El patrimonio vivo, desde la perspectiva de género
El patrimonio vivo, desde la perspectiva de género

El patrimonio vivo, desde la perspectiva de género

Ese fue el eje de una de las charlas del Primer Encuentro Nacional de Patrimonio Vivo que se realiza hasta el 13 de agosto

La antropóloga uruguaya Susana Rostagnol ofreció el miércoles 12 la charla “¿El patrimonio tiene género?”, como parte de las actividades programadas en el Primer Encuentro Nacional de Patrimonio Vivo, que organiza el Ministerio de Cultura de la Nación en el Centro Cultural Kirchner, con entrada gratuita.

Las jornadas, que concluyen el jueves 13, son una iniciativa de la subsecretaria de Cultura Pública y Creatividad, María Elena Troncoso, y tienen como lema “Diversidad cultural y Estado: escenarios y desafíos de hoy”. El encuentro, auspiciado por la Unesco, propone distintas actividades destinadas a reflexionar sobre el patrimonio cultural inmaterial, la normativa vigente, la relación con las comunidades, la salvaguardia de estos bienes, su gestión, difusión y sostenibilidad.

“Cualquier hecho cultural está atravesado por el género”, aseveró durante su exposición Rostagnol, que es doctora en Antropología Social de la UBA y docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República en Uruguay, donde coordina el Grupo Género, Cuerpo y Sexualidad.

“En 1997, Unesco llevó a cabo un programa para investigar el rol de las mujeres en el patrimonio cultural inmaterial, y los hallazgos revelaron que la mujer juega un papel muy importante en esto, sobre todo, en la transmisión intergeneracional”, comentó Rosagnol.

“Hay actividades que realizan las mujeres que son valoradas por la comunidad, pero que son tradicionales. Las mujeres son vistas como guardianas de una tradición. Ahí hay una doble lectura, porque la tradición también está subvalorada”, analizó.

La especialista también se refirió a “la tensión de pensar en los derechos culturales” y advirtió: “Muchas veces, se habla de diversidad cultural y se apunta a la igualdad, pero también hablar de diversidad cultural puede estar escondiendo la desigualdad. Y las mujeres están en el medio de esa tensión”.

“El desafío, entonces, es mantener relaciones equitativas y lograr que cada comunidad lleve adelante las prácticas que crea que son más adecuadas”, propuso.

A modo de ejemplo, Rostagnol agregó: “En ocasiones, algunas relaciones inequitativas de género son vistas desde afuera como parte una cultura, lo que ocurre con las prácticas de mutilación genital femenina en algunas comunidades. En nombre de la diversidad cultural, se dice que hay que preservar esas costumbres y que no se puede intervenir. Tal vez está bien, tal vez está mal, pero creo que es precisa la problematización de estos casos”.