Se presentaron, ganaron y viajaron: conocé a los seleccionados de Becar 2017
Se presentaron, ganaron y viajaron: conocé a los seleccionados de Becar 2017

Se presentaron, ganaron y viajaron: conocé a los seleccionados de Becar 2017

A través del programa Becar, edición 2017, cinco artistas argentinos viajaron al exterior para intercambiar experiencias, formarse y compartir nuestra cultura con el mundo; conocé sus historias y postutulate para el 2018, tenés tiempo hasta el 2 de mayo
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Con el objetivo de apoyar la movilidad para viajar al exterior a formarse, el programa Becar se sostiene en los siguientes pilares: Cooperación para la Formación, Investigación y Creación Artística. En ese universo, todos los productores, gestores, artistas y emprendedores que realicen proyectos en el extranjero pueden aplicar para ser beneficiarios.

Postulate acá para la edición 2019

Conocé a cinco de los beneficiarios que obtuvieron becas en el 2017:

  1. Iván Elizaincin. Viajó a Paraguay para perfeccionarse en arpa paraguaya, la guarania y la polca afroparaguaya.



    Iván es misionero, guitarrista y un apasionado de la música paraguaya. Con Becar tuvo la oportunidad de viajar al país hermano, Paraguay, con el fin de investigar y tomar clases de música.

    “El programa me dio la posibilidad de viajar para estar con los mayores referentes de la música paraguaya, esos que siempre escuchaba los discos de vinilo, que los desgravaba y aprendía cosas que no se puede aprender en un conservatorio”, contó.

    En la actualidad, Iván busca traducir fielmente en partituras las técnicas y formas musicales que aprendió del arpa paraguaya, la guarania y la polca afroparaguaya para aplicarlas a la música académica.

    El pasado 7 de marzo se recibió de Licenciado en Artes Musicales y en su examen final,  influenciado por el intercambio que a través de Becar, escribió arreglos para orquestas, tocó polcas, galopas, gualambaos y hasta cantó en guaraní.
  2. Lucas Terra Brandes. Viajó a Uruguay para estudiar los procesos arquitectónicos de renovación estéticos de los años 40´.

    Lucas es arquitecto y docente. Revisando archivos, cartas y videos caseros, recorrió la vida íntima de arquitectos y artistas de la década del ‘40 que iniciaron procesos de renovación estéticas importantes tanto en Argentina como en Uruguay. Algunos de ellos: Antonio Bonet, Margarita Xirgu, los hermanos Lussich, Enrique Amorin, Juan Ferrere.

    “En Maldonado, Montevideo y Salto te encontrás con lugares como Punta Ballena, donde vivenciás una valoración del paisaje desde un punto de vista americano, que no tiene que ver con una imitación del paisaje europeo, y desde una perspectiva medioambiental, cuando aún no se usaba ese concepto”, explicó.

    Hasta el 2017, que fue seleccionado por el programa Becar, no había tenido el tiempo ni el dinero para concentrarse en un trabajo de estas características, que lo llevó a viajar de pueblo en pueblo, recorrer infinitos archivos, bibliotecas, universidades, realizar entrevistas y volver con una valija llena de preguntas y reflexiones.

  3. Elsa Martínez. Viajó a Colombia para aprender de gestión de orquestas infantiles y juveniles de inclusión social.


    Elsa está a punto de recibirse de gestora cultural, y con Becar tuvo la oportunidad de viajar a Colombia para conocer más en profundidad sobre la gestión de orquestas infantiles y juveniles de inclusión social.

    Trabajó con la Fundación Batuta, que gestiona 170 orquestas en todo el país. Son orquestas que trabajan con la población de víctimas del conflicto armado, con discapacidades y con niños de las barriadas colombianas. A pesar de haber nacido como un programa estatal hace 26 años, los devenires de la política le dieron forma a la moción en una fundación.

    “La beca me permitió conocer otras formas de gestión cultural. En general, pensamos al sector privado como alguien extraño, pero en Colombia se da una articulación con los todos los actores que hay en los territorios, y que permiten diferentes tipos de anclaje en la gestión social y cultural. Vine con muchas ideas para pensar con qué asociados, estratégicamente, podemos ir trabajando en Argentina”, compartió.

  4. Milena Gallipoli. Viajó a la capital chilena para hacer una pasantía al Museo Nacional de Bellas Artes de Chile.


    La Victoria alada de Samotracia es el calco escultórico preferido de Milena, y cada vez que lo menciona sabe que siempre tiene que explicar que los calcos son copias en yeso de obras famosas de la historia del arte.

    A principios del siglo XX, tener copias era muy importante para aprender a dibujar y a aprender bellas artes. Las compraban tanto coleccionistas, como artistas y así también el estado. En Argentina, los calcos que se conservan fueron gracias a la adquisición del entonces Ministerio de Instrucción Publica sumado a Eduardo Schiaffino y Ernesto de la Cárcova.

    “Gracia a Becar pude hacer una pasantía al Museo de Bellas Artes de Chile. Hice un trabajo de archivo, de bibliografía  y de recorrer los depósitos para ver las piezas que conservan y analizarlas comparativamente con Buenos Aires. Fueron sumamente amables y una gran experiencia para mi vida”, describió.

  5. Flor Dacal. Viajó a Valparaiso, Chile, para aprender sobre diseño sustentable.


    Flor se instaló en los tallares Atalaya de Valparaiso, para aprender e intercambiar conocimientos sobre diseño sustentable. Vivió un mes en un galpón donde funciona un taller de costura, un estudio fotográfico y una residencia. Allí, compartió con intensidad los talleres, almuerzos, charlas y muchas costuras.

    Flor sabe que la industria textil es la segunda más contaminante del mundo, por eso trabaja sobre indumentarias que ya existe en el planeta, y que quizás, porque se rompe un poco o cambia la moda, quedan de desuso.

    “Atalaya tiene una experiencia de diez años, por eso me interesó aprender e intercambiar con ellos técnicas de reciclado textil. Compartir los procesos para recuperar las prendas y transformarlas, valorar el material, darle una nueva vida, porque entendemos que el gran problema de la ropa de hoy es que se produce en exceso, que no dura o no se valora lo suficiente para que no nos exceda y haya un equilibrio”, concluyó.