Sara Gallardo y "el coraje de animarse a todo"
Sara Gallardo y "el coraje de animarse a todo"

Sara Gallardo y "el coraje de animarse a todo"

Letras
Junto a Silvina Bullrich, Beatriz Guido y Marta Lynch, Sara Gallardo fue una de las escritoras más reconocidas de su época. Sin embargo, el estudio de su obra permaneció ausente durante medio siglo. En estas nota, Lucía De Leone y Josefina Fonseca ensayan algunas de las posibles causas de este olvido.
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Si bien en su época, la de los años cincuenta, no fue parte del grupo de las denominadas bestselleristas como Silvina Bullrich, Beatriz Guido y Marta Lynch, Sara Gallardo gozó de reconocimiento del público, de la crítica y de las editoriales. A pesar de ello, durante muchos años en la carrera de Letras de las diferentes universidades nacionales su nombre no aparecía en los programas de estudio, como sí los de Alfonsina Storni, Silvina o Victoria Ocampo, Guido o Bullrich.

 

 

Leopoldo Brizuela fue uno de los encargados de reeditar gran parte de su obra en la Narrativa breve completa por Emecé en 2004. Actualmente, la obra de Gallardo cuenta con numerosas reediciones a cargo de editoriales independientes como Alción editora, Capital Intelectual o Fiordo, y también por grandes casas editoriales como Random House. Además de escribir literatura y periodismo, Gallardo escribía guiones de cine y programas de televisión.


Foto: Malón Malón

Lucía De Leone es doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigadora del CONICET. Es coeditora del libro Escrito en el viento. Lecturas sobre Sara Gallardo (Buenos Aires, FFyL, UBA, 2013), y preparó y prologó la edición de Almafuerte y El libro humilde y doliente de Salvadora Medina Onrubia (Córdoba, Buena Vista, 2014). También prologó y armó la edición de los libros de Sara Gallardo, Macaneos. Las columnas de Confirmado (1967-1972) (Buenos Aires, Ediciones Winograd, 2015), y Los oficios (Buenos Aires, Editorial Excursiones, 2018).

Dictó cursos y seminarios sobre literatura argentina y latinoamericana en UNSAM, UNLu, UNS, UBA y Swarthmore College (USA). Es autora de numerosos artículos en libros especializados y revistas académicas nacionales e internacionales. Es codirectora de “En la intemperie. Poéticas de la fragilidad y la revuelta”, volumen V de la Historia feminista de la literatura argentina (Buenos Aires, Eduvim, 2020). Integra el Comité Editor de Mora, revista del Instituto de Investigaciones de Estudios de Género.

A continuación De Leone, especialista en la obra de la escritora, comparte su mirada sobre la importancia y el legado de Gallardo, y las razones de cierto reconocimiento tardío: 

-La obra de Sara Gallardo se revalorizó en los últimos años, ¿cuál fue el motivo real de su olvido durante tanto tiempo? ¿Considerás que su obra continúa vigente?

-No habría un motivo único al que atribuir el supuesto olvido que tuvo la obra de Sara Gallardo. Si hacemos una revisión, vemos que sus primeras novelas no llegaron al impacto del bestsellerismo de Beatriz Guido, pero sí a revisiones constantes por Editorial Sudamericana, sobre todo Los galgos, los galgos, novela de 1968. En su momento ella es absolutamente reconocida por el público, por la crítica, por las editoriales. De hecho, su primera novela Enero recibe el gran espaldarazo de María Elena Walsh, en la revista Sur de María Rosa Oliver y en La Gaceta Literaria

La rosa en el viento, su última novela pasó más de largo. La escribe desde Barcelona contratada por la editorial Pomaire y es la primera vez en su carrera que publica por fuera de Sudamericana. Si uno la piensa en relación con el sistema literario, esa novela es bastante extraña, difícil de recomponer en su fábula, en su historia, con unos personajes bastante extraños. Es una fábula que se va como cortando a medida que uno va leyendo. Podemos pensar que sí hubo una etapa, no sé si de olvido o relego, y este proceso siempre está acompañado por las distintas instituciones que hacen a este relego: los lectores, las editoriales que no las reeditaban (en un momento sus textos no se conseguían salvo en librerías de usados), la universidad porque salvo contadas excepciones no se estudiaba en la carrera de Letras. La rosa en el viento por ejemplo, se pensó desde el regionalismo literario, como ocurrió una de las cátedras de la facultad hacia los años 2000, pero no se la incluía en la currícula general.

