Quitilipi, un lugar chaqueño con historia para los artesanos aborígenes
Quitilipi, un lugar chaqueño con historia para los artesanos aborígenes

Quitilipi, un lugar chaqueño con historia para los artesanos aborígenes

Arte
La localidad de Quitilipi, en la provincia de Chaco, es el escenario de la tradicional Feria de Artesanía Aborigen Chaqueña “René James Sotelo”, que convoca a artesanos qom, mocovíes, wichí y vilelas. La 43 edición, realizada de manera virtual, mantuvo sus objetivos de comercialización indígena, encuentro entre artesanos aborígenes y visibilización de saberes artesanales.

La Feria de Artesanía Aborigen Chaqueña "René James Sotelo" tiene el fin de poner en valor la identidad de los pueblos indígenas, en un proceso tendiente a la reinvindicación de sus costumbres y su historia.

La edición 2020 se realizó gracias al trabajo colectivo entre el Instituto de Cultura de Chaco, con un equipo integrado por la Dirección de Patrimonio, el Departamento de Artesanías, la Dirección de Promoción Sociocultural, la Municipalidad de Quitilipi, el Museo Artesanal de Quitilipi y la Asociación Amigos del espacio del Aborigen Chaqueño de Quitilipi.

El jurado estuvo integrado por María del Carmen Toribio (como artesana indígena), Vera Kors (Fondo Nacional de las Artes), Hugo Da Silva (Museo Artesanal de Quitilipi), Daniel Fernández (Departamento de Artesanías) y Claudio Largo (Programa de Pueblos Originarios).

Gabriela Barrios, a cargo de la Dirección de Patrimonio del Instituto de Cultura de Chaco, nos cuenta sobre la importancia de la localidad para los artesanos aborígenes de la zona así como las particularidades de la Feria y el concurso en la edición virtual 2020. 

-¿Por qué Quitilipi es un lugar con historia para los artesanos?

-El origen de la feria en la localidad de Quitilipi es, efectivamente, histórico. Allí residió René James Sotelo, un maestro, uno de los primeros en reconocerse en su formación más indigenista, en los finales de los años '50 y principios de los '60. Trabajó, de manera voluntaria, en las primeras escuelas de alfabetización a población indígena, inicialmente no pensadas como educación bilingüe, pero que son de las primeras que empiezan a ejercer esa práctica de alfabetizar a partir del idioma indígena. Lo hacen con la población qom. En vida de James Sotelo se inicia la Feria de Quitilipi, no con la dimensión actual, sino mucho más local y como encuentro anual. René James Sotelo fue asesinado en la década del 80. Formaba parte del grupo que trabajaba por la Ley del Aborigen Chaqueño. Lo matan en un evento local y, a partir de ese hecho, la Feria dejó de realizarse por diez años. Luego se retoma y va adquiriendo esta fuerza que tiene en la actualidad.

-¿Qué particularidades tuvo la edición 2020, teniendo en cuenta la situación de pandemia?

-Por primera vez la Feria fue virtual y el formato virtual requirió, a diferencia de las presenciales,  acciones que marcan un proceso de mayor autonomía de las organizaciones y de los participantes indígenas en la feria. En general, no había una inscripción previa. Cada artesano tuvo que elegir hasta tres piezas de su propia producción para la consideración del concurso y del jurado. Cuando la feria es presencial los artesanos van a vender, básicamente a estar en el espacio de encuentro, pero no eligen ellos su pieza. El jurado pasa y selecciona las piezas que le parecen valorables para el concurso. Esta era, pensándolo en la presencialidad, una meta importante de ir construyendo.

 

-¿Cuál fue el objetivo de esta edición?

-Desde su creación la Feria tiene tres grandes líneas de trabajo: el fortalecimiento de la comercialización indígena a través de un espacio que les permita vender con un objetivo económico; constituirse en un espacio de encuentro entre los propios artesanos indígenas para intercambiar sus saberes; y una tercera cuestión que tiene que ver con la visibilización, la sensibilización de las comunidades no indígenas sobre los saberes artesanales y toda la implicancia que tiene en la relación con la utilización de materiales naturales para la producción de elementos de uso. Esas tres patas estuvieron presentes este año de una manera muy distinta. La comercialización ha sido difícil pero se ha dado un paso adelante porque el Departamento de Artesanías de la Provincia generó su primer sistema de venta en línea, sólo con un catálogo, no con una venta directa.

-¿Cómo fue el nivel de convocatoria al concurso?

-Sabíamos que era difícil la conectividad para los artesanos de la provincia. Hay sectores con poco acceso y no todos los artesanos tienen celular. Habíamos pensado un formulario por correo electrónico, que llegaba el enlace por whatsapp, pero eso prácticamente no se usó. Todas las inscripciones fueron por teléfono o por whatsapp, no formularios de papel a mano y con una foto. Esos nos dio un termómetro de la conectividad de los artesanos de la provincia. Pensamos que estaba bien llegar a cien inscriptos y eso se duplicó. Tuvo mucho que ver con el trabajo de las organizaciones en territorio, tanto de la red de municipios como algunas organizaciones que están trabajando con artesanos. La localidad de Miraflores es una de las que mayor cantidad de inscriptos tuvo y que también concentró la mayor cantidad de premios. Creo que tiene que ver con la creación del Parque Nacional Impenetrable. Esta es la puerta de entrada a ese parque y hay un trabajo de múltiples instituciones gubernamentales y no gubernamentales trabajando en ese territorio.

-¿Qué actividades se realizaron?

-El concurso fue lo más visible pero también se hicieron conversatorios, encuentros virtuales, algunas ferias presenciales locales, a cargo del Departamento de Artesanías, y una capacitación, en particular, en el uso de redes sociales que estuvo a cargo del Departamento de Industrias.

