Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica
Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica

Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica

Música
Efemérides
Hoy, una de las cantoras más importantes de la región hubiera cumplido 85 años. Amada y resistida, fue la artista que más éxitos popularizó sin ser compositora. Su hijo Fabián Matus y su sobrina Maby Sosa, mediante el libro "La mami", retrataron su costado más personal.
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Reconocida en el mundo y por sus pares como “la voz de Latinoamérica”. Como la Independencia argentina, Haydeé Mercedes Sosa nació un 9 de julio en San Miguel de Tucumán, pero de 1935. Y como la Independencia, siempre quiso ser un grito de libertad, pero desde su música. No fue compositora, no escribió ningún éxito. Sin embargo, todas las canciones que versionó fueron inolvidables. “Todo cambia”, que popularizó Violeta Parra; “Canción de las simples cosas”, de Armando Tejada Gómez y César Isella; “Oración del remanso”, de Jorge Fandermole, y tantas otras letras que en la voz de “La Negra” (como la llamaban) cobraban otro color y se convertían en una llave de triunfo.

Maby Sosa es periodista tucumana y sobrina de Mercedes, o de la tía Marta, como la llamaban. La cantante se iba a llamar así, pero su padre a último momento cambió de opinión. Sin embargo, su familia siempre la apodó cariñosamente como Marta. Maby, junto a su primo e hijo de la cantora, Fabián Matus, escribió hace unos años una biografía sobre Mercedes, pero no una más (existen varias publicaciones), sino una más intimista y entrañable: La mami. Allí hay testimonios y relatos de sus músicos, de sus familiares y de aquellas personas que vivieron más a “la Marta” que a la popular y mundial Mercedes.

Desde Tucumán, donde la sorprendió la cuarentena, Maby recuerda a su tía en este nuevo cumpleaños:

-¿Qué recuerdos tenés siempre presente?

-Mis charlas con ella, mientras veíamos televisión. Eran momentos hermosos porque se charlaba de cosas muy pero muy profundas, mientras teníamos de fondo algún programa televisivo. Son momentos que los guardo siempre porque eran de una extrema intimidad, que pocas veces uno podía tener con ella y que, además, transcurrían sin interrupción. Nadie entraba ni se acercaba ahí, cuando mi tía estaba con alguien en esa habitación. Era el lugar de encuentro, confesiones, consejos. Cuando pienso en ella, lo primero que se me viene a la cabeza es ese momento.

Tengo recuerdos de ella en la ruta, cuando yo era muy chica. Hay uno en particular que me encanta y es cuando ella estaba manejando en la ruta y escuchando Valeria Lynch a todo volumen. No me acuerdo la canción, pero sí que cuando terminaba, rebobinaba el casete para volver a escucharla.

 

-¿A qué edad tomaste conocimiento de que la tía Marta era Mercedes Sosa?

-Más o menos a los cinco años, cuando ella vino a cantar a Tucumán en el estadio de San Martín. Antes me hablaban de ella, pero me costaba relacionar, porque en casa la llamaban “La Marta”. Así que cuando a mí me preguntaban por Mercedes Sosa, no entendía nada. Pero me acuerdo de que cuando vino a cantar a Tucumán, fuimos a buscarla al aeropuerto que estaba repleto de gente que la esperaba. También recuerdo de ir en el auto y ver mucha gente alrededor, y la completé con su recital, una de esas noches en el estadio. Ella había vuelto a cantar en Tucumán después de muchos años. Más allá de la anécdota, mi tía era muy cercana y teníamos una relación muy estrecha; por lo que hay una parte de uno que no termina de entender lo grande que es. Fue un impacto cuando ella murió; encontrarnos con esa cantidad de personas que llegaban al Congreso para despedirla.

Mi tía era muy creativa, divertida, profesional, comprometida, una gran madre, una gran compañera, una gran hermana. Era todo eso y era importante contarlo en el libro.

-Junto con Fabián Matus, tu primo, escribieron una biografía muy intimista de “la mami”. ¿Qué quisieron mostrar de distinto qué no se haya visto antes?

