Rosario Bléfari, la reina del indie argentino
Rosario Bléfari, la reina del indie argentino

Rosario Bléfari, la reina del indie argentino

Música
Efemérides
Sus amigos y colegas la describen como “mágica”. La recuerdan como un ser de otra galaxia, de enorme sensibilidad y profunda poesía. En el día en que hubiese cumplido 55 años, las palabras de quienes la conocieron y compartieron tiempo y arte junto a Rosario, la reina del rock indie argentino.

Quizás su etapa más conocida y exitosa sea la que marcó su paso por la música. Creadora de estilos, vanguardista, innovadora, una adelantada en el tiempo como la recuerdan amigos y colegas, Rosario Bléfari fue mucho más que la voz del recordado grupo Suárez que brilló en los noventa, fue una artista completa que hizo poesía, cine, arte, hizo escuela y dejó un enorme legado.

Para el rock argentino fue, es y seguirá siendo un pilar fundamental, por la fuerza de sus letras, por su talento indiscutido y porque se fue muy joven (falleció el 6 de julio último).

Amigos, colegas y periodistas la recuerdan y homenajean este 24 de diciembre, en el que hubiese cumplido 55 años.

Claudia Masin, escritora y poeta

"Conocí a Rosario Bléfari en Misiones. Ambas habíamos viajado en el marco de un programa de talleres dirigidos a docentes. Ella daba un taller de escritura de canciones y yo uno de poesía. En ese momento no tuvimos demasiado contacto, pero lo que recuerdo de ella (y que cuando la volví a encontrar se mantuvo intacto) es que era de esas personas que tenía un halo de magnetismo, de esas que Deleuze dice que cuando entran a un lugar no son una presencia sino algo así como un acontecimiento. Algo sucede, el aire se aligera, las cosas adquieren más brillo, hay una especie de vientito de entusiasmo, la sensación de que una frescura, una cualidad clara y límpida nos acompaña. ¿Todo eso en un primer encuentro casi casual, con un mínimo intercambio de palabras? Sí, todo eso. Rosario no era de esas personas que no dejan marca a su paso. Cuando la reencontré, fue en la circunstancia insólita y un tanto intimidatoria para mí, de tenerla como alumna en la materia Poesía 1 de la UNA, donde yo era docente de prácticos. Entonces fue cuando llegué a conocerla bien, y a quererla entrañablemente. Rosario era una excelente poeta, eso lo sabemos todxs, además de ser en ese momento (estoy hablando de unos 4 años atrás) una figura muy reconocida. Sin embargo, su paso por el Taller fue de una humildad y una amabilidad extremas: sus intervenciones, sus comentarios, sus devoluciones a sus compañerxs eran siempre amorosos, aún cuando fueran señalamientos acerca de algo que no "funcionaba" en un texto, aún cuando jamás fueran condescendientes. En ningún momento de la cursada hizo pesar su personaje público, ella era una más en ese grupo. Voraz, ávida, curiosa. Me quedó grabada su sonrisa de disfrute y de alegría frente a cada descubrimiento de une poeta, de un hallazgo en los poemas de sus compañerxs.

De ella me queda una enseñanza que me va a llevar toda la vida poner en práctica y que en ella era natural: sabía ser intensa sin ser grave, sin ser solemne, sin ser dramática. Sabía algo acerca del arte que pocos artistas saben: que es parte de nuestra fuerza vital, que es un modo no solo de expresarse sino de comunicarse y encontrarse con otrxs, y que ese encuentro es en sí mismo un goce, una fiesta.

La última vez que la vi fue en la presentación de un libro mío: ella había aceptado con mucho entusiasmo tocar en el evento. Esa es la Rosario que conocí: generosa, humilde, poderosa pero sin alardear de su poder ni convertirlo en un arma contra otrxs. Alguien que es en sí misma un acontecimiento y que una vez que pasa por tu vida no la deja igual: la mejora, la vuelve más bella. La hace mejor. Brindo con vos, Rosario, en tu día, porque estoy segura de que hubieras querido ser recordada así: como un vientito fresco que aparece en un día sofocante, y que te da un alivio que no sabías que necesitabas, el aire sin el cual -y ahí te das cuenta- se puede sobrevivir pero no vivir plenamente. Tu existencia misma es ese aire. Así, en presente".

Claudia Masin.

Leo García, músico y productor

"He sido un gran fanático de Rosario y de su banda Suárez, sin dudas fue la artista que despertó todo mi ímpetu de haber seguido cada uno de sus shows con Suárez. Tengo los recuerdos más hermosos de ella, hoy transformada en la reina del underground, más que nada del rock indie argentino. Tengo imágenes muy luminosas, recuerdo haberla visto en vivo bellísima porque era un sex symbol también en los años noventa. Era un fan de su banda, iba a cuanto lugar tocaran y estaba como enamorado de ella. Yo empezaba a asomar con Avant Press, mi banda, y pude conocer a los Suárez porque los tenía como mis ídolos, y pude hacer unos cuantos shows teloneándolos y para mí era la felicidad plena. Más adelante, hicimos una amistad con Rosario por amigos en común y por ser colegas, pude ir a su casa cuando estaba esperando a su hija, después fui otras veces a ensayar cuando volví con mi banda y Rosario tocó como solista. También fui a ver el estreno de su película Silvia Prieto, dirigida por Martín Rejtman, y fue alucinante verla en el cine. Tengo la imagen de Rosario como una persona muy talentosa, poética, muy artista; en el escenario con una postura excelente siempre se la veía luminosa y maravillosa. Su banda Suárez era un grupo de vanguardia, hacía cosas que eran innovadoras, únicas. He ido a shows de ellos a cualquier hora y en cualquier lugar y sentía una atracción fuera de lo normal para con Rosario y su banda.

