Piazzolla: “Sueño con imponer la música de mi país en todo el mundo”
Piazzolla: “Sueño con imponer la música de mi país en todo el mundo”

Piazzolla: “Sueño con imponer la música de mi país en todo el mundo”

Música
¿Quién fue Piazzolla, dónde radica su grandeza, cómo fue la vida del gran compositor? ¿Tuvo influencia del jazz en su obra? Repasamos su vida a través de la autora de su biografía, María Susana Azzi
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Astor Pantaleón Piazzolla nació el 11 de marzo de 1921 en la ciudad balnearia de Mar del Plata, y murió a los 71, el 4 de julio de 1992. Hijo de Vicente “Nonino” Piazzolla y Asunta Mainetti, fue bandoneonista, director, compositor, arreglador y uno de los músicos argentinos más
importantes y transcendentales de todos los tiempos. Por eso, en el día en el que el músico cumpliría 98 años, la Secretaría de Cultura recuerda y rinde su homenaje de la mano de María Susana Azzi, la escritora de "Astor Piazzolla", de Editorial El Ateneo, una biografía exhaustiva y detallada sobre el músico argentino.

-¿A qué respondió la decisión de escribir un libro sobre Piazzolla?
-Me recibí de Antropóloga y buscaba qué investigar. Pensaba mucho en la inmigración europea
en Argentina, y un día, después de dos años de búsqueda interior, apareció mi objeto de
investigación: el tango. En el estudio del tango encontramos una clave para comprender la
trama esencial de la sociedad argentina. Mi investigación del tango me llevó a investigar la
vida y la música de Astor Piazzolla, músico que trasciende todas las fronteras virtuales y
musicales.


(Astor y Roberto el Polaco Goyeneche).

-¿En qué consistió la investigación?

-Piazzolla habló extensamente sobre su propia vida en tres largas series de entrevistas: las que realizó con Alberto Speratti en 1968, con su hija Diana en 1980, y con Natalio Gorin en 1990. Una de las fuentes fundamentales del libro son las entrevistas realizadas con quienes conocieron directamente a Piazzolla. El libro está basado en entrevistas a 260 personas no solamente en Argentina, sino en los países donde Piazzolla vivió, y/o ejecutó su música. En los casos en que los entrevistados ya habían hecho declaraciones públicas ya impresas –como las de Diana Piazzolla en su admirable libro Astor (1987) o las incluidas en el número especial que le dedicó a Piazzolla la revista porteña La Maga (1996)–, evitamos en lo posible volver a transitar por el mismo terreno. Complementamos nuestras entrevistas con un análisis exhaustivo del material publicado sobre Piazzolla, en especial el enorme número de reportajes sobre su carrera profesional en Argentina, Uruguay, Estados Unidos, Francia, Italia, Finlandia, Suecia, y Alemania.

 

-¿Después de esa investigación, dónde cree usted que radica la grandeza de Piazzolla?

-Piazzolla hizo una mezcla muy inteligente entre el tango, el jazz y la música clásica
contemporánea. Sus ídolos fueron Bach, Béla Bartók e Igor Stravinsky. Llevó al tango a otro nivel. La música fue creciendo dentro suyo, e incorporó apropiadamente las influencias de los diversos ambientes que lo rodearon, ya fuera Nueva York, París o Buenos Aires. Durante los casi cuarenta años en que trabajó en su música, Astor Piazzolla intentó variantes muy diversas, ¡hasta tuvo un conjunto electrónico! Debido a su experimentación, y también a su ingenio, concentración y laboriosidad, su música se expresa en múltiples niveles y posee una enorme profundidad. Es una verdadera síntesis exitosa del tango y de lo contemporáneo. La música y la obra de Piazzolla continuarán inspirando a muchas clases de músicos y serán una influencia importante en la música del siglo XXI.

-¿Qué palabras utilizarías para describirlo?

-Piazzolla rompió un paradigma musical. Cualquier persona que rompe un paradigma, encuentra resistencia, y eso ocurrió con su música. Pasa el tiempo, su música crece, y la aprecia cada vez más gente. Su música se toca en todos los continentes, tal es así que fue interpretada incluso en la Antártida.

