La Orquesta Tunquelén: concursó, ganó y viajó
La Orquesta Tunquelén: concursó, ganó y viajó

La Orquesta Tunquelén: concursó, ganó y viajó

La Orquesta ganadora del concurso por el Día de la Música participó de un intercambio cultural en Montevideo; así fue la experiencia de viaje de los 60 chicos y chicas de entre 10 y 18 años
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La Orquesta infantil y juvenil de música latinoamericana Tunquelén viajó a la capital de Uruguay para participar de las jornadas de intercambio cultural, luego de ganar la convocatoria por el Día de la Música organizada en noviembre de 2017 por el Programa de Orquestas y Ensambles Infantiles y Juveniles de la Dirección Nacional de Diversidad y Cultura Comunitaria del Ministerio de Cultura de la Nación.

Oriunda de Escobar, provincia de Buenos Aires, Tunquelén ganó el primer premio del concurso que tiene como destinatarias las orquestas infantiles y juveniles de la Argentina y cuyo objetivo se basa en promover el intercambio cultural entre países.

Como consecuencia, sus 60 integrantes, chicos y chicas de entre diez y 18 años, visitaron Montevideo durante tres días, del 23 al 25 de febrero de 2018. La delegación realizó diversos paseos por los principales museos de la ciudad y participó de otras actividades culturales y recreativas. Se presentó además junto a la Orquesta de la Ciudad Vieja en el prestigioso Auditorio Municipal del Servicio Oficial de Difusión Radio Eléctrica (SODRE), emblemático espacio de la danza, la lírica y la música popular oriental e internacional.

Un premio, un viaje y un sinfín de sensaciones

Todo empezó a partir de la convocatoria lanzada en 2017, en el marco del Día de la Música. La propuesta: realizar registros audiovisuales en los lugares de trabajo de las orquestas, o en su entorno, mostrando una actividad organizada para celebrar el día. De la convocatoria participaron 23 agrupaciones del Programa de Orquestas y Ensambles Infantiles y Juveniles, y se evaluaron los trabajos presentados tanto por su calidad musical como por su originalidad y creatividad.

Tunquelén fue la elegida. La felicidad, las expectativas y los nervios estuvieron presentes desde el mismísimo momento en el que los pequeños grandes músicos se enteraban de la noticia. Y entonces, llegó el día. Euforia, excitación, alegría. El brillo en sus ojos lo delataba todo. Sus padres los abrazaban, entre orgullosos y algo temerosos. Y es que para la mayoría de sus hijos esta era la primera vez que salían del país.

Sonia Miño Gálvez es la directora de la Orquesta Tunquelén y Oscar Portillo, su coordinador general. ¿Qué fue lo más significativo que dejó cada día? ¿Qué sentimientos y sensaciones les transmitieron los chicos? Tres madres se suman a ellos, comparten sus emociones y cuentan cómo fue la experiencia de acompañar a sus hijos en esta aventura. Y algunos de los protagonistas, Nicolás Sequeira, Gonzalo Sosa, Jazmín Salazar Miño y Máximo Paolantonio, cuatro de los 57 chicos que viajaron a Uruguay, resumen qué significó y qué sintieron al vivir esta “experiencia única”.

Al son de Sonia y Oscar

 ¿Cuándo comenzó a sonar esta historia? ¿Por qué “Tunquelén”? ¿De qué origen es la palabra? Sonia y Oscar comenzaron con la orquesta en 2012, aunque todo hace suponer que el proyecto venía ganando forma en sus sueños. Oscar tiene a su cargo la coordinación de la orquesta; Sonia, la dirección. Había chicos, había ganas, había que buscar un nombre: “cuando empezamos con la orquesta le pedimos a los chicos que cada uno acercara un nombre en lengua de nuestros pueblos originarios. Los 20 propuestos se pegaron en una pared y los chicos votaron. Salió "Tunquelén", palabra Mapuche que significa “lugar de descanso, de tranquilidad”, cuenta Oscar.

¿Cuál fue el momento más emotivo del viaje? “El tercer día fue el más importante, porque a la mañana nos presentamos junto a la Orquesta de la Ciudad Vieja, en el Hall del Auditorio del SODRE”, relata.

Luego Sonia pide la palabra para resaltar la importancia de trabajar "desde un sentido de pertenencia e inclusión como prioridad". ¿Qué aprendieron, grandes y chicos, de esta experiencia?