Me impactó muchísimo su despedida y siempre tengo el recuerdo más sensible de ella porque, sin lugar a dudas, fue la reina del indie argentino".

Leo García.

Aldo Benítez, músico y periodista

"Mi historia con Rosario comienza cuando yo era adoescente, cuando conocí a su banda Suárez que fue muy importante para muches de nosotres en los noventa y principios de los dos mil. Es la banda que ella tenía con su marido Fabio Suárez y otros músicos, pero básicamente ella era el alma mater o el frente porque ella escribía las letras y componía las músicas. Eso a mí me sorprendió siendo adolescente, ver toda esa energía femenina canalizada en la escritura, verla a ella en vivo era muy interesante porque las emociones de Rosario, no solo en el escenario sino en la vida real, nunca eran muy claras, era una persona muy enigmática y ese era su encanto, lo que nos seducía tanto a quienes éramos sus fans y sus amigos. Tuve la suerte de poder ocupar los dos casilleros, realmente es mucho lo que la extraño. Los últimos meses estuvimos en contacto de manera intermitente.

Recuerdo que la primera vez que hice contacto con ella fue a través de una casilla de correo que estaba en el CD de Suárez y yo le escribí, fue bastante crítico mi acercamiento porque me había molestado que habían puesto en el disco un fragmento de una canción de Sonic Youth y no me gustaba que no lo hubiesen declarado. En ese momento estaba toda la disyuntiva de la música con samples, la música que contenía fragmentos de otras canciones y había toda una discusión al respecto. Me acuerdo que la carta que me devolvió, que todavía la tengo guardada con mucho amor en la casa de mis padres, ella hacía toda una defensa de porque habían hecho eso y me copiaba como notas de otros discos en los cuales se declaraba y explicaba porque no habían declarado, y eso me sedujo absolutamente porque lo hizo con muy buena onda, me estaba como invitando a una discusión que es lo que fue toda nuestra relación, una discusión muy amorosa en la cual cada uno siempre tuvo sus puntos de vista.

A mediados del dos mil empecé a hacer un taller de canciones con ella que se prolongó en el tiempo y fue como formalizar nuestra amistad y, a partir de esa experiencia, nos hicimos muy amigos.

Rosario es una de esas personas que es indeleble en mi vida y creo que en la de muches porque nos marcó, marcó una forma de hacer las cosas, marcó una forma de acercarse a la producción.

Fue una visionaria, una adelantada en esta cuestión de ser interdisciplinario, conjugar diferentes actividades y que todas tengan un rasgo de uno sin necesidad de ser tan purista. Creo que eso es su legado de alguna manera, y mi humilde homenaje fue hacer una versión de una canción de Suárez que se llama Río de enero, que está en su disco Galope. Hicimos una versión con Gaby Lucena y Juliana Gatas, de Miranda, que me ayudaron en mi último disco".

Aldo Benítez.

Diego Fosser, músico, ex baterista de Suárez

"El otro día nos encontramos con Gusti Monsalvo para tomar un café y compartir la vida y recordando momentos de giras hablamos de Connie Island, un parque de diversiones súper freak que está en Nueva York. Yo le contaba del día que fuimos con Rosario. Era creo, el día del perdón y estaba lleno de judíos ortodoxos, una escena  que nunca había visto. Subimos a la montaña rusa y luego a una rueda, el que la manejaba la puso a una velocidad que nos descompuso, el tipo nos miraba con una cara de satisfacción indescriptible nos miramos aterrorizados como preguntándonos ¿qué onda? Cuando volvíamos nos perdimos y casi me llevan preso por hacer pis en un terreno baldío. Era el tiempo de la tolerancia cero".

Diego Fosser junto a Rosario Bléfari.

Humphrey Inzillo, periodista

"Hay una multiplicidad de razones que hacen de Rosario Bléfari una artista magistral. Desde su rol de emblema del indie al frente de Suárez a su papel como compositora (como amante del Litoral, entiendo a “Río Paraná” como una de las canciones más bellas del universo, de su actuación en la superlativa “Silvia Prieto” -una película seminal del Nuevo Cine Argentino- y su modo rejtmaniano de mirar el mundo hasta su reciente protagónico en la notable “Planta Permanente”. Y luego, claro, están sus libros. El “Diario del dinero”, que la editorial Mansalva lanzó hace unos meses, son apenas algunas pistas, algunas puertas de entrada, algunos mojones en la obra de una artista cuyas búsquedas trascendieron los límites e impactaron por su sensibilidad, su humor y originalidad, en varias generaciones de espectadores".

Humphrey Inzillo.

Foto portada: Diario Hoy.