Rarezas y hallazgos musicales en Radio CASo
Rarezas y hallazgos musicales en Radio CASo

Rarezas y hallazgos musicales en Radio CASo

Música
En "Vinilo y Sustancia", el podcast que se emite por Radio CASo, se puede escuchar discos y canciones que en su momento no tuvieron lugar en el circuito y que en la actualidad no se encuentran en Internet. En esta nota conversamos con Zelmar Garín, su realizador.
Otros artículos que te pueden interesar
Radio CASo, la radio por streaming del Centro de Arte Sonoro CASo
Vivos, podcasts, entrevistas y mucha música para conocer y disfrutar del arte sonoro y la música experimental de todo el país.

Vinilo y Sustancia es una de las actividades que propone del Centro de Arte Sonoro (CASo), a través de Radio CASo, para escuchar este verano. Se trata de un podcast dedicado a la música, con preferencia a las rarezas en vinilo, conducido y realizado por el músico Zelmar Garín.

Para realizarlo, Garín hace digitalizaciones de su colección personal y así, Vinilo y sustancia rescata a artistas que por distintos motivos permanecieron ocultos o casi olvidados. Músicas argentinas o foráneas, en su mayoría sin reedición, que en su momento no tuvieron llegada, entendimiento o lugar en el circuito, teniendo en cuenta prohibiciones, contextos sociales y políticos. 

Radio CASo es el proyecto de audio streaming del Centro de Arte Sonoro que transmite las 24 horas desde su sitio web,donde difunde y promueve expresiones de la música experimental, la música contemporánea y el arte sonoro. Es una plataforma de ideas vinculadas a la escucha y a diversas políticas y metodologías que desarticulan las estructuras formales de la música y las artes.

Zelmar Garín se define como músico, pincha discos, productor musical, compositor e improvisador. En Vinilo y Sustancia, su podcast creado durante los primeros meses de la pandemia, comparte su colección de vinilos, reportajes y testimonios. Conocé más sobre este músico y melómano, sobre sus "pepitas de oro negro” y sus ideas al respecto de los cambios en los formatos musicales.

- ¿Cómo nació la idea de Vinilo y Sustancia? 

- De chico hice radio medio en joda. Después, en 2005 y gracias a Claudio Koremblit, trabajé por un año en Radio Provincia como productor; ahí escribía, digitalizaba, producía notas y hasta me encargaba de la comida. Lo último que hice antes de Vinilo y Sustancia fue un programa que se llamó Espectro electromagnético y que se emitió durante dos años por FM la Tribu y por Radio Tsonami (Chile). El programa lo hacía junto al músico y compositor Julián Galay y pasabamos la música que teníamos ganas. Los dos somos melómanos y compositores, entonces, desde el vamos, el programa tenía una cosa de collage con guiños humorísticos por momentos. Trabajábamos mucho la edición, las cámaras y efectos muy parecido a como son los podcast ahora. Me sirvió para empezar a lograr un sello propio en cuanto a la edición y una aleatoriedad que suele pasar también en Vinilo y Sustancia.

- En Vinilo y Sustancia recuperás lo que llamás “pepitas de oro negro”, ¿podrías nombrar algunas?

- La temporada I empieza con Billy Bond uno de los número uno de nuestra música, que por desconocimiento no está reconocido como tal. En su rol de productor y hacedor de discos, a él le debemos parte del sonido de lo que hoy se conoce como rock nacional -aunque el término para mí sea una falacia-. En ese episodio del podcast, pasé el último single que Giuliano Canterini, su nombre original, grabó como Billy Bond, el Rebelde: "No pibe" de Manal, una canción que hoy es un clásico. Desde 1970, cuando salió a la par que la original editada por Manal en el sello Mandioca, el tema nunca se reeditó ni salió en ningún LP compilatorio, ni en CD, y tampoco estaba en las plataformas  En ese mismo episodio del podcast también hay un testimonio que Billy Bond me mandó desde Brasil, en el que cuenta detalles de las grabaciones que no están en ningún libro.

En una época en la que hay un revisionismo del papel de la mujer en todos los ámbitos y una reescritura necesaria de los comienzos del rock en Argentina, en la temporada II de Vinilo y Sustancia, hice una especie de historia de una pionera del rock: Mery Mitchell, que en 1964 grabó, de su autoría, “Soy dinamita”. Rockeando y haciendo un tema propio.

Por otra parte, el año pasado, el cantautor experimental uruguayo Jorge Portillo editó un disco de canciones deliciosas y le dediqué dos capítulos. Es música que goza de nula difusión, no son todas cosas de archivo.

- Tenés una gran trayectoria en el mundo de la música, ¿te interesó siempre el tipo experimental o en un momento lo descubriste y orientaste tu carrera hacia ese estilo?