-¿Cómo transcurrió su infancia?

-Los primeros años de Astor fueron terriblemente complicados. Nació con un defecto en la pierna derecha, el pied-bot, por motivos que nunca quedaron del todo claros. A partir de los dos años fue sometido a reiteradas operaciones quirúrgicas en el Sanatorio Marítimo del barrio de La Perla, con lo cual el problema se subsanó en parte. Los recuerdos más tempranos que Astor tenía de su infancia se referían a esas separaciones de su madre, a los dolores que debió soportar, a que él lloraba a mares. Le quedó para siempre una aversión por los hospitales. La pierna derecha de Astor quedó algo más delgada que la otra y dos centímetros más corta, pero fuera de eso era razonablemente normal. Sin embargo, esta leve deformidad física lo afectó toda su vida y siempre fue muy sensible al respecto. Odiaba que lo llamaran “rengo”. Sobre sus mudanzas, la familia Piazzolla se estableció primero en Port Reading, estado de Nueva Jersey, en la casa de un familiar. Más tarde, los Piazzolla encontraron
albergue en un departamento de Manhattan. Astor se adaptó muy rápidamente a la vida de Nueva York, adquiriendo esa naturalidad para hablar el inglés con acento neoyorquino que lo acompañaría toda la vida.

-¿Qué influencia tuvieron sus padres en su devenir musical?

-Astor quería mucho a sus padres –“padres de esos ya no vienen más”, dijo en 1973–, pero reconocía que habían sido muy estrictos en su crianza. La relación con su madre fue de mucho cariño hasta la muerte de ella, en 1982. El padre le imponía más respeto; para ese hombre estaba claro que en la educación del hijo no había que prescindir de la vara (o al menos del cinturón). Por igual motivo, estaba ansioso por verlo triunfar en la vida. Cuando Astor tuvo siete u ocho años, Vicente compró un anotador y comenzó a registrar sus progresos con orgullo paterno. “Astor va a llegar lejos”, escribió. “Vale mucho. Sé que cuando se propone hacer una cosa, la hace y bien”. Ya le había enseñado a boxear, principalmente con el fin de que tuviera mayor confianza en sí mismo, y cuando tuvo ocho o nueve años le regaló un par de guantes de boxeo. Probablemente los guantes le hacían falta. De chico tenía una veta agresiva y pendenciera. En su casa se portaba bien, pero en la escuela y en la calle era muy travieso. Sus compañeros lo apodaron “el Zurdo” por el golpe resuelto que pegaba con el puño izquierdo. En su música expresaría su experiencia de vida. Desde el punto de vista de su historia, hay algo que tiene mucha más importancia: cuando Astor tenía ocho años, su padre le regaló un bandoneón, que había comprado tal vez en una tienda de venta de artículos de segunda mano de Manhattan o en una casa de empeños de Brooklyn.

-¿Cómo fue la relación con su madre?

-Su madre había aprendido el oficio de peluquera y junto con una amiga habían puesto un
negocio al que llamaron “Mary Susan”. Su clientela estaba compuesta de italianos y judíos, que eran atendidos en días diferentes. Una de sus clientas era una profesora de música con la que llegó a un trato: le haría periódicamente la manicura a cambio de que ella le diera lecciones a Astor. El trueque se echó a perder debido a sus travesuras. Astor siempre tuvo conceptos positivos sobre su infancia en la zona pobre de Manhattan cuando la contemplaba en retrospectiva. Y siempre decía que Nueva York le había dejado impresa su marca.

Mar del Plata

“Cuando sobrevino la Gran Depresión de la década del treinta, los tiempos cambiaron para los Piazzolla. El padre de Astor resolvió emprender el regreso al país. Instalados otra vez en Mar del Plata, a principios de 1930, Vicente utilizó los ahorros que había hecho en Nueva York para abrir una peluquería. Para Astor, que tenía nueve años, la transición fue dura”, cuenta Azzi. Después de vivir en Mar del Plata unos nueve meses, “Vicente decidió volver a Nueva York. Para Astor tiene que haber sido como un retorno a la normalidad. La ciudad de principios de 1930 era diferente de la que había dejado al partir”, continúa.