Otra de las hipótesis posibles para pensar por qué su obra queda relegada, yo diría hacia los años setenta, por cierta crítica inclinada hacia una literatura de compromiso o una literatura donde la vinculación con la política quedara absolutamente explícita. La clase también pudo haberle jugado  en contra a Sara Gallardo (procede de los fundadores de la nación) en algunos ámbitos como la crítica literaria, la ensayística de los setenta. Incluso en la reivindicación de escritoras que llevaron adelante  los estudios de género en los ochenta y noventa la dejaron para un segundo momento.

Había que esperar entonces a estos últimos tiempos, yo marcaría el año 2004 que es cuando Leopoldo Brizuela reedita gran parte de su obra en la Narrativa breve completa por Emecé, que fue un librazo que vuelve a instalarla en la escena cultural argentina y lamentablemente por esas cosas del mercado pasa muy rápidamente a saldos, pasando de no encontrarla las librerías habituales a encontrarla en una obra semi completa, a volver a perderla en pocos años. Por suerte hoy contamos con muchas reediciones de sus obras: ha pasado por casas editoriales enormes y poderosas, hegemónicas en el mercado nacional e internacional (Random House) y por editoriales independientes, más pequeñas pero con un gran prestigio.

Quiero también nombrar las primeras ediciones de su obra periodística en los últimos años con Macaneos, de Ediciones Winograd, con su hija mayor, la gran filósofa Paula Pico Estrada a la cabeza, y Los oficios, de Editorial Excursiones a cargo de Nurit Kasztelan y Sol Echevarría. Tuve la suerte de realizar la  selección y organización de los textos periodísticos más importantes de Sara Gallardo y se empezaron a conocer, porque hasta entonces tampoco se conocían, si bien había algunas recopilaciones de la autora de textos de Confirmado y La Nación, no estaban sistematizadas, organizadas ni presentadas de modo tal de que hoy podamos o debamos leer la producción de Sara Gallardo en conjunto, la literaria con la periodística porque ahí también hay un diálogo muy fuerte.

Considero que su obra hoy está absolutamente vigente. Se publica, se lee, se estudia, se antologa, se investiga. Además porque se la empezó a traducir a otras lenguas: acaba de salir una edición de Eisejuaz ni más ni menos que al portugués donde tuve la de la suerte de colaborar con una semblanza biográfica de Sara. Pero hay muchas traducciones más. Además, hay todo un grupo de jóvenes entre las que me incluyo, que han puesto su interés en esa literatura, en esa figura, en esa forma de aparecer en la escena pública, en esos temas, en esas formas que nos trae Sara Gallardo. Porque además, los temas que se abordan en su  literatura desde fines de los años cincuenta, en plena década del sesenta y en los setenta son temas que hoy forman parte de la agenda literaria, de la agenda de los debates de los feminismos, pensando en el aborto y la maternidad no deseada.

-Dado que durante su carrera exploró casi todos los géneros literarios, desde novelas, crónicas, hasta cuentos infantiles, ¿qué más nos queda por descubrir de ella? 

-Ella escribió básicamente novelas, un libro de cuentos que se llamó El país del humo, y también tiene algunos cuentos sueltos que incluimos en Los oficios, como "La Miss" o "La princesa del río", que puede pensarse como un ingreso a la vida literaria desde la prensa. Escribió crónicas o columnas, como se llamaban en la época. Pensemos que ella escribió semanalmente durante muchos años de manera ininterrumpida una columna semanal para Confirmado y en la misma revista escribía una página de modas, “La Donna é Mobile”, que no firmaba, que no era una página de modas convencional, sino que ahí se encontraba la pluma de la escritora y se establecía un diálogo con la columnista estrella que también era Sara Gallardo en el mismo medio.

