecto arqueológico huacas del sol y de la luna, uno de los más emblemáticos del Perú, durante tres días, en el Museo Arqueológico "Pío Pablo Díaz" del pueblo de Cachi, los participantes trabajaron temas vinculados a los criterios de intervención en los sitios, técnicas de conservación en barro y realizaron trabajo en campo en el sitio arqueológicos Graneros de la Poma.
“Lo que traje para la discusión y la reflexión es la ‘anastilosis’, que es una forma de recuperar evidencias arqueológicas por la excavación o desmontaje de estructuras que incluso se pueden trasladar a otros lugares como un museo. El asunto está relacionado a los graneros pre- hispánicos porque hay muchos sectores que están sueltos y caídos y hay una posibilidad de recuperar ese material y reponerlo en un lugar que supuestamente fue el propio”, señaló el especialista.
“La idea es motivarlos y sobre todo que vean que es posible hacerlo sin falsificar los criterios universales como la autenticidad, la originalidad, la importancia de conservar el contexto sin desfigurarlo y sobre todo se entienda q la conservación de ese sitio, que está tan alejado, depende en gran parte de las nuevas condiciones que nosotros logremos en el medio ambiente”, agregó.
Cuevas con historia
Los trabajos de campo donde se debatió qué técnicas metodológicas de conservaciones se van a implementar para que esas estructuras vuelvan a su estado original o se las preserve tal como están, fue en los el sitio Graneros de La Poma, una cueva natural cerca de la localidad de La Poma en medio de los Valles Calchaquíes. Tiene la particularidad de ser un sitio construido en barro antes de la llegada de los incas.
“El Qhapaq Ñan tiene dos grandes materiales, la piedra y la tierra. La mayor parte de los sitios, sobre todo los ligados a la arquitectura inca tienen que ver con la piedra. El caso de Graneros en una etapa pre-incaica, se empezaron a construir unos silos, estructuras circulares o rectangulares solo de tierra, con una técnica muy parecida a la que se hacen las vasijas de cerámica, pequeños rollos de arcilla con lo que fueron creando esas estructuras. Ese sitio fue utilizado para guardar granos, también hay algunas hipótesis sobre que pudo ser utilizado para enterramiento de personas en algún momento. Durante los incas llega a su máxima expresión y en momentos posteriores a la conquista española también se siguieron utilizando”, contó Diego Ashur Mas, subsecretario de Patrimonio Cultural de la provincia de Salta.
Talleres de técnica de estructuras arqueológicas en piedra
A este taller de capacitación para estructuras en tierra se suman otros dos talleres que se hicieron en Ecuador, vinculados a la capacitación de técnicas de estructuras arqueológicas en piedra. Sobre los procesos de trabajo, el Proyecto Qhapaq Ñan está elaborando un manual de intervención de conservación preventiva para los sitios de piedra y tierra.
“En estos talleres es fundamental la participación de los integrantes de las comunidades locales. En el caso de Salta, han venido desde Tastil, La Poma, Potreros, Rodeo, y es clave porque el futuro de la conservación de este patrimonio involucra directamente a las comunidades que están al lado de ese patrimonio. Si ellos no participan, el proceso de conservación se hace mucho más complejo y no es legítimo, porque el patrimonio es primero de las comunidades locales, después de las provincias y después del país”, señaló el arquitecto Mario Lazarovich, integrante del equipo Qhapaq Ñan Argentina.
Desde el Qhapaq Ñan Argentina sostienen que hay que trabajar en dos ámbitos que son complementarios y comunes: la importancia de conservar el bien y lograr el desarrollo local. Por tal motivo las comunidades participan activamente en todas las instancias de trabajo.
