8 objetos que podés ver en el Museo Nacional del Hombre
8 objetos que podés ver en el Museo Nacional del Hombre

8 objetos que podés ver en el Museo Nacional del Hombre

Arte
Museos
Figuras de San La Muerte, un ekeko y el árbol de la vida son algunas de las piezas que forman parte de la muestra "Objetos poderosos"
Otros artículos que te pueden interesar

El Museo Nacional del Hombre-INAPL inaugura la exposición temporaria “Objetos poderosos”, una invitación a conocer y descubrir los secretos detrás de una serie de objetos que provienen de diversos contextos culturales, de distintos momentos históricos, con un fuerte poder simbólico y venerados por distintas culturas de la región.

Cada uno de estos objetos, antiguos o contemporáneos, es un disparador. Ciertos objetos fueron utilizados por los conquistadores como instrumentos de dominación y otros fueron resignificados por los conquistados como instrumentos de resistencia. La nota, al igual que el Museo del Hombre, plantea una oportunidad para reflexionar y plantear interrogantes, para conocer y comprender nuevas formas de ver el mundo, para descubrir no solamente el poder simbólico que tienen estos objetos, sino también lo poderoso que tienen los grupos sociales que los idearon, los hicieron y utilizaron, entre otras cosas, para pensar y comprender su lugar en el mundo.

Conocé algunos de estos objetos y la historia detrás de ellos:

  1. Árbol de la vida, Metamoros, Puebla, México
    El árbol de la vida, una de las principales artesanías mexicanas, tiene sus primeros antecedentes en el siglo XVI, aunque la pieza de cerámica, tal como la conocemos hoy, comenzó a producirse en 1935. En Metepec e Itzúcar, México, se elabora una de las piezas más representativas del México actual, una secuencia del origen de la vida en el paraíso terrenal. Similar estructura tienen los candelabros efectuados a molde y refinados a mano, muchos de ellos con las figuras del nacimiento. Durante el período colonial, las imágenes representadas en estas esculturas se usaron originalmente con el propósito de enseñar la historia de la creación, según la Biblia, a los nativos de la región, aunque en la actualidad los árboles pueden representar pasajes históricos, leyendas populares, tradiciones, la vida de algún personaje, e incluso obras literarias.
  2. Ekeko, Grupo Aymara, Bolivia
    El ekeko es una divinidad de origen aymara vinculada a la prosperidad y la abundancia. Sus representaciones más antiguas eran hombrecitos tallados en piedra, con joroba y maíz en una de sus manos. Con la llegada de los españoles, el ekeko fue eliminado durante el proceso de “extirpación de idolatrías” (siglo XVII). En 1783, y luego de que los realistas vencieron la resistencia de Tupac Atari, quien mantenía cercada la ciudad de La Paz, el ekeko reapareció como figura simbólica, y se celebra los 24 de enero, día de Nuestra Señora de la Paz. En la actualidad su figura remite a un ser mestizo, con saco al estilo europeo y pantalón hasta el tobillo como los que vestían los aymaras en tiempos coloniales. En Buenos Aires y sus alrededores, cada 24 de enero y desde hace más de 20 años el ekeko es invocado por los residentes de origen boliviano en la feria de las Alasitas, que tiene lugar en plazas, parques, clubes y predios de la colectividad.
  3. Máscara de la Diablada de Oruro, Bolivia
    El carnaval de Oruro es la síntesis de la interrelación cultural. Urus, españoles y africanos, que en un tiempo y espacio cohabitaron esa geografía, aportaron lo suyo con ritos y costumbres, mitos y leyendas, creencias y devoción. La transmisión oral en base a los saberes y prácticas de los pueblos fue el instrumento sobre el cual se basa este proceso, y tiene como resultado el reconocimiento como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en mayo de 2001. La Serranía Sagrada de los Urus dio origen a procesiones devocionales de comunidades indígenas antes de la llegada de los españoles; cerros que fueron la base de la actividad productiva, codicia de los españoles que explotaron la plata con la mita; escenario sobre el cual se crean mitos y leyendas entremezclados con el imaginario urbano donde la fe y la devoción a la Virgen de la Candelaria o del Socavón posibilitan el escenario de cada año.
  4. Calaca, Máscara día de los muertos, Puebla, México
    Para la fiesta de los muertos, el 1 de noviembre, se revive el antiguo culto prehispánico de la muerte. Los preparativos comienzan muchos antes de la fecha estipulada. Esta celebración robustece los lazos al interior de las familias y produce un intercambio socioeconómico dentro de toda la sociedad en general. Se regalan calaveras y cabecitas de azúcar brillantes y lustrosas, con el nombre del destinatario sobre la frente. A finales del siglo XIX, José Guadalupe Posada, artista del grabado, reanimó el culto dándole un toque de humor, en sus famosas imágenes de calaveras. En ese momento diversas revistas empezaron a usar las calaveras como elementos de sátira y crítica social; más tarde, los artesanos, siguiendo esta idea, fabricaron juguetes de toda clase para caricaturizar todos los aspectos de la vida social.
  5. Oxalá, Bahía, Brasil
    La práctica de religiones afroamericanas contienen rasgos de la cultura africana y, por otra parte, un proceso de adaptación de estas al contexto americano. El candomblé es una religión afro-brasileña que se formó en Bahía en el siglo XIX, basada fundamentalmente en el sistema religioso yoruba, y se constituyó como una forma de resistencia cultural e identitaria por parte de sectores marginados de la sociedad. Con el candomblé los esclavos pudieron reconectar con sus creencias africanas, pero a su vez incluir una construcción que engloba referencias católicas e indígenas.
  6. San la muerte
    Se lo invoca para recuperar el amor, la salud y la fortuna. Protege contra los daños, cura el mal de ojo y trae suerte en el juego. También libra de la muerte a quien lo lleva tatuado o “incorporado” y se cree que puede causar la muerte a los enemigos de sus devotos. Se ha vuelto el santo protector de aquellos que atraviesan vidas violentas. Es considerado el más justo porque sirve para recuperar objetos robados y castigar a quien los ha tomado indebidamente o porque la muerte se lleva por igual y sin consideraciones a ricos y pobres, poderosos y humildes, hombres y mujeres. En la provincia de Corrientes, Argentina, se lo celebra entre el 13 y el 15 de agosto.
  7. Toro de Pucará, Perú
    El Torito de Pucará es utilizado en rituales andinos tales como el de la Señalaquy (ceremonias de marcación del ganado) y en la Haywariquy (ceremonia de ofrenda a la madre de tierra). Se cree que luego de la conquista la figura del torito reemplazó a la de la llama, que era hecha en piedra o en cerámica. El Torito tiene un fuerte poder simbólico vinculado a la procreación del ganado, la protección, la felicidad y a la fertilidad en la vida matrimonial. Los toritos modernos, y sobre todos aquellos que se comercializan en Pucará y sus alrededores, se decoran con colores brillantes y llamativos. Además de su uso ceremonial, son colocados (de a pares) en los techos de las viviendas para la protección de los hogares. El color blanco simboliza pureza y protección; el color negro el ego, los defectos, y el agua o el vino, que se encuentra dentro de él, es fuente de vida y fecundidad.
  8. Vaso Aguada, noroeste argentino (500 al 900 de nuestra era)
    Aparece en este período una nueva organización social. “La Aguada” recibe esta denominación por su estilo cerámico. En ese momento, se suceden cambios profundos en la forma de vida de los pueblos de tradición agrícola de la región. La integración regional se basa en la unión de diversas comunidades, a través de un sistema de creencias, de fuerte raíz andina, organizado en torno del culto al felino y las cabezas trofeo. En las cerámicas predominan las figuras de jaguares en varias posiciones, guerreros con cabeza-trofeo, seres que mezclan las figuras humanas con distintas representaciones de animales: murciélagos, ranas, aves y más.

 

“Objetos poderosos” puede visitarse hasta el 29 de septiembre, de lunes a viernes de 10 a 19, en el Museo Nacional del Hombre-INAPL, 3 de Febrero 1370, Ciudad de Buenos Aires.