Paul Gauguin, el eslabón perdido del arte moderno
Paul Gauguin, el eslabón perdido del arte moderno

Paul Gauguin, el eslabón perdido del arte moderno

Efemérides
Fue uno de los grandes pintores franceses del período posimpresionista y representante de la corriente pictórica conocida como "el simbolismo". No tocó un pincel hasta los 35 años, y una vez que lo hizo dejó todo por el arte, incluso a su familia. Vivió en muchas ciudades, navegó por muchos mares y en sus travesías dejó un legado que dio inicio al arte moderno
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París fue su primer hogar. Nació en esa ciudad el 7 de junio de 1848, y fue bautizado por sus padres con tres nombres: Eugenio Enrique Pablo (Eugène Henri Paul). Pasarían 35 años para que firme su primer cuadro como Paul Gauguin. Fue el primer hijo del periodista antimonárquico Clovis Gauguin, que se desempañaba como jefe de redacción del diario republicano “El Nacional”, y de Alina María Chazal, una mujer de ascendencia peruana con una madre que pasó a la historia por sus ideas socialistas y su feminismo adelantado: Flora Tristán (1803-1844). En ese contexto convulso y revolucionario, cuando se da inicio la Segunda República Francesa, presidida por Napoleón III, Paul abrió los ojos por primera vez, y por el mismo motivo debió abandonar Francia en brazos de su madre. Tenía 18 meses.

El paraíso perdido

En 1849, acompañado por sus padres y su hermana Marie, los Gauguin atravesaron el océano atlántico con destino a la ciudad de Lima, pero solo llegaron tres de ellos. En el medio del viaje, mientras el barco se encontraban a la altura del estrecho de Magallanes, Clovis sufrió un infarto y murió en la travesía.

Al llegar a Perú, se instalaron en casa del hermano de Alina (el tío de Paul), y allí vivieron durante cuatro años. El español fue la lengua vernácula del artista que, sin saberlo, comenzaba a atesorar imágenes de ese paraíso que más tarde tendría presente en sus obras.

Según el doctor Juan José Puigbó, en su libro “Vida y obra de Eugene-Henri-Paul Gauguin”, la estancia en Perú “provocará un gran impacto emocional en Gauguin, en donde es dable encontrar las raíces de esa búsqueda por lo exótico y lo primitivo que constituirá un rasgo fundamental de su existencia y de su pintura. Gauguin pasaría el resto de su vida en la búsqueda de ese paraíso perdido que disfrutó durante su infancia”.

Regreso a Francia

Un nuevo episodio en la vida del cambió el rumbo de la familia, murió su abuelo paterno y su madre se hizo cargo de resolver los asuntos sucesorales. Con ese fin, volvieron a atravesar el océano en dirección a Europa para instalarse en Orleans, patria chica de Juana de Arco y de los Gauguin, a poco más de 130 kilómetros de París. Con siete años de edad, hablando perfecto español, Paul regresó a Francia para iniciar sus estudios formales, primero en un pensionado y más tarde en el Seminario de Saint-Mesmin.

Sin embargo, lo que más le atraía al futuro pintor en aquel entonces eran los mares, y a los 14 años, habiendo sido rechazado por la edad en la Academia Naval, Gauguin se enroló en la Marina Mercante. A bordo de Lusitano, volvió a emprender un viaje por agua y conoció Río de Janeiro, en 1865, y le siguieron lugares como India, Panamá y Oceanía. Duró siete años en el servicio, cumplió 23 y se retiró, en 1871

Adiós al mar

Tras su paso por la marina, Gauguin vuelve a cambiar de hábitos. Comienza a trabajar como corredor de bolsa y se casa con una joven danesa, Mette-Sophie Gad, a quien conoce en París durante sus vacaciones. El hecho sucede el 22 de noviembre de 1873, y de esa unión nacerían cinco hijos.

En este periodo comienza a interesarse por la pintura, primero como pintor aficionado, y más adelante como coleccionista, sus ingresos le permitían atesorar cuadros de pintores que cambiarían la historia del arte, como Manet, Renoir, Degas, Monet, Sisley, Guillaumin, Cezánne y Pisarro. Él sería uno de ellos.

Exposiciones, crisis y la explosión

La crisis de la bolsa de 1882 volvió a cambiar los planes de Gauguin y su familia. Esta vez a cargo de hijos, se mudó a Rouen, en 1884, y finalmente a Copenhague, donde termina su matrimonio en 1885 y vuelve a París, solo acompañado por su hijo Clovis, que sería enviado a un internado. Desde ese año y en adelante, a veces en la miseria, Gauguin se dedicaría exclusivamente a la pintura.