-Partimos de la pregunta ¿quién era Mercedes Sosa? Y era todo eso: era su forma de pensar, su forma de vivir, su forma de relacionarse, de divertirse, de disfrutar, de sufrir. Era todo eso y queríamos que todos lo sepan. Por eso recurrimos a voces que no estaban tan escuchadas, como la de sus músicos a quienes ella definía como su familia; buscamos a los técnicos que la acompañaban en las giras y a sus hermanos. Quisimos contar otra Mercedes diferente a la que conocíamos.

Mi tía amaba la tecnología, le parecía buenísimo y siempre estaba curiosa por conocer nuevos productos, nuevas formas de comunicarse.

-¿Qué crees que Mercedes pensaría hoy de esta nueva modalidad de conciertos desde el hogar del artista por streaming?

-Creo que estaría de acuerdo porque sabía lo necesario que es para un artista el contacto con el público. También pienso que se adaptaría, pero con miles de condicionamiento técnicos porque siempre estuvo muy atenta y ocupada de que sus producciones, ya sean discográficas como los trabajos en vivo, salgan perfectos para el público. Esa era su principal preocupación. Tenía una plena conciencia de lo que significaba ser artista y de dejar un legado. Creo que hubiese trasladado esta inquietud también a los conciertos vía streaming.

En esta época extraño toda la previa de sus cumpleaños, los reencuentros, ella feliz con su casa llena de amigas y amigos, de familia. Extraño hablar con ella, su voz, saber qué piensa de determinados temas y, en esas veces, recurro a entrevistas solo para escucharla hablar un rato.

-¿Qué es lo que más extrañas?

-Muchas cosas en distintos momentos. Por mi vínculo, me cuesta extrañar una sola cosa. Pero hay algo que extraño mucho y es su abrazo. Siempre digo que mi tía abrazaba o me abrazaba de una manera única y eso extraño: ese momento de abrazo, que eran segundos, minutos, ratitos, pero que quedaron marcados en mi cuerpo como un regalo para toda la vida.

-¿Hay alguna artista que haya tomado o intentado seguir su legado?

-En el país y en América latina, hay muchas mujeres cantoras que hicieron un camino fuerte y consolidado, muy peleado y disputado en territorios que parecían solo de hombres. Pero en particular de mi tía, siento que ella había adoptado un rol de cambio muy grande, que lo asumió así y lo llevó en cada momento de su vida y cada vez que subía a un escenario. Es una referente indiscutible y hay muchas mujeres y muchos artistas que, de a poco, tratan de seguir su camino en un contexto totalmente diferente en el que ella nació como artista.

Tenía idea de una artista no como alguien que solo va a cantar y listo; lo pensaba como un ser integral y eso la convierte como una artista única en el tiempo.

-¿Hay alguna anécdota que quieras compartir de la tía Marta en su Tucumán natal, donde dejaba de lado a la artista mundial y era solo ella?

-Son muchas anécdotas en Tucumán. Pero había algo que amaba ver cuando ella llegaba a Tucumán: era mi tía descalza, caminando por la casa de mi abuela, esperando el almuerzo. Eran los mimos de mi abuela para ella; era verla convertida en casi una niña que transitaba la casa de su mamá. Pero entre los recuerdos más intensos en Tucumán, está el penúltimo concierto que dio en la Plaza Independencia, que fue fuerte para toda la familia, porque por primera vez Mercedes cantaba en Tucumán, sin que mi abuela esté sentada en la primera fila aplaudiéndola. Lo recuerdo porque todos esos nervios y miedos que sentía desaparecieron, cuando subió el escenario y empezó a cantar ante la Plaza llenísima de tucumanos.

 

Disfrutá también del Homenaje a Mercedes Sosa, que se realizó en La Ballena Azul del Centro Cultural Kirchner: "Traigo un pueblo en mi voz".

 

Fotos: Silvina Frydlewsky, Télam y Maby Sosa.