Charlas y debates sobre patrimonios y políticas culturales en clave de género, en el Museo Terry
Charlas y debates sobre patrimonios y políticas culturales en clave de género, en el Museo Terry

Charlas y debates sobre patrimonios y políticas culturales en clave de género, en el Museo Terry

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Hoy comienza "Los patrimonios son políticos. Patrimonios y políticas culturales en clave de género", organizado por el Museo Terry y la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu). De esta maratón de charlas, talleres y debates, participan Ana Laura Elbirt y Fátima Pecci Carou, quienes analizan y anticipan algunas de las temáticas que abordará el encuentro virtual.
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Se trata de un encuentro virtual de tres días para reflexionar sobre el lugar de las mujeres y las diversidades en la cultura.

Desde hoy y hasta el 10 de octubre se desarrollá el encuentro virtual "Los patrimonios son políticos. Patrimonios y políticas culturales en clave de género", organizado por el Museo Regional de Pintura “José A. Terry” y la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu).

A través de diálogos, foros, talleres y puestas artísticas virtuales, abiertas y gratuitas, con invitadas  internacionales, de la región y del país, el encuentro propone un espacio de reflexión y conocimiento acerca de los procesos de construcción del patrimonio y las políticas culturales, abordando estas cuestiones desde una perspectiva de género.

Participan artistas, gestoras culturales, investigadoras y activistas culturales del ámbito comunitario. Entre las invitadas se encuentran Rita Segato, Dora Barrancos, Magui Choquevilca, Ana Longoni, Karina Bidaseca, Eugenia Mur, Elvira Espejo, Marisa Baldasarre, Nora Benaglia, Paula Rivera, Beatriz Cabana, Roxana Ramos y Fabiola Vilte, entre otras.

Las actividades son gratuitas y se transmiten, en vivo, a través de las páginas de Facebook del Museo Nacional Terry (@museonacionalterry) y la Facultad de Humanidades de la UNJu (@fhycsunju).

 

Ana Laura Elbirt es becaria de Conicet y trabaja en la Unidad de Investigación UE Cisor Conicet-UNJu. Coordina los contenidos del encuentro. Fátima Pecci Carou es artista visual, música y activista feminista. Ambas forman parte de la grilla del encuentro.

A continuación analizan y comparten sus miradas sobre políticas de género, patrimonio cultural y otros aspectos que serán abordados en estos días.

 

-¿Por qué decimos que los patrimonios son políticos?

-Ana Laura Elbirt: decimos que los patrimonio son políticos porque remite a una frase que instaló el movimiento feminista en el debate público: lo personal es político, lo que pasa al interior de nuestras casas, lo que pensamos, la composición de nuestra sensibilidad, todo eso que puede ser considerado como del ámbito privado o individual, todo eso es social y político. Es político porque está atravesado por el poder y, donde hay poder, hay desigualdad. La desigualdad de género es la más antigua y persistente que conocemos.

Pensemos en el patrimonio, que es un tema que nos convoca en este encuentro virtual. La palabra "patrimonio" lleva en su composición una construcción patriarcal. Por eso la necesidad, incluso, de pensar en otros términos que nos posibiliten visibilizar la enorme diversidad que habita en todas las sociedades y comunidades.

El patrimonio es el resultado de un proceso de selección, no todo es patrimonio o está legitimado como tal. Entonces, hay que preguntarse quiénes deciden qué debe ser puesto en salvaguarda y qué no. En esa selección se produce una disputa de significados que está atravesada por mecanismos de poder y desigualdad en donde actúa la discriminación de género que se superpone a otras desigualdades: de clase o de etnia/raza, por ejemplo.

Lo que nos enseña la perspectiva de género es a leer los fenómenos culturales de forma crítica, a cuestionar el modo en el que se nos presenta al mundo, un mundo que es injusto porque no todxs podemos participar y acceder a distintos ámbitos en forma igualitaria.

 

-Fátima Pecci Carou: decimos que los patrimonios culturales son políticos, en primer lugar, porque son la huella que tenemos disponible sobre acontecimientos de nuestra historia que conforman y moldean nuestra noción de identidad y pertenencia a una determinada cultura.

Muchos de estos símbolos han sido erigidos con la finalidad de enaltecer, legitimar y perpetuar determinados discursos, los oficiales, dejando a otros afuera. En esa operación de selección, se establecen relaciones desiguales de poder, de jerarquías y de exclusiones. La falta de representación de esas otras narrativas tiene consecuencias en cómo miramos el pasado, transitamos el presente y planificamos el futuro, en tanto que no ofrece la posibilidad de conocer las imágenes subalternas. Lo que no se puede conocer ni ver, no tiene posibilidad de llegar a tener existencia o proyección. ¿Cómo puedo querer ser artista, científica o líder política si no conozco referencias de otras que sí lo fueron?

Hacer un uso crítico, activo, creativo y colectivo de la política cultural, es una herramienta fundamental para subvertir esa situación, permite presentar una disputa frente a esa desigualdad, creando la posibilidad de dar visibilidad a esos símbolos ocultos, de construirlos, develarlos, permitir hacia ellos un acceso equitativo, enriquecerlos, ponerlos en cuestión, jerarquizarlos, también de humanizarlos.

Por último, la preservación y el resguardo de los patrimonios culturales y el apoyo a la producción cultural contemporánea, son también una toma de posición política, al considerar el capital simbólico igual de importante que el capital económico, financiero, etc.