A partir de esta etapa, un gran porcentaje de sus ganacias estuvieron destinadas a viajar. Así conoció primero Martinica, Tahití, lugar donde residiría durante seis años, y las Islas Marquesas, donde encontró el lecho de su muerte. En el medio, viajó también a Arles, para visitar a su especial amigo: Vincent Van Gogh.

Todos estas travesías, y sus contactos con artistas fundamentales de las vanguardias, hicieron de la pintura de Gauguin un arte único.

Murió en Atuona, en las Islas Marquesas, el 8 de mayo de 1903, a los 55 años.

Paul Gauguin, el artista y sus etapas

El doctor Juan José Puigbó escribió en su libro “Vida y obra de Eugene-Henri-Paul Gauguin”, las siguientes conclusiones sobre lo que representó Gauguin en la pintura universal.

En su período inicial, Gauguin se inició dentro de los cauces del impresionismo pero pronto se separa de esta corriente para entrar en la vía del simbolismo, y así, procede a la búsqueda de la autenticidad en el mundo primitivo, se dispone a explorar su mundo interior, para descubrir el origen de sus propias sensaciones y a las percepciones visuales procedentes del mundo real las somete a una modificación por la memoria.

Las ideas se expresan mediante símbolos. Desarrolla un método de representación que se caracteriza por la utilización de colores puros, intensos en superficies monocromáticas, amplias y planas, perfectamente delimitadas entre sí. La profundidad no es espacial sino temporal, es el tiempo lo que fluye, lo que desea captar y la temática se caracteriza por lo exótico, lo primitivo y lo salvaje. Su pintura ontribuyó en forma decisiva a la creación del arte moderno.

De esta posición se desprende su búsqueda obsesiva de lo primitivo, de lo exótico, de esa autenticidad y espontaneidad perdidas, en el mundo no contaminado, en fin, es la pesquisa del paraíso perdido. Ese estímulo generador de sensaciones lo va a buscar en la Bretaña, Arles, Panamá, Martinica y la Polinesia.

Gauguin se coloca en una posición de abierta contradicción contra la sociedad de su tiempo, industrial, colonialista, pragmática y a quien acusaba de ser supresora de la espontaneidad y de la imaginación. Consideraba además, que el arte occidental se encontraba en peligro por haberse vuelto rutinario y por ende carecía de la fuerza y de la expresividad, tales como son las que brotan de las pasiones humanas, las cuales constituyen el único medio para poder adquirir nuevamente el vigor necesario para lograr la expresión adecuada.

Gauguin introduce la simplificación de los contornos, de las formas y acude al empleo de grandes manchas de fuertes colores que hacen ver al cuadro como plano. Gauguin va a intensificar los colores y a imitar el arte de los japoneses, que utiliza la simplificación así como la renuncia al volumen y a la sensación de profundidad.

En este sentido evita la gradación tonal y el uso de la perspectiva para enfatizar en cambio la belleza e intensidad de los colores. Además, según Gauguin, el arte no debe ser una pura búsqueda intelectual sino que debe cumplir un papel comunicacional, de transmisión de mensajes.

Los Gauguin del Bellas Artes

El Museo Nacional de Bellas Artes cuenta con dos obras del pintor francés, exhibidas en las sala 14, dedicada a los impresionistas. Se trata de Mujer del mar y Dos bañistas.

Esta pintura, Mujer del mar, fue realizada durante la primera estadía en Tahití que Gauguin anotó aproximadamente en abril de 1892 en su Carnet de Tahiti. Fue pintada en Mataiea y se basa en un dibujo en color del mismo cuaderno de bocetos, probablemente realizado con modelo y con una cuadrícula apenas visible, útil al momento de repetir la composición en mayor escala.

"Dos bañistas –como Gauguin llamó a esta pintura cuando estuvo expuesta por primera vez– fue pintada probablemente durante el invierno de 1886-87 en París sobre la base de estudios realizados en Bretaña el verano anterior. Por razones estilísticas, algunos autores suponen que el artista debe haber retocado la pintura a su regreso de Martinica en noviembre de 1887, pero esto no es más que una hipótesis", explica el Museo.

Fuente: “Vida y obra de Eugene-Henri-Paul Gauguin”, de Juan José Puigbó.