Silvina Bullrich, la voz de una generación de mujeres
Silvina Bullrich, la voz de una generación de mujeres

Silvina Bullrich, la voz de una generación de mujeres

Letras
La autora argentina es recordada como una gran bestseller, con más de cuarenta libros publicados en toda su carrera. De origen aristocrático, se vinculó con los escritores más importantes de su generación y fue un personaje mediático. A continuación Cristina Mucci, abogada, escritora y periodista cultural, comparte detalles de la obra de Bullrich.

Silvina Bullrich nació el 4 de octubre de 1915. Fue profesora de Literatura Francesa en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y en el Instituto Francés de Estudios Superiores.

La familia Bullrich provenía de la aristocracia. El abuelo de Silvina era el cónsul argentino en Boulogne-sur-Mer. Su padre Rafael dejó de lado su vocación artística para trabajar como médico y posteriormente se dedicó al coleccionismo de obras de arte. Su madre, María Laura Meyrelles, también era de familia aristocrática. Para la época se casaron a una edad avanzada: ella tenía treinta años y él, treinta y cuatro. Silvina fue la hija del medio entre Laura y Marta. Tenía una buena relación con su padre pero no con su madre. 

Asistió al colegio Onésimo Leguizamón y tenía malas notas. No la dejaron asistir al colegio secundario pero obtuvo la medalla de oro en sus estudios en la Alianza Francesa. Desde siempre tuvo acceso a la biblioteca familiar en la que había especialmente autores rusos y franceses. Sin embargo, su padre no apoyaba la idea de que su hija se dedicara a la escritura. 

A los dieciocho viajó a París y aprendió de su cultura. Siempre quiso trabajar, no le interesaba ser mantenida. A los veintiún años se casó con el abogado rosarino Arturo Palenque Carreras con quien tuvo un hijo, Daniel. El matrimonio no funcionó. 

Su carrera en la escritura

Variaciones fue su primer libro, un poemario. Calles de Buenos Aires fue su primera novela y se publicó en 1958, en el que abordó aspectos que más adelante desarrollaría con mayor profundidad en sus más famosas obras como Los burgueses. Luego vendrían dos novelas en torno a la misma temática: Saloma y La redoma del primer ángel, esta última ganadora del Premio Municipal de Poesía en 1943 junto a su amigo Manuel Mujica Lainez y Pilar de Lusarreta. 

Fue colaboradora en el programa de radio Diario oral femenino y en el diario La Nación tras ser invitada por su editor literario, Eduardo Mallea. Conoció a Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo. Junto a Jorge Luis Borges, editó una antología titulada El compadrito. A los pocos meses del fallecimiento de su padre y posteriormente de su hermana mayor, publicó La tercera visión, que abordaba la ruptura de una pareja. Luego escribió una biografía de una escritora francesa y gran influencia en su obra, George Sand

Bodas de cristal es considerada su novela más sólida hasta ese momento. Fue con este libro que comenzó a tener popularidad. En los años siguientes su obra fluctuó entre dos etapas que la crítica catalogó como tema sociopolítico e intimismo feminista. 

Bullrich estuvo a cargo de varias traducciones de Simone de Beauvoir (La invitada, Los mandarines, Memorias de una joven formal y La plenitud de la vida), a quien conoció en París. También de Graham Greene (El tercer hombre). La escritora viajaba frecuentemente a París, donde realizaba traducciones, enviaba artículos para La Nación y escribió Mientras los demás viven, una novela levemente inspirada en su historia de amor con Marcelo Dupont. Allí escribirá la novela de amor basada en su relación con Dupont, Los pasajeros del jardín.

 

La Nación. 

 

En el cine

Participó de la escritura del guion cinematográfico basado en su novela Bodas de cristal en 1975. Su relación con Alejandro Pavlovsky inspiraría su novela Un momento muy largo, que  fue llevada al cine por Piero Vivarelli y coprotagonizada por Elsa Daniel y Venantino Venantini.

