Laura Oliva recorrió la muestra del Bellas Artes en Mar del Plata
Laura Oliva recorrió la muestra del Bellas Artes en Mar del Plata

Laura Oliva recorrió la muestra del Bellas Artes en Mar del Plata

Arte
Museos
Verano
La actriz está de temporada en esa ciudad con la obra Ni con perros, ni con chicos; en su recorrido por "Congreso de Tucumán: 200 años de arte argentino" habló sobre arte, libros y teatro
Otros artículos que te pueden interesar
Laura Oliva: “Ni con perros, ni con chicos es una obra que habla, básicamente, del amor”
El musical que dirige Javier Daulte comenzó su tercera temporada, en Mar del Plata

“Cuando voy a ver teatro me pongo en modo espectadora y casi siempre lo logro al cien por ciento. Me doy cuenta de que no me está gustando una obra cuando aparece la actriz que hay en mí, y entonces empiezo a decir: 'Mmm, no está buena la luz; no me convence aquello; lo otro...'. Ese es como mi termómetro, mi alarma. Si lo que veo me está gustando, mi actriz se queda en casa”, cuenta Laura Oliva. La actriz está de temporada en Mar del Plata con el musical “Ni con perros, ni con chicos” -donde interpreta a Elsa Lanchester, famosa por ser la novia de Frankenstein y la esposa del gran actor Charles Laughton- y visitó el Museo Mar para recorrer la muestra itinerante “Congreso de Tucumán: 200 años de arte argentino”.

-¿Solés ir a muestras y a museos acá, o cuando estás de vacaciones en algún otro lugar?

-Acá voy mucho a ver teatro, a ver a mis compañeros. En el área plástica soy más de ir cuando viajo a otros países, y es un gran reproche que me hago. Ni se me ocurriría ir a Madrid y no ir al Prado o al Reina Sofía. y acá no lo hago. Es una asignatura pendiente, pero sí, me encanta.

-¿Tenés un artista favorito o alguna obra que te guste más?

Al no tener mucho training en esta área creo que caeré en los lugares comunes, pero me impactaron mucho los cuadros negros de Goya cuando fui al Prado, esa cosa tan dramática; y el descubrimiento, en el Reina Sofía, no solo del Guernica, sino de toda la parte de Miró que hay. Eso también me impactó mucho porque, en ese sentido, soy bastante concreta, necesito entender lo que veo, y Miró tiene esa cosa como de mancha pero conmovedora al fin, así que me sorprendió gratamente.

-¿Qué te parece esta obra: “Chola Nike” (2015), de José Ballivián?

-Es muy impactante. No me había dado cuenta, al primer golpe de vista, que era un sombrero boliviano. Me fui más con el logo de Nike, que también me pareció rarísimo. Es una gran idea. Por lo menos logra el impacto que pretende.

-¿Te gusta leer en verano?       

-Sí. Es muy difícil concentrarse con los tiempos que corren, hay mucho estímulo, mucha cosa que interrumpe, por eso yo aprovecho mucho las giras, los estadios como el que estoy pasando ahora en Mar del Plata, que vamos viernes, sábado y domingo, pura y exclusivamente para hacer la función, entonces todo el resto del día lo tengo libre y sin tantos estímulos como cuando estoy en Capital, que hay amigos, hay otros trabajos, hay notas. Entonces, estar acá tranquila, no tener wifi todo el tiempo, que hoy es como decir que te vas a meter en un convento monástico... Parece mentira pero hay cosas que hacés, como ver películas clásicas, viejas, que tienen otro ritmo, que son más largas, porque no tenés otro estímulo externo.

-Y en esos momentos, cuando decís: “Aprovecho y me voy a la playa a leer”, ¿qué libro te llevás?

-Soy muy fanática de Saramago, no solamente compro sus libros nuevos si no que vuelvo a los viejos. El evangelio según Jesucristo lo podría leer ochocientas mil veces, y siempre le encuentro algo nuevo. Así que, en general, voy por ese lado. Últimamente también estuve descubriendo a Hemingway, y es medio vergonzoso en realidad decirlo, pero apareció ahora, por esto de los regalos de fin de año que de repente te caen. Pero se necesita ese tipo de pausa para tomarte el tiempo de leer un libro entero, es increíble pero es así.

-¿Notás alguna diferencia entre el público marplatense y el que los va a ver al Cervantes o a las giras? 

-La sensación que tengo es que la obra está dentro del “mundo Cervantes”, ya que es una coproducción aquí en Mar del Plata, y también la gira estuvo dentro de ese plan de coproducción, entonces la gente que se acerca es la gente que también va al Cervantes en Buenos Aires y que tiene la curiosidad de ver otro tipo de teatro. No porque sea diferente, pero sí que apunte a otra cosa. Es un poco como lo que decía de los libros, la gente va con otro ritmo, no necesariamente la obra tiene que ser vertiginosa, el público va preparado para sentarse en un teatro una hora y media, una hora cuarenta, y está bien. Por eso creo que no hay diferencias entre el público de Capital, el público de la gira y el público de Mar del Plata, porque está bajo ese paraguas que es el Cervantes.   

-Como artista, ¿cuál es tu mirada sobre el estado actual del arte argentino?

-Hay una enorme variedad artística, y eso nunca amaina. Hay algo como de supervivencia en lo creativo. El mejor ejemplo, para mí, fue el 2001: cuando todo había colapsado, parecía que no había vida después de eso, que no había nada, y por lo menos en el área en la que yo me muevo, que es el teatro, fue un estallido. En Capital brotaron lugares, salas pequeñas, casas que se transformaron en teatros. Si en ese momento se apeló tanto a lo creativo, desde una situación tan dura y tan de otras prioridades –porque en realidad cuando pasan esas cosas vos te preguntas: “¿Y dónde queda lo artístico?, que en verdad no es de supervivencia, por lo menos no de supervivencia física, sí emocional– creo que nada podrá con nosotros.

"Congreso de Tucumán: 200 años de arte argentino" se exhibe en el Museo MAR hasta el 28 de febrero.