Semana de Mayo en el Cabildo
Semana de Mayo en el Cabildo

Semana de Mayo en el Cabildo

Museos
Un grupo de jubilados disfrutó del típico chocolate caliente y una visita guiada. Conocé sus historias.

 

Es la primera vez que Rita Almaraz recorre el Cabildo. Sin embargo, cuando la guía de la visita que organizaron en conjunto el PAMI y el Ministerio de Cultura de La Nación señala los retratos de los patriotas que integraron la Primera Junta y los nombra uno a uno, ella mueve los labios a la par. Se acuerda de los nombres y las caras de cada uno de los caballeros retratados. La visita al Cabildo, que se realizó como parte de los festejos por la Semana de Mayo, la transporta automáticamente a sus años en la escuela primaria. “Fui a la escuela Adolfo Alsina, que ya no existe más. Había que estudiar mucho y teníamos muy presentes a los patriotas y a la Semana de Mayo. El 25 de mayo era feriado pero teníamos que ir al colegio igual porque el acto se hacía ese día. Hacía frío y no se podía ir con tapado, porque había que lucir el guardapolvo y la escarapela”, dice en el patio del Cabildo, donde después de la recorrida los jubilados toman chocolate caliente y churros.

Rita terminó la primaria en 1943, pero no pudo ir a la secundaria. Era la menor en una familia de ocho hermanos y, aunque había hecho el examen de ingreso y había aprobado, no había plata para pagar la matrícula. “Empecé a trabajar en un taller de bordado y ése fue mi oficio durante toda la vida, pero mi frustración era que yo quería ser maestra”, recuerda.

Minutos después, Rita va a leer un texto sobre Mariquita Sánchez de Thompson frente al Ministro de Cultura de La Nación, Pablo Avelluto, el director ejecutivo del PAMI, Carlos Regazzoni, y los demás jubilados que participan de la actividad. Es parte de Abuelas Relatoras, un grupo que lee y enseña historia en escuelas. “Ahora estamos investigando sobre las mujeres en la historia. No pude ser maestra pero con esto de las Abuelas Relatoras supe lo que es pararse frente a los chicos y enseñar”, dice.

Antonio Santa Cruz es uno de los participantes de la visita que escucha el relato de Rita. Vive en San Justo y va al centro de jubilados que está a tres casas de la suya. Es de Chacho y vino a Buenos Aires en 1957, a recuperarse de un accidente. Cuando tuvo el alta, se quedó trabajando y nunca más se fue. No es la primera vez que está en el Cabildo. “Mi hijo es parte de la custodia presidencial y cada vez que lleva a mis nietos al museo de la Casa Rosada o el del Cabildo, yo también me engancho. Si por mi fuera saldría a pasear todas las semanas”, dice. Detrás suyo, la lectura de las Abuelas Relatoras terminó y suenan los primeros acordes de una zamba. Algunos de los invitados aplauden y siguen el ritmo. Ya empezaron a bailar.