“En Salta hemos hecho foco para que la articulación local, nacional y provincial funcione lo mejor posible. El año pasado hicimos un gran relevamiento para tener un diagnóstico sobre el estado del sitio de Tastil y diseñamos un programa de intervención y conservación donde, en vez de contratar empresas, quisimos que los técnicos profesiones de la provincia y a las comunidades locales sean los protagonistas. Se contrató a las comunidades para que brinden la logística, desde transportar en lomo de burro los materiales, tener cocineros en cada sitio hasta hacer el tratamiento de los residuos. Y también recibimos capacitaciones de los habitantes del lugar sobre sus técnicas para hacer los pircados. Estas formas de trabajo fortalecen la identidad de las comunidades, su capacidad de intervención respecto de los bienes y todo lo que queda en el lugar. Cuando uno contrata a una empresa, la empresa aprende a hacer ese trabajo y se va, se lleva ese conocimiento. En este caso, las comunidades incorporaron a su propio conocimiento, nuevos conocimientos, y en sitio queda tanto el beneficio económico como el orgullo de ser vos mismo el que interviene en sus propios patrimonios”, relató Diego Ashur Mas.
Victoria Sosa, secretaria técnica del Qhapaq Ñan, sostiene que para la Argentina es un orgullo tener un patrimonio indígena como es el Qhapaq Nan. “Si bien se lo llama el camino del inca y refleja un poco de la llegada del inca la Argentina, eso fue un lapso de tiempo muy corto. Los Graneros o el camino en Santa Elena (Jujuy) se crearon y consolidaron tiempo antes de la llegada de los incas”, explica. Para Victoria estos sitios nos permiten retratarnos en la historia, contar la historia de los pueblos indígenas a traves del relato de lo que es el Qhapaq Ñan, y eso constituye un gran beneficio para la nación y es un forma de visibilizar las propias costumbres de los pueblos.
“El eje andino que va desde Jujuy hasta Mendoza tiene costumbres que son herencia de una comisión andina qué, tal como lo dice el expediente de UNESCO, es una denominación única en el mundo. La comisión andina es una forma de entender el mundo muy diferente al occidental, que le da un valor central a la cooperación entre las personas, que le da un valor central la Tierra como persona no humana, como persona con la que interactuamos y a la cual le debemos respeto. Creo que desde ese lugar que ocupan nuestras comunidades como portadoras de esta condición puede ayudarnos a todos las y los argentinos a entender otras formas de ver el mundo”, concluye.
Qhapaq Ñan en Salta
En Argentina el Qhapaq Ñan cuenta con 118,5 km de camino declarados patrimonio mundial, distribuidos en 13 segmentos con 32 sitios arqueológicos asociados a lo largo de las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza.
En Salta, en particular, son cuatro los tramos asociados: el gran poblado de Tastil, los Graneros de La Poma, Potreros de Payogasta y el complejo ceremonial del volcán Ullaillaco, el sitio ceremonial de altura más importante que hay en el mundo, a 6700 metros.
(Foto: Segmento Santa Rosa de Tastil)
Los caminos ayer y hoy
Los segmentos que componen los tramos Santa Rosa de Tastil - Potrero de Payogasta y Potrero de Payogasta - Los Graneros conforman una vía que conecta dos de los valles o quebradas de mayor importancia en la historia cultural del noroeste argentino: la Quebrada del Toro y el Valle Calchaquí, transponiendo en su recorrido pasos de altura cercanos a los 4000 msnm.
"Tastil pertenece a la periodo que llamamos de desarrollo regionales. El asentamiento en ese sitio comienza aproximandamente en el año 800 de la era cristiana y a partir de ahí sigue creciendo. En su máximo apogeo llegaron a vivir en ese sitio arqueológico, que está entre los más grandes del país, unas 2500 y 3000 personas. Hay una teoría que dice que cuando llegan los incas lo que hacen es dispersar la población que estaba asentada en Tastil para no tener una concentración tan alta de gente y poder manejarlos un poco mejor. Hoy en Tastil, el poblado, deben vivir 80 personas, todas dispersas en los lugares donde tienen sus parcelas de cultivo, sus cabras y sus ovejas", cuenta el arquitecto Mario Lazarovich, integrante del equipo Qhapaq Ñan Argentina.