-¿Qué influencia tuvo el jazz en su tango?

-Mucha. Escuchó muchísimo jazz toda su vida, y sabía mucho del género; estaba siempre actualizado.

-¿Cuánta obra escribió Piazzolla?

-En el curso de su carrera profesional Piazzolla escribió algo más de tres mil obras. La entidad francesa SACEM (Société des Auteurs, Compositeurs et Éditeurs de la Musique) lo reconoce formalmente en la categoría de compositores inusualmente prolíficos. Aún no existe un catálogo completo de sus obras, y será difícil completarlo, ya que con frecuencia Piazzolla regalaba sus partituras o simplemente se olvidaba de ellas.

-Se dice que Piazzolla tuvo un reconocimiento tardío en Argentina. ¿Fue así?

-Piazzolla es el producto de una tradición y la ruptura de esa misma tradición. Piazzolla rompió
el paradigma del tango y los tradicionalistas nunca se lo perdonaron. Políticamente, Astor no tenía remota idea de sí mismo. Lejos de ser un animal político, habló a nuevas audiencias en un lenguaje nuevo. Si bien nunca se contextualizó a sí mismo, fue un músico policlasista. En la Argentina, las revoluciones políticas adoptan formas varias y son frecuentes. El memento de Piazzolla era: “¿les gusta mi música? ¿no les gusta mi música?”. Nunca comprometió los standards de su música por interés comercial. “Mi sueño es imponer mi música, la música de mi país, en todo el mundo”. Creo que Piazzolla fue un ciudadano del mundo. Cuando falleció en 1992 había vivido en varias ciudades de Europa y en las Américas. En el año 2000, Piazzolla era un músico reconocido. En el 2019, un músico universal. En Argentina, gradualmente, su nuevo tango ha ganado aceptación, y su música ha influenciado a una nueva generación de compositores de tango. Durante gran parte de su vida su música no fue considerada tango; hoy, el género no estaría completo sin Piazzolla.

-¿Cuál crees que fue la mayor felicidad que tuvo Astor y cual su mayor dolor?

-Su felicidad era tocar, tocar y tocar. Y hacerlo en el Teatro Colón... Su dolor, la forma en que
falleció. Y como músico, que no comprendieran su música, especialmente en la Argentina.

-¿Cuáles son, a tu entender, temas Piazzolla por excelencia?

-Libertango, La Serie del Ángel, La Serie del Diablo, Adiós Nonino, Las Cuatro Estaciones
Porteñas, Camorra I, Concierto para Bandoneón, Suite Punta del Este, 3 Minutos con la
Realidad, Pedro y Pedro, Le Grand Tango, su obra con Gerry Mulligan y más tarde con Gary
Burton. Y tantas otras obras; la lista es interminable…

Extracto del prólogo de Gidon Kremer, violinista y director de orquesta letón, del libro Astor Piazzolla (2018)

Gidon Kremer: Mi actitud hacia Astor es muy seria. No quiero decir con esto que deberíamos tomarlo como lo haría un conservador, de manera de limpiar toda la mugre y hacer una música esterilizada. Hay mucho en su música que abarca todo el rango emocional, desde el dolor profundo hasta lo que yo probablemente describiría como amor por la vida. Pero lo que siempre me sorprende es que hay un cierto magnetismo en su música que usted no puede negar. Usted siente que quiere participar de ella; su música se apodera de usted.

María Susana Azzi: El hecho de que fue compositor e intérprete a la vez, lo ayudó mucho.

Gidon Kremer: La interpretación influenció mucho en su música. (…) Al pensar en otros
compositores del pasado, yo diría que está más cerca aquí de uno amado por mucha gente, y
por buenas razones: Frederic Chopin. Con la excepción de sus conciertos para piano, Chopin se
concentró principalmente en pequeñas obras. Fue un gran maestro de este formato. ¿Por qué
debería uno tratar de buscar algo diferente en Chopin? ¿Y por qué en el caso de Astor
Piazzolla?