Los círculos del Dante: la Divina Comedia ilustrada por Maru Ceballos
Los círculos del Dante: la Divina Comedia ilustrada por Maru Ceballos

Los círculos del Dante: la Divina Comedia ilustrada por Maru Ceballos

Letras
A través de una serie de ilustraciones de Maru Ceballos, la muestra invita a acercarse a la gran obra de Dante Alighieri desde una perspectiva diferente; podés ver la muestra hasta el 10 de mayo en el Museo Mitre
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Pasaron muchos siglos desde que Dante escribió la Divina Comedia, a princios del siglo XIV, pero su interpretación, simbología, versos y metáforas continúan dando de qué hablar, y cada vez más lectores llegan a sus páginas. Desde este lado de la región, su primera traducción americana a la lengua española fue gracias a la pluma de Bartolomé Mitre, en 1889, titulada como El infierno de la Divina Comedia. Se trata de la obra emblemática de Alighieri, de la literatura italiana y universal.

No es casual que el Museo Mitre haya sido la sede elegida para inaugurar la muestra “Los círculos del Dante. La Divina comedia ilustrada por Maru Ceballos”. Desde una perspectiva actual y con una mirada original, la artista oriunda de San Luis se propone, a través de sus dibujos, una nueva lectura de la obra: sus ilustraciones en blanco y negro ofrecen otro tipo de “traducción”, alejándose de los lugares comunes más reconocidos por la academia.

Organizada a través de los distintos cantos, estas ilustraciones no muestran a Dante, tampoco a Virgilio. La idea es examinar con más atención la poesía del propio relato y, a la vez, deshacerse de la redundancia conceptual entre texto e imagen. A continuación, la artista nos cuenta más sobre la representación visual y distintas significaciones que encontró en esta obra monumental.

-¿Cómo nació esta idea de ilustrar la Divina Comedia?

-No fue mi intención desde el principio ilustrarla, sentí la necesidad de hacerlo avanzada la lectura. Es tal el manejo de imágenes visuales y simbólicas que Dante expone, que fue imposible no querer intentarlo. Empecé haciendo algunos esquemas para no perderme porque la obra me resultó larga y compleja. Comencé a leerla de nuevo, desde el principio y ya con intención clara de ilustrar cada uno de los cantos en un sistema visual coherente, con la intención puesta en prestar atención a los simbolismos, pero aun sin saber con qué me iba a encontrar a medida que iba avanzando con la lectura.

-Proponés un perspectiva distinta, una “traducción” particular de la obra. ¿Es posible poder traducir una obra tan capital y enorme de la literatura universal?

-La “traducción”, por supuesto, tiene el foco puesto en la resolución visual. En general, las ilustraciones existentes de la Divina comedia son literales: muestran a Dante, a Virgilio, a los pecadores explícitamente en actitud de castigo, ángeles en el paraíso, nubes, santos, etc. Me pareció interesante hacer un desglose conceptual complejo, ya que, en general, las ilustraciones de la obra son literales y figurativas, son prácticamente un relato 1 a 1 entre la resolución gráfica y el texto. La propuesta es mostrar un poco más allá de eso, haciendo foco en los simbolismos que el mismo Dante propone en cada uno de los cantos. La idea fue desacralizar la obra, correrla del mote de lo imposible, perderle el miedo (y un poco el respeto), sacarla de la “vitrina” en la que estuvo siglos y, a través de esto, incentivar al lector para que se anime a leerla.

-¿Por qué no se muestra a Dante ni a Virgilio?

-La propuesta es, desde los primeros cantos, ubicar al observador en los ojos de Dante para ver el concepto filosófico de lo que él quiere decir y mostrar. Es por eso que Dante no aparece en ninguna de las ilustraciones, salvo un cameo en el canto 30 del Purgatorio. Tampoco aparece Virgilio porque, en este planteo que ofrezco, nosotros, los lectores, somos Dante -el Dante personaje- y la obra en sí, su lectura, oficia de Virgilio, de guía. Por otro lado, el planteo de las ilustraciones escapa a la representación literal del canto. Con cada ilustración busca hacer un resumen visual del canto con respuesta desde lo conceptual. Es por eso que descontextualizadas y sueltas pueden llegar a parecer surrealistas, porque tienen una mezcla de un montón de cosas, son una síntesis visual y simbólica del canto completo.