"La convivencia es un aprendizaje constante. Era un desafío estar tres días conviviendo con niños tan chiquitos", explica. Y agrega: "los chicos entendieron que haber sido consecuentes con el estudio de la música y con la ejecución de sus respectivos instrumentos los llevó hasta ahí. El estudio dio sus beneficios y quedó más que claro en todos".

Nicolás Sequeira, 16 años, guitarra y contrabajo

“Cuando me enteré que íbamos a viajar a Uruguay me sentí muy emocionado; nunca pensé que fuéramos a viajar fuera de la provincia, y muchos menos fuera del país. Lo que más me gustó del viaje fue la posibilidad de socializar con compañeros de la orquesta con los que ni nos conocíamos, y ahora somos todos amigos. Fue una gran unión. Esto es algo único, irrepetible; volvería a viajar sin dudarlo.”

Gonzalo Sosa, 12 años, violín

“Cuando me contaron del viaje a Uruguay me emocioné mucho, porque me pareció muy buena la idea de viajar a otro país con toda la orquesta. Con la mayoría de mis compañeros no me hablaba, pero el viaje nos unió. Lo que más me gustó fue tocar y conocer el SODRE. Las obras me gustaron mucho porque eran básicamente de música clásica. Me encantaría repetir esta experiencia. Fue muy bueno”.

Jazmín Salazar Miño, 11 años, aerófonos andinos

“Este es el tercer año que toco en la orquesta. Cuando me avisaron del premio me sorprendí. Estábamos sentados en una plaza cuando nos dijeron que íbamos a viajar a Uruguay, porque habíamos ganado un concurso de orquestas de todo el país. Lo que más me gustó del viaje fue tocar en lugares nuevos, ir a la playa y ver el mar. ¿Si repetiría el viaje? ¡Obvio que sí!”.

Máximo Paolantonio, 12 años, charango

“Hace unos dos o tres años que toco en la orquesta y lo que más me gustó fue visitar el teatro del SODRE y el concierto de música. Esa orquesta tocaba muy bien. Me apasiona mucho la música. Todo el viaje me gustó, nos divertimos, jugamos. ¿Mi reacción cuando supe del premio? Quedé impactado, me quedé en shock. Me gustaría volver, porque nos recibieron muy bien, y por la música, porque es lo que hacemos, literalmente, es lo que hacemos, tocamos para la gente, y la gente nos recibe con amor”.

Nora, mamá de Narela Giménez, 13 años, violín

“Es la primera vez que Narela viajaba sin su familia, pero valía la pena que viva esta experiencia, y sobre todo que participe de lo que más le gusta: la música. Tuvimos la oportunidad de viajar y estar ahí el domingo 25, el gran día, cuando los chicos se presentaron en el SODRE. Como madre mi cuerpo estaba compuesto solamente de emociones buenas y sanas. Antes del viaje viví una situación familiar muy dura. Puedo decir que la música cura el alma. En otro país, viendo a mi hija con su violín: lágrimas en los ojos y la garganta que se comprimía de emoción, de emociones lindas e inolvidables. Desde que volvió todos los días le dedica un tiempo a su violín, cosa que antes no hacía, e incluso ahora motivó a su hermana, que está en la pre orquesta Tunquelén. Una experiencia inolvidable para Narela y para nosotros como familia”.

Olga, mamá de Lucas Sosa, 12 años, aerófonos andinos

“Lucas es nuestro único hijo; es por eso que no sabemos vivir de otra manera que acompañándolo en todo su crecimiento, sus movimientos, su mundo, que es también el nuestro. Cuando se fue a Uruguay nos sentimos más que felices, disfrutando su alegría y emoción. Fue una experiencia muy linda para Lucas, que la vivió plenamente, y para nosotros, sabiendo que él la estaba pasando muy bien”.

Griselda, mamá de Lihuen Gassman, 14 años, guitarra

“El intercambio de orquestas juveniles fue una experiencia muy linda y difícil de explicar en pocas palabras. Se entrelazaron sentimientos, como la alegría, la emoción, el miedo, la incertidumbre. Pude viajar con los chicos y verlos preparar todo, atentos a cada detalle. Sus caritas felices y concentradas para dar lo mejor de ellos, sabiendo que era una gran responsabilidad, que estaban representando a un país. No querían fallar y no lo hicieron: el público allí presente los aplaudió de pié, las lágrimas no pudieron ser contenidas, el corazón explotaba de emoción. A través de la música nuestros hijos pudieron disfrutar de experiencias únicas, conocer lugares, y crecer personal y musicalmente. La Orquesta Tunquelén es una gran familia y está escribiendo una linda historia”.