Desde Tastil sale el camino entre Abra de Chaupiyaco y Abra de las Capillas, que es el tramo declarado por Unesco, pero el camino completo tiene 50km. Desde Tastil se llega a la cabecera norte de Valle Calchaquí y al sitio Potreros de Payogasta.
(Foto: Segmento Abra de Chaupiyaco – Las Capillas)
Potreros, centro administrativo político incaico
El sitio Potreros es plenamente incaico, diseñado y construido por los incas como un centro administrativo político.
"Potreros está ubicado en un lugar estratégico que era el control de la llegada y salida de todo el enorme Valle Calchaquí. Desde Tastil se pasaba a la Puna y de La Puna se conectaban a Cuzco. Ese centro administrativo político cuenta con estructuras importantes que quedan en pie hoy en día, como la casa del Curaca (el delegado del inca en la región) y dos construcciones redondas, que son únicas en Argentina, que son unas colcas (depósitos para guardar alimentos) de 8mtrs de diámetro y tenían en su momento, techos cónicos", describe Lazarovich.
(Foto: Potrero de Payogasta)
El segmento Abra de Chaupiyaco – Las Capillas junto con el tramo que hay en la provincia de Jujuy, en la Quebrada Grande - Las Escaleras, son los dos únicos tramos de camino que se siguen utilizando ancestralmente por parte de las poblaciones actuales. Esos camino le permite a la gente del lugar no solo comunicarse sino viajar para vender sus pequeñas producciones de papas, arvejas, habas, queso de cabra.
En los caminos, ademas persisten practicas culturales que reflejan los principales valores de la cosmovisión andina, como el ritual de la apacheta, un montículo de piedras, una sobre otra, que depositan los viajeros durante el camino, mediante ellas agradecen y se encomiendan para soportar el cansancio y llegar a destino. También persisten las formas de organización tradicional, como la minga de trabajo comunitario, o las ceremonias, fiestas entre los que se destaca el baile del suri.
(Foto: segmento Quebrada Grande-Las Escaleras, Jujuy)
En el Valle Calchaquí aparecen instalaciones diseñadas específicamente por el estado incaico para la administración de los grupos conquistados y el acopio de recursos básicos para su financiamiento institucional como fueron los Graneros de La Poma.
“Graneros representa un sitio único en todos los Andes porque representa una cueva natural a la que se le hicieron recintos de arcilla para guardar granos. La cueva tiene condiciones naturales muy características porque la humedad y la temperatura que hay adentro son bastantes diferentes a las que hay en el exterior y eso hacía que los granos que se guardaban ahí tuvieran un buen mantenimiento y perduraran en el tiempo. Se supone que esos recintos de arcilla y esa cueva podrían haber sido de granos destinados a cultos de adoración", relata Lazarovich.
(Foto: Graneros de La Poma)
Los apus
Por último, el segmento Qhapaq´ucha del Llullaillaco, que se desarrolla entre los 4800 y los 6300 msnm, ofrece el ejemplo más sorprendente de la capacidad de los Incas de dominar la altura, erigiendo caminos y edificios a mayor altura que ninguna otra población de la historia.
El complejo ceremonial del volcán Ullaillaco, que incluye 8 sitios arqueológicos que van desde la base hasta la cumbre. Allí en 1999 se hizo el hallazgo de los niños del Ullaillaco, dos niñas y un niño, en perfecto estado de conservación junto con más de 150 objetos que forman parte de su ajuar, que fueron sacrificados (Qhapaq´ucha) en un culto solar.
(Foto: Complejo Ceremonial Volcán Llullaillaco)
Ese santuario de altura es el sitio arqueológico más importante en cuanto a lugar de ceremonias de altura que hacían los incas. Las comunidades que residen en la base del volcán siguen considerando a las montañas y volcanes como elementos sagrados de su cosmovisión, practican la ascensión ritual a los cerros, la adoración de los apus y realizan ofrendas a los “niños del Llullaillaco.”
Fuentes y fotos: Qhapaq Ñan Argentina / Secretaría de Cultura de la Nación
Agradecimientos: Victoria Sosa y equipo Qhapaq Ñan Salta.