Federico García Lorca, un poeta suelto en Buenos Aires
Federico García Lorca llegó a Buenos Aires el 13 de octubre de 1933 en pleno apogeo de la Década Infame (así se conoció al primer golpe de Estado en Argentina).
Era su tercer viaje a América del Sur y el primero al Río de la Plata. Su estadía en la capital porteña iba a ser corta, cortísima, pero suficiente para dar algunas entrevistas, reunirse con colegas y promocionar su tan querida compañía de teatro popular y ambulante que dirigía en España junto a Eduardo Ugarte, La Barraca.
Esos escasos días se conviertieron en meses. Se enamoró de la ciudad, vivenció el sabor del éxito con su obra "Bodas de sangre", que la afamada actriz Lola Membrives representaba con notable éxito en el Teatro Avenida.
Su "casa" fue el Hotel Castelar, sobre Avenida de Mayo, donde hay una placa que recuerda el paso de Lorca por ese lugar. Lamentablemente el hotel cerró hace muy poco a causa de la pandemia y la falta de actividad, y la habitación del autor de "Bodas de sangre", la número 704, no podrá volver a ser habitada por algún fanático del poeta español.
Cuando arribó al puerto de Buenos Aires lo esperaban periodistas, fotógrafos y admiradores. Cuenta su biógrafo, Ian Gibson, que fue recibido con honores y que asombrado le contó a su madre: "Me tratan como a un ministro".
Un porteño más
Durante esos meses, Lorca se pasea por la ciudad como un porteño más. Se incorpora con naturalidad a la vida social de una Buenos Aires que ya veía caminar por sus calles a figuras de peso como Borges, Lola Membrives, Victoria Ocampo y Carlos Gardel, entre otros nombres. Cantó una noche con "el zorzal criollo", cuentan algunos testigos privilegiados. Lorca al piano, Carlitos en la voz, en la casa que habitaba el músico en el Abasto.
Verlo tomar un café en el Tortoni, pasear por el Tigre, caminar por la Avenida Corrientes o la calle Florida, pasaron a ser imágenes cotidianas. Brindó muchas entrevistas y fue constante su presencia en los medios de comunicación de la época.
Entre sus amistades figuraban el escritor chileno Pablo Neruda, que en esos años ocupaba el cargo de cónsul por su país en la Argentina, y con quien el español forjó una relación entrañable. De hecho, Lorca ilustró un libro de sus poemas allá por febrero de 1934.
Vuelta a casa
Antes de embarcarse de regreso a España, Federico Gracía Lorca dejó un abultado sobre con dinero para que algunos amigos de sus días y noches en Buenos Aires lo gastaran en fiestas. Eso recuerdan sus allegados y apuntan a Pablo Neruda como el principal receptor de esa "ofrenda".
El 26 de marzo de 1934 el poeta granadino se despidió con una función de títeres de cachiporra para sus amigos en el Teatro Avenida.
Su paso por Buenos Aires fue tan impactante e intenso que, inclusive con el correr de los años, se siguió rememorando aquella visita. Tanto, que se crearon circuitos culturales para recrear las salidas, caminatas y los lugares frecuentados por el poeta.
No fue un viaje más; fueron seis meses en donde el dramaturgo, que nació un 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, España, fue partícipe del Buenos Aires de los años treinta, pujante culturalmente y políticamente incorrecto. Para el poeta español más leído de todos los tiempos fue un viaje que lo marcó en lo personal y en lo profesional.
Murió en Granada, España, el 18 de agosto de 1936.