¿Por qué Yerba Buena enamora?
¿Por qué Yerba Buena enamora?

¿Por qué Yerba Buena enamora?

Desde Yerba Buena, Tucumán, te contamos por qué esta fiesta que celebra el Día de los Enamorados no se parece a ninguna otra en todo el mundo; la 3ra edición se llevó a cabo el 15, 16 y 17 de febrero
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¿Tal vez porque tiene una celebración exclusivamente dedicada al amor? YERBABUENA ENAMORA es la única fiesta popular que celebra San Valentín a la manera argenta: tango, cine, boleros y folklore para bailar y cantar hasta el amanecer. En la tercera edición de esta celebración, que cuenta con el apoyo del programa FESTEJAR, se llenó de parejas, familias y visitantes que disfrutaron de una película al aire libre, una milonga arrabalera y un recital de Manu Sija, el consagrado artista tucumano que armó un ensamble melódico para la ocasión.

La locación elegida fue la Casa de la Cultura, sede que forma parte de la Red de Casas del Bicentenario, espacios culturales regionales que buscan fortalecer las economías creativas e impulsar la cultura como motor de desarrollo social.

¿O porque es un lugar lleno de artistas y pequeños amantes del arte? El Jueves 15 a la noche arrancó la tercera edición de esta fiesta con la proyección de Coco (2017) al aire libre, que convocó a más de 3 mil personas, cifra que triplicó la expectativa de asistencia. Los foodtrucks de comidas regionales, anglicismo insoslayable, trabajaron sin descanso junto a los artesanos, que compartieron sus creaciones con todo el público. Con mates, pochoclos y lonas, familias enteras disfrutaron de la película.

La voz popular dice que la localidad  tiene muchísimos pintores, músicos y actores viviendo allí. Marta tiene 62 años, vive en el municipio y así lo confirma:

“Es como el huevo y la gallina. No se si se vienen a vivir acá porque quieren inspirarse o si se inspiran porque viven acá, pero el que es local lo entiende, Yerba Buena conquista”.

Cómo sea, el amor está en el aire. “Nuestra conexión fue artística. Nos conocimos en una fiesta hablando de Spinetta y hace cuatro años estamos juntos. Hoy vinimos a ver a Manu Sija y a Nancy Pedro”, cuenta Florencia, que viajó desde Tafi Viejo con su novio Emanuel. ¿Y si no hubieran coincidido en el gusto por el flaco? “No estaríamos acá, hay cosas que no se discuten”, concluye él.

Y si hablamos de amor, las milongas son sede y emblema. Pocas músicas despiertan tanta pasión como el tango, que pese a lo multicultural y diversa que es Argentina, se escucha y baila en todas las regiones del país. La segunda noche se armó una milonga norteña llena de parejas de todas las edades que compartieron el ritmo del 2x4.

Silvia y Juan Carlos llamaban la atención. Algo los hacía resaltar del resto. “La conexión” dice él sin dudar, y agrega: “ser pareja de bailes es saber captar al otro, conectarse, dejarse llevar. Nos entregamos tanto que parece que somos pareja en serio”. Y es cierto. Cuesta creer que no lo sean. “Es que aunque bailes con el más feo tenés que sentir que bailás con Brad Pitt”, explica ella, que no es Angelina Jolie, y superó una depresión bailando. “Ahí no largué más”. Entre ellos se chicanean, se ríen, y esa energía se siente en la pista. “Cuando bailás te olvidás del mundo, te entregás a la música. Porque el tango es amor”, sentencia Silvia antes de entrar a ver la demostración que hicieron Carlos y Delia, los bailarines locales que deslumbraron a todos los presentes.

La tercera y última noche abrió con Inés Valdez, cantante Yerbabuenense que calentó el escenario con ritmos brasileros para que Manu Sija termine de incendiarlo. El multi-intrumentalista es un reconocido músico que refrescó al ambiente del folclore manejando la improvisación y el cruce de lenguajes latinoamericanos. Trabajó con León Gieco, Divididos, Liliana Herrero, Juan Falú, Carlos Vives y otros artistas. Y para cerrar YERBABUENA ENAMORA, armó un ensamble especial con las cantantes Nancy Pedro, Adriana Tula y Mica Flores, con quienes recorrió un repertorio de canciones propias y versiones de música popular latinoamericana que dejó a la sala llena de felicidad, una felicidad que vuelve a suceder todos los años. ¡Es el amor!