- De chico tuve intereses muy eclécticos, de abordar géneros, estudiarlos y tratar de tocarlos a fondo. Toqué folclore y fui percusionista en varios grupos. Me enfermé con el tango, con Carlos Gardel, Roberto Grela; y terminé tocando la guitarra en el Cuarteto Montserrat junto a Vicente Correa, uno de los guitarristas más importantes que tuvo Alfredo Zitarrosa. A la vez que hacía esto, transitaba los mundos del jazz moderno, la improvisación libre, la música contemporánea, gracias a músicos amigos como Hernán Vives, Lucio Capece y Gustavo Nasuti. No había Internet así que juntarse a tocar y compartir información era fundamental. Nos conocíamos de la murga Sácate el almidón y, luego de esa experiencia, toqué siete años con Coco Romero, un gran referente de la murga porteña en Argentina. También toqué con Juan Carlos Cáceres, en un plan mezclado con el tango.

Mientras crecía en La Matanza, armaba mis bandas con los chicos del barrio más ligados al punk y al rock barrial. En todo ese submundo me moví siempre y, en 2003, fundamos un sello que se llama Noseso records, que recogió algunas de estas experiencias. Así que, ¿qué sería experimental? La música para mí es mi vida y por eso siempre estoy experimentando en diferentes proyectos. 

- ¿Qué es lo que más disfrutás de tu trabajo?

- Entre otras cosas, trabajo en el laboratorio de audio del Instituto Nacional de Musicología "Carlos Vega", cosa que me apasiona. No puedo decir que mis cuestiones musicales y radiales me generen una entrada de dinero como para decirle trabajo. En realidad si lo pensara con la cabeza fría, podría decir que me quitan tiempo y dinero. Me volví a meter en la radio porque estaba harto de escuchar magazines en donde el personaje clásico que tendría que hablar de hechos culturales, como música, teatro, literatura o cine, y se suplanta por un tipo que habla de fútbol. También noto que hay poco interés por la música latinoamericana en general, sea del género que sea. Así que el podcast, más allá de divertirme, en cierto punto también es una militancia cultural por las cosas que me gustan o me parecen dignas de ser rescatadas.

- ¿Qué pensás del cambio de formatos que se da desde el vinilo a cómo se escucha la música hoy?

- Toda esa discusión siempre me pareció estéril. Se puede tener una edición muy buena del Sargent Pepper de los Beatles -un HQ - 180 gramos-, pero si lo único que hay para escucharla es un Wincofon o una bandeja Crosley, diría: “¡Aguante el mp3!”.

Vivimos en una época donde el hecho sonoro sucede cuasi invasivamente, escuchamos músicas todo el tiempo. Entonces, ¿por qué no tener herramientas para poder decidir más ampliamente qué buscar y escuchar? Si a mis 14 años, cuando grababa casettes para escuchar en el colectivo en un walkman, venía el Diablo y me decía que podía tener casi toda la música del mundo en un aparatito rectangular, le hubiera dicho: '¿Dónde firmo?'. Ahora, con Spotify y las plataformas es mucho más fácil. Para mí, la discusión debería ir por cómo educar y aprender a escuchar un disco, una obra entera. Analizar la obra en el mejor de los casos, disfrutar del hecho sonoro, poder abstraerse y, despertar interés en las personas.

El 14 de marzo próximo, en Rondeman Abasto, Zelmar Garín presenta un disco inspirado un poco en la pandemia, acompañado de una obra visual de Gisela Peláez y con amigos invitados.

Sobre Radio CAso

El proyecto de Radio CASo surgió en abril 2020, en pleno momento de confinamiento por covid 19. Fue la respuesta creativa del Centro de Arte Sonoro a la pregunta de cómo seguir ejercitando la sensibilidad del sonido y la comunidad durante la pandemia. El proyecto fue pensado como un jardín virtual para construir vínculos y redes de acción; como un espacio en constante mutación, que habilite nuevas prácticas de encuentro y de compañía.

El CASo es el primer centro permanente en el país dedicado a promover este campo disciplinar. CASo comprende al arte sonoro como una expresión del arte contemporáneo y como una disciplina de saberes específicos y capacidades críticas. Sus ejes principales de acción son tres: escucha, comunidad y tecnología. Estas categorías se ponen en práctica, se cuestionan y se problematizan a través de diversas acciones: exhibiciones, talleres y clínicas de formación, actividades de auditorio, residencias, Radio CASo y publicaciones. CASo convoca al público en general, y en particular a quienes deseen contribuir y participar en la articulación entre los campos de la creación con sonido, la curaduría y la reflexión teórica en nuestro país mediante la generación de prácticas creativas y diálogos interdisciplinarios.