Pablo Picasso, el artista que atrapó al tiempo
Pablo Picasso, el artista que atrapó al tiempo

Pablo Picasso, el artista que atrapó al tiempo

Arte
Efemérides
A 139 años de su nacimiento, celebramos a uno de los pintores y escultores más importantes del siglo XX. Influyente de las vanguardias y creador del cubismo junto con Georges Braque, abordó el dibujo, el grabado, la ilustración de libros, la escultura, la cerámica y el diseño de escenografía. Enterate más en esta nota.
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Pablo Picasso nació en el sur de España, en la costa andaluza de Málaga, el 25 de octubre de 1881. Fue el primogénito de María Picasso y López y José Ruiz y Blasco, un matrimonio burgués que bautizó a su hijo con el extenso nombre de Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Crispiniano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso. Tuvo dos hermanas: Dolores y Concepción.

Su padre se ganaba la vida como profesor de dibujo en la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, y bajo su influencia Pablo comenzó a pintar en su infancia, dejando como prueba El picador amarillo, la primera pintura al óleo que se le conoce. Tenía 8 años y la pintó después de presenciar una corrida de toros.


El Picador amarillo, de Pablo Picasso.

La Coruña

En 1891, por problemas económicos, viajó de sur a norte junto a su familia. Se trasladó a la ciudad de La Coruña, en la comunidad de Galicia, y conoció por primera vez la costa del norte español. Allí demostró una destreza innegable para dibujar y una confianza en sí mismo que seguía en ascenso. En sus primeros trabajos tenía una predilección por los personajes populares, y en su primera exposición publicó caricaturas y dibujos en las revistas autoeditadas a mano. Tenía 13 años.


Casa de Picasso en Galicia, hoy convertida en Museo.

Barcelona

Luego de cuatro temporadas viviendo en La Coruña, el joven artista seguiría su formación en Barcelona. Fue un año particularmente difícil. En enero de 1895, falleció su hermana Concepción, y en septiembre su padre obtuvo una cátedra en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona. Pablo se transformó en alumno de la institución y cursó durante dos años.

Era un estudiante tan brillante, que según se cuenta, su padre, al reconocer el extraordinario talento de su hijo, le entregó sus pinceles y su paleta y prometió no volver a pintar en su vida. Sin embargo, Pablo no estaba de acuerdo con los estereotipos del “niño prodigio”, al menos en materia pictórica.

“A diferencia de la música, no hay niños prodigios en la pintura. Lo que la gente percibe como genio prematuro es el genio de la infancia. No desaparece gradualmente a medida que envejece. Es posible que ese niño se convierta en un verdadero pintor un día, quizás incluso un gran pintor. Pero tendría que empezar desde el principio. Por lo tanto, por lo que a mí respecta, yo no era un genio. Mis primeros dibujos nunca se han mostrado en una exposición de dibujos infantiles. Me faltaba la torpeza de un niño, su ingenuidad. He hecho dibujos académicos a la edad de siete años, con una precisión de la que me asusto”.

Madrid, París, y otra vez Barcelona

En 1895 llegó su primer lienzo académico: La primera comunión, y dos años después presentaría Ciencia y caridad, en la Exposición General de Bellas Artes de Madrid, ciudad donde intentó vivir pero desistió por diferencias ideológicas. En aquel entonces, el modernismo catalán no era visto aún con buenos ojos por los capitalinos, y el artista no se sintió cómodo en ese ambiente. Inició así sus estudios en la Academia de San Fernando, pero pronto abandonó el objetivo, y en febrero de 1899 estaba de vuelta en cataluña.


La primera comunión, Pablo Picasso.

En los años que siguieron, Picasso comenzó a frecuentar el bar Els Quatre Gats, un espacio bohemio y modernista donde conoció a Jaime Sabartés, Carlos Casagemas y el pensamiento anarquista. La decadencia de la época, generada en gran medida por la guerra de la independencia de Cuba contra España, influenciaron al pintor y su obra. En ese espacio, reinaugurado en 1970, Pablo realizó su primera exposición individual.

El periodo azul

Se conoce al período azul como la etapa pictórica de Picasso que transcurre entre 1901 y 1904. El nombre se lo debe al color que predomina en sus obras, y se debe al profundo dolor que generó el suicidio de su amigo, Carlos Casagemas, el 17 de febrero de aquel año.

En este período, Pablo se instala en París (en el número 130 del bulevar de Clichy, donde Casagemas solía tener su estudio), ciudad donde sus obras dejan en evidencia sus sentimientos, la tristeza de vivir como extranjero y su empatía con los marginados de la sociedad.


Gran autorretrato azul, Picasso, 1901.

El periodo rosa

Hacia finales de 1903 se trasladó al estudio del escultor Pablo Gargallo (1881-1934), y en abril de 1904 se mudó al barrio de Montmartre, al Bateau-Lavoir, donde reafirmó su círculo de amistades con los bohemios de la ciudad, que más tarde serían responsables de las vanguardias artísticas que ya estaban apareciendo en Europa.