Escribió relatos infantiles, ella cuenta en alguna entrevista que haber sido madre, el contacto con los problemas de sus hijos, la acercó a la escritura de infantiles. También era una salida económica. Son conocidos los dichos de Sara sobre que sus hijos prefirieran la literatura ante el encanto que había traído la televisión en las familias hacia los años '50. En Teo y la TV arma una relación fantasiosas entre un niño y la televisión a la que usa como canal de acceso a la imaginación.

Claramente es una autora prolífica que vivía de lo que escribía, pese a su pertenencia de clase. Vivía más de lo que escribía en el periodismo que de la literatura, aunque le había ido bastante bien.

Siempre pienso que me queda muchísimo de Sara por recorrer, que hay cosas que por supuesto los archivos no tienen, esconden, escabullen, no encontramos y que de golpe va a salir algo. Me gusta pensar la obra de Sara como una obra abierta, continua y no pensar solamente que las obras abiertas y continuas tienen que ver con la vida real  de los autores sino pensar que hay una vida literaria todavía oculta  que nos queda por recuperar. Eso creo que es un trabajo arqueológico que requiere todo conocimiento de un autor, más allá de que luego hagamos sobre esa obra un análisis literario o sociocultural.

Sé que ella había estado escribiendo antes de morir una biografía sobre Edith Stein donde reaparece esta problemática por los judíos, por la mujer judía en Sara, que es un punto que me parece que no está explorado en su obra y que hoy empieza a cobrar mayor dimensión.

Una vez hablando con la hija supe que Sara no trabajaba para su posteridad, no es que tenía una biblioteca donde juntaba todos sus libros o sus notas. De hecho, la hija ni siquiera tenía las columnas de Confirmado, no es que las juntaba. Las busqué yo, por eso siempre Paula Pico Estrada dice que yo soy la hija “buena” de Sara, es un chiste, siempre decimos que somos como hermanas con distintas ideas de la maternidad sobre  Sara.

Entonces lo que pienso es eso, que no hubo un trabajo de Sara para el después, para la posteridad y esta deja ver una  autofiguración de escritora muy diferente a la de otras colegas. Sus últimos tiempos en los que vivió en Roma, más que nada escribía a diario textos para La Nación, muchos de los cuales están publicados en Los oficios. Vivía de esto. Deja de publicar literatura, ella decía que los dioses de la escritura que habían abandonado y que se había trabado en las ficciones, pero escribía textos periodísticos de una calidad impresionante. No queda mucho más pero yo insisto en que sí, yo estoy convencida de que voy a encontrar algo más, tiene que haber algo más porque ella aparte de escribir literatura y periodismo escribía guiones de cine y programas de televisión. Todo eso hay que buscarlo y encontrarlo. En mis momentos de investigación yo me fui al Museo del Cine a ver si encontraba el guion de la película que ella escribió titulado Con gusto a rabia. No estaba el guion pero sí la presentación fichada donde ella firma con seudónimo. Escribió además un programa de televisión para niños sobre la llegada del hombre a la Luna que también estoy buscando, así que en cualquier momento encuentro algo y seguimos ampliando la obra. Que sea un archivo expandido, siempre abierto a, siempre disponible a y no cerrado.

-¿En qué autoras o temáticas del panorama literario actual observás una influencia de Gallardo?

-Sara Gallardo es una autora que es siempre contemporánea a su época, a las épocas diría.  Es contemporánea porque se adelanta a la época o porque se distingue en la época,  ve luces donde se ven sombras. Sara funciona en las épocas de esa forma. Hoy por ejemplo hay muchas escritoras jóvenes y podríamos decir que la mayoría de las novelas y de los textos publicados, -la mayoría no todas- pertenecen a mujeres. Hay una expansión de las escritoras que es inédita y que es súper bienvenida.