Bullrich trabajó también en la adaptación de Hijas de la alegría, el bestseller del escritor Guy Des Cars que dirigió Daniel Tinayre y tituló Bajo un mismo rostro. La película tuvo como estrellas a Mirtha y Silvia Legrand y fue seleccionado para representar a nuestro país en el Festival de Berlín.

Los pasajeros del jardín, de 1975, fue adaptada al lenguaje cinematográfico por Alejandro Doria en 1982. Fue protagonizada por Graciela Borges y Rodolfo Ranni. 

 

Los premios 

Bullrich recibió el Segundo Premio Municipal de Literatura en Prosa en 1943 por La redoma del primer ángel; el Primer Premio Municipal de Novela en 1962 por Un momento muy largo; Segundo Premio Nacional de Literatura Argentina por Los pasajeros del jardín en 1971; en 1982 recibió las Palmas Académicas de Francia. 

“Sé que no quedaré en la historia. Un libro como Los burgueses sobrevivirá un tiempo, porque considero que es una excelente novela. Teléfono ocupado, en cambio, o Su excelencia envió el informe, están destinados a morir. El motivo es simple: están mal escritos. Pero escribir es la única manera que conozco de combatir los pecados capitales: el anonimato, la enfermedad, la fealdad, la pobreza, la vejez”. “Sé que no voy a perdurar en la literatura, mi éxito es un éxito del presente”. (Revista Somos, 1979, y Revista Brigitte, 1980, citados en La gran burguesa, de Cristina Mucci).

 

Cristina Mucci es abogada, escritora y periodista cultural. Fue columnista de libros y editora de la página cultural del diario La Razón, dirigido por Jacobo Timerman, y en 1987 comenzó a trabajar como productora y conductora de programas culturales en televisión con "Los siete locos", que se emite por la Televisión Pública, desde hace 34 años.

Mucci es autora de Voces de la cultura argentina; La señora Lynch; Divina Beatrice; La gran burguesa; Pensar la Argentina, y Leopoldo Lugones: los escritores y el poder. En comunicación con ella, nos adentramos en algunos detalles de la obra de Silvina Bullrich.

 

-¿Cómo y cuándo se decidió a escribir la biografía sobre Silvina Bullrich?

-Me decidí a escribir sobre ella a raíz del libro que escribí sobre Marta Lynch, que fue el primero de esta serie que hice sobre escritoras mujeres. Aquel libro tenía un capítulo que se llamaba “el trío más mentado,”  haciendo referencia a  Marta Lynch, Beatriz Guido y Silvina Bullrich, grandes personajes de la época, no solo escritoras best sellers sino que también aparecían constantemente en los medios,  opinaban absolutamente sobre todo, tenían un rol como también lo tenían “Manucho” Mujica Lainez  o Dalmiro Sáenz. Los escritores en ese momento tenían un rol social importante, mucho más del que tienen hoy.  Bueno, después de que escribí ese libro sobre Marta Lynch, como ese libro anduvo muy bien en la editorial me propusieron escribir también sobre Beatriz Guido y Sivina Bullrich,  así lo hice y salió a esta serie de los tres libros.

 

-¿Qué aspectos de su personalidad destaca?

-Bueno, era una persona muy compleja. Por un lado, era una persona a veces desagradable, muy agresiva pero también, en ese estilo que tenía, hay una parte positiva porque, a su manera, fue muy valiente y hasta yo podría decir, en cierto sentido feminista. Era una mujer producto de su época: no había terminado sexto grado porque según la madre en el secundario los profesores preguntan cosas verdes sobre el cuerpo humano, yo creo que esa frase define todo acerca de cómo fue su formación, qué se esperaba de ella. Y ella decidió ser escritora, ser libre económicamente independiente e importante y logró serlo. En esa época se divorció cuando nadie lo hacía, afrontó después una convivencia sin papeles con su gran amor y nunca trató de ocultar todo eso.