El concurso 

Se registraron 204 inscriptos de 20 localidades chaqueñas y un total de 512 piezas de variedad de técnicas (alfarería, talla en madera, cestería, tejido) y variedad de materiales (chaguar, lana, palma, isipho, palo santo y guayaibi, arcilla y barro negro). Los premios se otorgaron en tres modalidades: por jurado, por la comisión organizadora y premio del público.

El jurado estuvo integrado por María del Carmen Toribio (como artesana indígena), Vera Kors (Fondo Nacional de las Artes), Hugo Da Silva (Museo Artesanal de Quitilipi), Daniel Fernández (Departamento de Artesanías) y Claudio Largo (Programa de Pueblos Originarios).

Elida Salteño: “Valorizo mucho mi trabajo porque es mi vida, la vida de mis hijos y mis nietos".

Maestra artesana y alfarera mocoví, Elida nació en la Colonia Domingo Matheu y vive en San Bernardo. Sus hijos, hijas, nietos y nietas han aprendido de ella y todos son alfareros. Busca el barro, lo limpia y prepara con aserrín de huesos para crear vasijas de diversos tamaños.

Premio Francisco Ferrer “A la pieza única:

El jurado consideró que se destaca tanto la precisión técnica como la expresión lograda, y lo oportuno de la pieza en este contexto mundial (la expresión de “El grito”, que el jurado percibió en la obra).

Primer Premio "René James Sotelo" a la técnica. Alfarería:

Tanto en la técnica, como en el conjunto de expresiones que el jurado analiza de la pieza: el palo borracho en la cosmovisión de los pueblos, y a su vez las espinas que hoy son una imagen vigente referida a la pandemia. La composición del nido del hornero en su copa completan esta obra.

Elida Salteño y una familia de artesanos

"Para mí es muy importante la Feria porque llevamos nuestro arte, vendemos, sacamos premios, es nuestro trabajo. Nunca participaba en la Feria. Empecé porque me dijo mi sobrina. Llevé un jarrón grande y mi hija lo puso en la mesa. Los jurados vinieron, lo vieron y se lo llevaron. Salió premiado mi jarrón.

Aprendí a hacer artesanías a los 8 años, mirando a mi abuela. Le pedía ayuda a ella porque yo quería ser artesana. Me decía que fuera al hormiguero grande a sacar barro y ahora es mi trabajo. 

Trabajo en el hueso, nunca en aserrín porque es fácil para hacer pero no es como el hueso. Consigo los huesos en las estancias, pidiendo permiso y los quemo. Cuando se enfrían los piso con un mortero y los amaso con la tierra. Busco una buena tierra. Me voy, a veces dos leguas, cinco leguas, para traer las bolsas de tierra.

Por eso para mí es muy importante estar en la Feria, sabemos que vamos a llegar y vender. Cuando regresamos a las casas tenemos monedas, tenemos para nuestros hijos, nietos, ese trabajo es nuestra vida, la mía, la de mis hijos, la de mis nietos. Cuando yo hago jarrones ruego al Señor que me enseñe, que use mis manos, que use mi mente, mis dedos, todo. Mi hija, mi hijo, mi yerno son artesanos, somos familia de artesanos".          

El Camino del Barro. Cerámica Mocoví. Entrevista: Adriana Schwartz. Cámara, Montaje y Dirección: Marcelo Pérez. Registro del Departamento de Patrimonio Inmaterial.

Juan Marcelo Juárez: "La Feria es un lugar que me permitió reencontrarme con mis raíces, conocer un poco más de los pueblos originarios del Chaco".

Escultor en madera, del pueblo mocoví y residente en la ciudad de Charata.

Premio del público:

Talla en madera Quitilipi: Neloxoỹiaxac quena˺qano˺huenataxac (Quitilipi, guardián de nuestra cultura).

Juan Marcelo Juárez y su Quitilipi, guardián de nuestra cultura

"Vivo en la ciudad de Charata y pertenezco a la comunidad mocoví por parte de mi madre. Tengo 43 años y comencé hace más o menos 20 años con esto. Conocí el tallado, la escultura, la artesanía. Dejé mucho tiempo y en el año 2011 retomé la realización de esculturas, gracias a la insistencia y la paciencia de quien, dentro de las comunidades que participan en la Feria de Quitilipi, se considera un gran maestro, como el señor Francisco Ferrer. En el 2011 me convocó para la feria y fue la primera vez que participé.

En esta edición volví a participar y me llevé conmigo el premio del público, que se votaba a través de las redes. Realicé la obra Quitilipi, guardián de nuestras culturas, que consistía en la imagen de una lechuza, un quitilipi resguardando con sus alas una especie de jarrón o cacharro que representa lo que es la cultura mocoví. Más abajo tiene una especie de pequeños pájaros montados sobre lo que interpreté yo como un cenicero, que representa la cultura qom. Por detrás se puede ver la parte de un canasto que representaría la cultura wichi con su cestería.

  

Esta Feria de Artesanías Aborígenes del Chaco para mí es un lugar muy especial, muy importante. Cada año que voy puedo volver a ver a los hermanos de toda la provincia. Me permitió reencontrarme con mis raíces, conocer un poco más de los pueblos originarios del Chaco, a mis hermanos.

Esta última edición virtual ha servido mucho. Lo hemos podido reflejar en las redes, compartiendo todos los días cada noticia, imágenes de las distintas artesanías que participaron del concurso, fue muy positivo en ese sentido. Pudimos difundir el evento que se realiza todos los años. Eso fue lo positivo de esta edición virtual, que se propagó la noticia y, hoy por hoy, la Feria de Quitilipi es más conocida que antes".

 

Imagenes. Gentileza facebook @feriaartesanalquitilipi