Podríamos pensar que sería como la continuación de lo que ocurrió en los años 50 o 60 cuando irrumpen, de manera también inédita, escritoras en el campo cultural. Hoy habría como una segunda instancia y ahí podemos ver una conexión, les tocó ese momento. Pero, por otro lado, yo creo que todas las escritoras o la mayoría de las que yo conozco que publican, son grandes lectoras de Sara Gallardo. Son lectoras amorosas, lectoras corporales. Pienso por ejemplo en Mercedes Araujo, Dolores Reyes, Selva Almada, que son escritoras que vuelven a esos lugares que tomaba Sara, en las que algo se advierte de Sara, que son confesas admiradoras. Pienso en Silvia  Hopenhayn, que ha hecho programas y ha dictado cursos sobre Sara.

En estas escritoras quizás no solamente vemos la presencia de Sara en algún recurso, procedimiento, temática sino que también la vemos como objeto de interés de enseñanza, como objeto de interés de interpretación, como objeto interés de lectura y acompañamiento, con ese libro que uno se lleva abajo del brazo siempre, entonces en ese sentido creo que aparece todo el tiempo Y después está  esta faceta periodística de Sara que se conoció gracias a las publicaciones de Macaneos y Los oficios, y que también abrió nuevos rumbos en el campo cultural argentino para pensar la saga de escritoras y periodistas argentinas.

Hoy además se lanza un premio de novela Sara Gallardo, que como dice su convocatoria está destinado a autoras argentinas.

Fue coeditora, junto a Paula Bertúa, del libro Escrito en el viento. Lecturas sobre Sara Gallardo (Buenos Aires, FFyL, UBA, 2013) en el que se encuentran textos como el de su hija, la filósofa Paula Pico Estrada, titulado "Sara Gallardo, escritora doméstica":

"Mi madre nunca leyó según un canon. Tampoco leyó a ciertos autores porque eso habilitara su pertenencia a uno u otro club intelectual. Leía lo que le gustaba. (...) Era ajena a las categorías de la crítica; no porque no las conociera sino porque no leía, ni pensaba, ni escribía a partir de o para ellas. Creo, sin embargo, que su obra muestra que no era un buen salvaje sino una escritora con un ejercicio sofisticado de su arte.

La Sara Gallardo más doméstica de todas, la de la última década de su vida, es la misma Sara que encontró y que encuentra, siempre, en el ejercicio de la escritura, el perfeccionamiento de la virtud que le es propia (...).

Gracias al encuentro con sus lectores, los escritos de mi madre viven e impulsan nuevas experiencias vitales. A la vez reciben, en su vigencia, esa confirmación de valía que todo autor, aunque sea indiferente al resultado, espera secretamente para sus propias creaturas sin poder dársela él mismo".

 

Lucía de Leone.

Josefina Fonseca es Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de La Plata, trabaja como periodista, editora y redactora. Es autora de la biografía Sara Gallardo, la mujer de humo. Concebió el proyecto del libro con la intención de contribuir a su relectura, difusión y puesta en valor. 

"Sara en todo lo que hiciera, iba a fondo. Y en esa intensidad quedaban muy expuestas sus contradicciones. Me encanta no poder tomar posturas fijas frente a ella. Tenía una necesidad constante de movimiento. Sara se desplazaba en los territorios (como periodista viajera o como viajera a secas) tanto como en los temas, los tonos y los paisajes de su literatura. Casi una vocación por lo nuevo. Por el riesgo. El coraje de animarse a todo.

Creo que parte de la vigencia de su obra radica en que la originalidad de su literatura trasciende cualquier molde de época. Está por fuera de la corrección política, de la búsqueda de efecto, del conformismo respecto a lo que ha funcionado. Una obra que no es de una época bien puede serlo de todas". 


Agradecimientos: Lucía De Leone, Josefina Fonseca, Paula Pico Estrada.