Los trabajadores del Cervantes cuentan sus obras
Los trabajadores del Cervantes cuentan sus obras

Los trabajadores del Cervantes cuentan sus obras

Algunos de los expositores de la muestra "El Cervantes en el Cervantes" comparten su proceso creativo

Rubens Correa, director del TNC:
Yo, en realidad, no me considero pintor ni ahí. Cuando era chico, a los 11, estudié dibujo durante un año y esa fue toda mi formación en artes plásticas, pero toda la vida me gustaron. Soy de ir a museos, a exposiciones, siempre fui espectador de cuadros y esculturas. En 2012 me decidí y empecé solo, en mi casa, experimentando con los materiales. Porque en el teatro el material es uno mismo, en cambio acá hay otra cosa. Así empecé a probar qué pasaba si pintaba con tempera, con óleo o con acrílico; sobre papel o tela. Esa fue mi investigación. Con la pintura descubrí algo que me encantó: yo hace más de 60 años que hago teatro, que es un arte colectivo en el que estás vinculado todo el tiempo con el otro. Y acá es al revés, es estar solo, metido en una burbuja. Olvidarte de todo y no pensar en nada más que en ese pedacito que estás pintando. Me fascinó esa experiencia solitaria del arte. El primer cuadro que hice, que expongo en la muestra, fue el de mi mujer, de espaldas, mirando el mar. Estábamos en Brasil en unas vacaciones y yo tenía la cámara de fotos y le saqué una de atrás. Cuando vi la imagen me encantó. Esa fue mi fuente de inspiración.

Javier Laureiro, Área vestuario: Violencia de género
Mis obras, en general, quieren transmitir contenido, no solo lo estético o lo bello. Y, particularmente, tienen que ver con la sexualidad, la androginia y el acoso a los niños con tendencias homosexuales. Hoy está muy de moda hablar del bullying. Cuando yo era chico también existía pero no estaba instalada la palabra. Ese hostigamiento empieza socialmente, no es solo una cuestión de maltrato de un niño a otro, es la agresión histórica de la sociedad a una persona determinada. Y sucede, sobre todo, con los más chicos, que no tienen defensas, no saben a quién recurrir. A lo mejor, el niño de esta generación ya tiene el apoyo de la familia. Mi obra se basa en eso, en el mandato inicial que determina que la pelota es para el varón y las muñecas para las nenas. Tiene tres elementos: la pelota de fútbol, un muñeco varón vestido con ropa de mujer y una carta que dice: “Queridos Reyes Magos: les pido una muñeca y ropita para cambiarla. Santiago”. Pero los Reyes le traen la pelota. Por eso la obra se titula Violencia de género. Representa la violencia de los Reyes Magos, que traen lo que el nene no pidió, y la del nene, que se venga y descarga su bronca en el físico del muñeco, sucio, violento, atado a la pelota.

Mariana De Paoli, Área escenografía: La diaria
El cartonero. El trabajador. ¿Qué pasaría si también pensáramos en otras posibilidades más allá del personaje que describo en la escultura? ¿Cuántos trabajadores están en una situación cuesta arriba, intentando remar todos los días contra la corriente y sobrellevar la vida? Lo represento mediante un cartonero porque, de alguna manera, se transforma para mí en una especie de homenaje. Siento que estos personajes quedan invisibilizados en el paisaje urbano, se pierde la noción de lo tremendo que es cargar un peso que arruina tu cuerpo de por vida. Me pregunto cómo es posible que hayamos naturalizado esa situación. No quiero caer en un discurso pesimista o de denuncia, solo pretendo visibilizar las condiciones en las que muchas personas se ganan la vida, y hacer foco en que muchas otras, si bien no los arrastran literalmente, también cargan carros sobre su espalda. ¿Qué tal si la vida diaria fuese más liviana? ¿No podría ser más digna “la diaria”? ¿Nos parece justo que ésta sea “la diaria” de muchos? Que el espectador saque sus propias conclusiones.

Alicia Briel, Área extensión cultural: Kwan Yin y el Dragón (2016); La esclava (2015); Aire (2015)
Kwan Yin y el Dragón (2016): A Kwan Yin se la considera en china y oriente la diosa del amor misericordioso porque ha hecho voto de no entrar en los reinos celestiales, a pesar de haber llegado a la categoría de Buda (o iluminada), hasta que todos los seres vivientes hayan completado su proceso de iluminación y se liberen del ciclo de nacimiento, muerte y reencarnación (samsara). Se la representa sobre un dragón, el cual, a pesar de considerarse invencible, es dominado por su amor y extrema dulzura. Para mi Kwan Yin tiene un gran simbolismo. Creo que si todos miráramos al prójimo con un poco más de amor y compasión podríamos cambiar muchas realidades de dolor, violencia, discriminación y desamor. Por eso quise representarla.

La muestra puede visitarse de miércoles a domingos, de 19 a 22, en el Teatro Cervantes (Libertad 815). La entrada es libre y gratuita.