Ana Laura Elbirt es becaria de Conicet y trabaja en la Unidad de Investigación UE Cisor Conicet-UNJu. Coordina los contenidos el encuentro Los Patrimonios Son Politicos.

Ana Laura Elbirt es becaria de Conicet y trabaja en la Unidad de Investigación UE Cisor Conicet-UNJu. Coordina los contenidos del encuentro.
 

- ¿Cuál es el rol de las mujeres en la construcción de políticas culturales?

-Ana Laura Elbirt: hace unos años, el Sistema de Información Cultural publicó un análisis sobre el acceso y la participación de las mujeres en el consumo y el mercado de trabajo a nivel nacional. En este informe se presentan datos concretos, de los cuales me gustaría presentar solo uno que me parece ejemplificador.

En el ámbito de la cultura comunitaria, participa un 48% de mujeres y un 52% de hombres, es decir, prácticamente es una participación equilibrada. Sin embargo, en los cargos de dirección, organización y gestión de estos espacios, el 75% son hombres, mientras que un 56% de las mujeres participan en calidad de colaboradoras y/o voluntarias.

"Las mujeres participamos activamente en el campo cultural, sin embargo, no ocupamos espacios decisorios y estratégicos. Estamos, en definitiva, subrepresentadas a nivel dirigencial y eso hace que buena parte de políticas culturales estén diseñadas desde una ceguera. Por ello, es necesario trabajar en el acceso, la participación, el reconocimiento y la redistribución, aspectos que permiten avanzar en la igualdad de género en este ámbito", señala Ana Laura Elbirt.

El ciclo de vida de una política cultural: su diseño, gestión, ejecución y evaluación debe estar atravesado por la perspectiva de género, para evitar la ceguera a la que me refiero.

-¿Se legisla en políticas públicas culturales sin mirada de género?

-Ana Laura Elbirt: las desigualdades de género tienen una base cultural, porque la cultura permite crear y sostener ideas, prejuicios, estereotipos. La cultura permite justificar las desigualdades, pero también posibilita las transformaciones sociales. Si entendemos la legislación como una creación cultural, entonces podemos sostener que históricamente se legisla sin una perspectiva de género.

Los movimientos de mujeres y diversidades están cambiando la cultura y, en ese cambio, también hay modificaciones en términos del conjunto de normativas que intentan regular, desde lo formal, la sociedad. La ley de cupo de género o del cupo trans en distintos ámbitos da cuenta de la incidencia de los movimientos feministas y LGTBIQ+ en el debate. Sabemos que el cupo en sí mismo no puede cambiar situaciones de desigualdad de larga data, pero contribuye a promover y fortalecer los procesos de redistribución y reconocimiento.

Por otro lado, la Ley Micaela es fundamental, porque permite capacitar a lxs integrantes de los tres poderes del Estado en género y violencia de género. Esta Ley seguramente va a cambiar -lo está haciendo- la legislación, no sólo en materia de políticas culturales, sino en todo el conjunto articulado de planes, programas y proyectos estatales.

Fátima Pecci Carou es artista visual, música y activista feminista.

Fátima Pecci Carou es artista visual, música y activista feminista.

-¿Cómo se rompe con ese paradigma?

-Fátima Pecci Carou: se rompe a partir de la organización de los agentes que formamos parte del campo cultural y que debemos dar cuenta de cuáles son las cuestiones que hacen falta modificar. No basta con señalarlas, hace falta militarlas, en cada espacio que ocupamos, desde la escuela hasta la academia, pidiendo, por ejemplo, que se modifiquen los programas de estudio. También que la transformación del paradigma sea trasversal a todas las clases sociales: desde los barrios populares hasta los sectores más acomodados, que el acceso al arte y la cultura sea también una forma de militar el feminismo. 

Por otro lado, que haya un fuerte compromiso del Estado para jerarquizar desde allí el rol que ocupan las artes y la cultural en el desarrollo estructural de la sociedad. Es importante que la oferta cultural en museos y centros culturales de cuenta de la paridad.

 

-La pandemia desnudó carencias en muchos sectores, ¿qué evidenció la llegada del Covid-19 en el ámbito de la cultura?

-Fátima Pecci Carou: la pandemia dejó al descubierto la precarización e informalidad en que están inscriptas las actividades que realizamos les artistas y trabajadores de la cultura. Somos trabajadores, ya que producimos capital simbólico y material, de conocimiento, para la comunidad y a partir del cual alimentamos los motores que hacen girar a todo el sistema del arte. Gracias a que existen obras es que existen los museos y las galerías, las ferias, la gestión cultural, el ámbito de investigadorxs, curadorxs, docentes, aduanas, etc. Sin embargo, no gozamos de los derechos que todx trabajador/a debe percibir: jubilación, sueldo, obra social. No son contemplados nuestros honorarios a la hora de exponer o participar de muestras. No somos consideradxs trabajadorxs esenciales; sin embargo, en tiempos de pandemia, el arte, la música, la literatura, el cine, etc., han sido nuestros salvatajes emocionales para atravesar este momento.

Frente a esto lxs artistas nos vimos en la obligación de organizarnos para visibilizar nuestra situación e insistir para que nuestras condiciones cambien, y que haya reconocimiento y valoración de nuestro trabajo.

Para conocer la programación del encuentro virtual INGRESAR ACÁ