-En la muestra se puede observar cierto sistema morfológico en las ilustraciones. ¿Está pensada así?

-Exactamente. Primero: el Infierno es súper caótico y los personajes están sumergidos o están en huecos. En el Purgatorio, como es un monte (Monte Purgatorio), están sobre la tierra. En el Paraíso ellos están en el cosmos, los distintos cielos son los distintos planetas, entonces la simbología está puesta en la mitología de esos planetas. Si se mira una a una, los escenarios se van simplificando, incluso, al punto de llegar a la abstracción más absoluta en el último canto. Segundo: como Dante todo lo divide en círculos (él llama círculos a los círculos del Infierno, a las cornisas del Purgatorio y en el Paraíso los cielos están en planetas que son esferas), ubiqué círculos de color en cada una de las ilustraciones, señalizando los puntos álgidos desde lo simbólico que determinan el entendimiento del canto. Y tercero: todo esto va en correlato con los mapas de cada uno de los estadíos: Infierno, Purgatorio, Paraíso. Además, la obra de Dante tiene mucha cuestión numérica, geográfica y metafórica. En el recorrido del Infierno, van bajando hasta las entrañas del inframundo. En el Purgatorio, ascienden, terraza a terraza, los escalones hasta acercarse al “cielo”. Y en el Paraíso, siguen ascendiendo, cielo a cielo hasta encontrarse con lo más luminoso y puro que el ser humano (según Dante) puede acceder. Entonces, morfológicamente, el visitante podrá ver toda esa serie sistemática de elementos a los que refiero en las ilustraciones.

-¿Cómo elegiste el color?

-En ese sentido, armé un esquema simbólico para toda la obra en general, basado en la gama de frecuencias de colores luz. Como en el arco iris, que empieza con el rojo abajo y van subiendo los colores en gama hasta el violeta arriba. El uso del color está pautado en base a eso. Usé las frecuencias más bajas, las rojas, para el Infierno. Las gamas medias, naranja y amarillas, para el Purgatorio y las verde-azules, que son los dos últimos colores previos al violeta en la gama, al Paraíso. En esta escala de valores, el violeta sería conceptualmente Dios y sería pecaminoso simbólicamente usar el color de Dios para el Paraíso; porque los que están en el Paraíso, están ahí pero no son Dios. (Teniendo también en cuenta que en la relación ilustración-relato, el lector es humano, como Dante, es sus ojos). La mezcla de los colores luz (los del arco iris), se llama aditiva porque sumándolos, superponiéndolos, forman blanco, y ese  es el motivo de la selección de colores: porque el camino a través de la gama cromática, que sería el camino del Infierno hasta el Paraíso, es encontrar la luz.

-¿Qué elementos cobran una nueva significación desde tu mirada e ilustraciones?

-Creo que la obra de Dante es perfectísima y una vez que entrás en la sintonía con la manera de contar del autor, la incorporás. Es muy contundente. Lo que propongo es simplemente una perspectiva diferente de abordar la obra. Una invitación a leerla desde otro costado, prestando atención a otras cosas.

-¿Qué le recomendarías a quienes todavía no vieron la muestra ni leyeron la obra?

-Que se animen a abordar la Divina comedia desde un lugar más lúdico y por fuera del mote  académico que siempre tuvo, porque se trata de descubrirla más que de leerla y entenderla. Y, en este punto, las ilustraciones son, además de un refuerzo del texto, un poco una invitación a jugar con eso.

Sobre Maru Ceballos

Es diseñadora gráfica (UNCuyo, Mendoza) e ilustradora. Desde 1998 trabaja en agencias de publicidad de Buenos Aires, Puerto Rico, México, Canadá, España y Estados Unidos como Directora creativa, Directora de arte e Ilustradora, siendo su campo profesional el de la comunicación visual estratégica en medios digitales y redes sociales. Publicó Los Idiotas (2014), Muertos, de amor y de miedo (2016), Caramelo de Púas (junto a Rubén Risso - 2018), Metamorfosis de Ovidio (2019) y La Tía Jana (junto a Diego Arandojo - 2019).