Otras escritoras de la época importantes de la época como  Beatriz Guido o Marta Lynch que eran divorciadas y en esa época no se podían volver a casar,  convivían con sus compañeros como es el caso de Guido con Torre Nilsson. Lo ocultaban, no se animaban a decirlo. En cambio Silvina Bullrich lo decía muy tranquila públicamente, se quejaba, reclamaba, escribía artículos quejándose de que en algún club no la aceptaban como socia o que la echaban por ser divorciada. Más allá de todos los aspectos negativos que tenía, en ese sentido era una mujer valiente. 

 

-¿Cuál considera que fue su aporte a la literatura argentina? ¿Cuál considera su obra más representativa?

-Sin duda Los burgueses es su obra más representativa, fue un éxito impresionante en su momento porque ella se animó a poner sobre la mesa un montón de cosas que jamás se habían dicho hasta ese momento. Era una aristócrata que desmenuzaba con agudeza a la clase alta a la que pertenecía.  Se animaba decir cosas que provocaban y realmente ella era una aristócrata orgullosa, no renegaba de su clase social pero se lamentaba en los años cincuenta y sesenta por la pérdida de un imaginario: el proyecto de país conservador culto, rico, europeizante, con abuelos que viajaban a París con la vaca en el barco.  

Ella con dolor e ironía, observa la decadencia de sus valores de infancia. Habla de una oligarquía débil, de una clase dirigente que no supo serla, responsable de todos los males, a su criterio del país. De eso trata la novela, de la decadencia de la clase burguesa. También tiene otras novelas en esta línea como Los salvadores de la patria, pero considero que Los burgueses fue su punto máximo.

 

Goodreads. 

 

-Escribió también sobre sus contemporáneas Beatriz Guido y Marta Lynch, ¿qué aspectos considera que tenían en común y en qué se diferenciaban?

-Las tres tenían personalidades fuertes, llegaron a ocupar en un momento como fueron los años cincuenta, sesenta y setenta, un lugar preponderante no sólo en la literatura sino también en la sociedad. Eso pienso que las equipara pero también hay grandes diferencias entre ellas, una es que Silvina exponía todo, contaba todo en sus libros, en sus artículos, tenía un gran valor para hacer eso, las otras dos no tanto. Silvina era muy buena escritora pero esta cuestión del bestsellerismo, sacando un libro por año creo que la fue apartando de su camino, ella también lo decía, que se había malgastado. Escribía un best seller todos los años que salía para las fiestas como regalo de Navidad y se leía durante todo el verano. Entonces empezó a escribir una literatura más superficial, más pasatista. Y eso perjudicó su obra que pienso que podría haber sido superior. Beatriz Guido tiene grandes libros y en sus últimos años algunos más flojos. Marta Lynch también. Pero la gran best seller fue Silvina, sin lugar a dudas. Ella fue la escritora argentina que más vendió. 

La Nación.

 

-De haber nacido en una época con mayores oportunidades para las mujeres, ¿cree que se hubiese dedicado a la literatura?

-Sí, ella era una escritora, siempre quiso serlo y además tuvo muchas oportunidades.  En esa época había pocas oportunidades para las mujeres pero ella logró pasar por encima de todo eso y logró un lugar destacado en su momento.

-¿Por qué sus libros no se volvieron a editar? Dado que es un personaje de una época de nuestro país que supo retratar con mucho sentido crítico, ¿por qué cree que más allá de la investigación académica su figura no trascendió tanto como la de sus contemporáneas?

-No se vuelven a editar libros de muchísimos autores, rara vez veo que se edite un libro de Isidoro Blaisten, por citar un caso. Es muy común que a los escritores después de muertos se los olvide o no se los reedite. Es una lástima pero eso pasa mucho, no es el caso solamente de Silvina Bullrich. Tampoco de Lynch o Guido. Pero no me extrañaría que se hiciera un rescate de su obra en algún momento. Hace algunos años se hizo con la obra de Sara Gallardo y antes nadie se acordaba de ella. Y eso por citar un caso. En cualquier momento podemos tener un resurgimiento de las mujeres del trío más mentado. 

 

Agradecimientos: Cristina Mucci.

Fuentes: Web Cristina Mucci, La gran burguesa, La Prensa, La Nación, IMDB, Pressreader.