Es considerada la segunda etapa de su carrera artística, y puede ubicarse entre 1904 y 1907. Así como la muerte de su amigo marcó sus primeros años y el predominio del azul, en esta etapa el color rosa es el protagonista de sus cuadros, influenciado por Fernande Olivier, una modelo y artista francesa que conquistó su corazón.

Su interés por los pobres y los marginados de sus primeros años en París, se traslada al ambiente circense, a los acróbatas y a retratos femeninos. Asimismo, los objetos se geometrizan y alargan, y el pintor comienza a sintetizar las figuras con detalles esenciales y con un menor uso en el acento del color. Estas características se acentuarían en el cubismo.

La primera exposición en este período se exhibió en la Gallerie Sérurier, de febrero a marzo de 1905, con una optimista respuesta por parte de la crítica.

Las pinturas de Cézanne y de Gauguin, sumado a la escultura ibérica, pasarían a ser su objeto de estudio, y luego de varios bocetos, en 1907 culminaría Las señoritas de Aviñón, un cuadro icónico (óleo sobre lienzo) compuesto por múltiples desnudas figuras. Esta obra marcó el comienzo de su Periodo africano o Protocubismo.

Las señoritas de Avignon, Picasso, 1907.

En esta etapa, Pablo rompe con el pasado y abandona gradualmente la perspectiva para ganar en espacio. La búsqueda del relieve mediante exagerados contornos azules en un fondo marrón y sombreados espesos serán desde ahora más evidente en sus pinturas.

Su amistad con Braque y Matisse también se destaca en esta época. Ambos frecuentaban el estudio del español e intercambiaban obras.

El cubismo

Las señoritas de Aviñón significó el punto de partida para que Braque y Picasso formularan, en 1908, el cubismo, un punto de inflexión radical en la historia del arte que marcó la ruptura definitiva con la pintura tradicional. Este movimiento artístico es considerado como la primera vanguardia, que además de inspirar al resto acentuó el abandono del ilusionismo pictórico.

Entre los seguidores de esta corriente, se destacaron Juan Gris, Francis Picabia, Brancusi, Delaunay y Albert Gleizes.

Como suele pasar, el término cubismo fue acuñado por primera vez por el crítico francés Louis Vauxcelles, de manera despectiva, describiendo a los cuadros como pinturas compuesta por "pequeños cubos" y figuras geométricas.

¿Qué es un cuadro cubista?

En los cuadros cubistas desaparece la perspectiva tradicional, trata las formas de la naturaleza por medio de figuras geométricas, fragmentando líneas y superficies, y se adopta así la denominada "perspectiva múltiple": se representan todas las partes de un objeto en un mismo plano.

El tiempo queda representado en movimiento, en un rostro humano, la nariz está de perfil y el ojo de frente, una botella aparece en su corte vertical y su corte horizontal. Ya no existe un punto de vista único. No hay sensación de profundidad y los detalles se suprimen.

Retrato Ambroise Bollard, Picasso, 1910.

A partir de estos años, Pablo Picasso comienza su etapa más prolífera, donde profundiza sus vínculos con los grandes pintores y artistas de la época. Experimentará en el surrealismo, tendrá su momento para manipular esculturas de hierro y, en materia personal, fue padre de cuatro hijos: Paulo, Maya, Claude y Paloma. 

Una obra emblemática: el Guernica

Uno de sus cuadros más famosos es el Guernica, pintado entre mayo y junio de 1937. El óleo fue un encargo del Gobierno de la Segunda República Española y se expuso por primera vez durante la Exposición Internacional de París de 1937. A pesar de su gran tamaño (349,3 x 776,6 cm), el autor tardó poco más de un mes en pintarlo. 

La obra, realizada por completo con distintas tonalidades de gris, alude al bombardeo de la villa de Guernica el 26 de abril de 1937, durante la Guerra Civil Española. Aunque hoy algunas teorías ponen en duda su lectura y asociación literal, inmediatamente se convirtió en un alegato contra las guerras y un símbolo de los movimientos pacifistas de todo el mundo. 



Mirá el proceso de creación del Guernica paso a paso documentado por Dora Maar, la pareja de Picasso al momento de pintar la obra

Tras su estancia en la Exposición Internacional de París, el Guernica itineró, desde enero hasta abril de 1938, por distintos museos de las ciudades del norte del continente europeo: Oslo, Copenhague, Estocolmo y Gotemburgo. En septiembre de ese mismo año se trasladó a Inglaterra, hasta abril de 1939. Luego el cuadro sería trasladado al MoMA de Nueva York. Sin embargo, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Picasso decidió que el Guernica fuera custodiado por el museo con la condición de que regresase a su país cuando volviera la democracia. Tras un largo periodo, el Guernica llegó a España en septiembre de 1981, sin que Picasso -para entonces ya fallecido- pudiera ver la obra en su país. Actualmente está expuesto en el Museo Reina Sofía de Madrid. 

Picasso murió por un edema pulmonar el 8 de abril de 1973, a los 91 años, en su casa de Mougins, Francia.