Las industrias culturales y sus vínculos con la cultura digital
Las industrias culturales y sus vínculos con la cultura digital

Las industrias culturales y sus vínculos con la cultura digital

Ese fue uno de los ejes de debate de la primera jornada del MICA Produce Centro, que se realiza en Rosario

Doce talleres y capacitaciones destinados a productores, emprendedores y empresarios culturales de la región se dictaron en la primera jornada del MICA Produce Centro, que el Ministerio de Cultura de la Nación, a través de la Dirección Nacional de Industrias Culturales, realiza hasta el 4 de julio.

La cultura digital fue uno de los ejes de trabajo el primer día del encuentro. Los entornos digitales –hoy elementos centrales en los procesos de producción, circulación y acceso a los bienes culturales– fueron tema de debates y capacitaciones, como la charla que dictó el 2 de julio el gestor cultural Iván Moiseeff, enfocada al desarrollo de proyectos culturales alternativos en Internet.

Además, al cierre de la jornada inicial, se desarrolló el Foro de Cultura Digital, en el que productores culturales, académicos, empresarios digitales, legisladores, activistas, desarrolladores, artistas y usuarios pensaron y debatieron los desafíos, problemas y necesidades para potenciar las industrias culturales argentinas en la era digital.

Según Moiseeff, en la actualidad, existen muchos proyectos culturales que se vuelven viables a través de la web. “Estamos hablando de cómo se produce cultura en la Argentina: no es un dato menor”, aseveró el especialista. En esta línea –planteó– se vuelve necesario “generar redes y conseguir aliados” para el desarrollo de los proyectos autogestionados. “Es fundamental mirar el marco interno y el regional, y también los vínculos con el mundo”, apuntó.

Para el gestor cultural, “también es central comunicar los proyectos, porque, en este contexto, se está peleando por la visibilización. Por eso, en esta capacitación hablamos, además, sobre cómo estructurar una campaña en redes sociales para visibilizar los proyectos”, explicó.

“Hay que pensar estrategias teniendo en cuenta el diferencial de cada proyecto, dentro de un campo donde muchas veces se están haciendo cosas parecidas”, agregó Moiseeff.

En tanto, en el Foro de Cultura Digital, que se desarrolló en el rectorado de la Universidad Nacional de Rosario, los expositores avanzaron en la creación de una agenda local en la materia. Fernando Irigaray, director de Comunicación Multimedial de la Universidad Nacional de Rosario, y Nicolás Cohen, director de Tecnología de Taringa!, fueron de la partida. También disertaron Guillermo Movia, de Mozilla Corporation Latinoamérica; Esteban Magnani, periodista especializado en tecnología de Visión 7; Agostina Dolcemáscolo, investigadora del Conicet; y Joan Cwaik, de Darwin Research & Think Tank.

Dolcemáscolo disertó sobre Youtube: problematizó los vínculos que establece esta plataforma con los usuarios y el modelo de negocio en el que se basa. “Es el sitio de videos más popular a nivel mundial y cuenta con mil millones de usuarios en todo el mundo. Sus contenidos provienen de la producción de sus usuarios y de las distintas productoras con las que el sitio firma acuerdos comerciales”, precisó.

La investigadora explicó que, en Youtube, existe una gran masa de usuarios que, sin obtener ganancias, produce contenidos para la plataforma. “A partir de la venta de publicidad y de los acuerdos comerciales, esto representa un gran valor económico para la firma. A su vez, quienes obtienen ganancias por subir contenidos representan un número marginal respecto de los millones que no las obtienen. Entonces, ¿quiénes son los verdaderos beneficiarios? ¿Se respetan los derechos de los usuarios?”, se preguntó.

En opinión de Dolcemáscolo, existe una “explotación cognitiva”, esto es, una relación social en la que algunos actores se apropian, con fines de lucro, del conocimiento producido sin fines de lucro, “en el marco de intercambios voluntarios y legales (o no regulados) y objetivamente asimétricos”.

Además, “hay una explotación informacional, que refiere a la apropiación de contenidos (textos, datos, música y software) y también de datos que la empresa utiliza para volverlos mercancía dentro de ese circuito”, agregó la experta.

A su turno, Irigaray se refirió al concepto de “ciudadanía comunicativa” y explicó que el ciudadano comunicativo “ya no es un mero usuario de las comunicaciones, sino parte activa de ellas”. Así, narró una experiencia llevada adelante por la UNR, que realizó el documental transmedia “Tras los pasos del hombre bestia”, que propone un usuario-receptor activo y “ciudadano”.

La narrativa transmediática permite que los usuarios intervengan en los contenidos propuestos y puedan expandirlos, agregando nuevos personajes, subtramas y escenas, lo que construye un sistema estético, narrativo y tecnológico personalizado.

“Esta narración surge como respuesta a la actual convergencia tecnológica y cultural, que plantea nuevas exigencias a los consumidores y depende, fundamentalmente, de la participación activa de las comunidades de conocimiento”, detalló Irigaray, quien fue director del proyecto documental.

Durante el foro, Movia, comunicador social, trazó un panorama sobre los usos de la información que el usuario proporciona a las grandes empresas de todo el mundo al acceder a plataformas digitales como Google o Facebook. “La publicidad es la gran fuente de divisas en la web en este momento. Para obtenerla, las empresas ofrecen dirigir la publicidad al público específico al cual está destinada. Para lograr eso, rastrean cada segundo de lo que hacemos en la web”.

“La tecnología no es neutral, tiene ideologías e intereses por detrás. Hoy la web está centrada en la ganancia, pero existe la posibilidad de que se convierta en otra cosa, en lo que nosotros queremos”, propuso el especialista de Mozilla Corporation Latinoamérica.

“Tenemos que hacernos cargo de eso y dejar de convertirnos en consumidores. La clave es participar”, concluyó Movia.