La historia de Patoruzú: secretos y curiosidades de nuestro primer héroe animado
La historia de Patoruzú: secretos y curiosidades de nuestro primer héroe animado

La historia de Patoruzú: secretos y curiosidades de nuestro primer héroe animado

A 90 años del nacimiento del personaje, el curador de la muestra homenaje repasa la historia de Patoruzú y de su creador, Dante Quinterno. ¿Sabías que el nombre de la historieta deviene de una golosina? ¿O que Quinterno era admirado por Walt Disney? Enterate todo en esta nota

Hace 90 años Dante Quinterno, con menos de 20, dibujó un personaje inusual para la cultura argentina de la época: el indio Patoruzú. De personalidad noble y bondadosa, la creación de Quinterno se convertiría en el héroe ficcional más importante de los argentinos.

La muestra que celebra su nacimiento, emplazada en la Biblioteca Nacional, recorre a través de historietas, diarios, documentos, bocetos originales y fotografías, la historia de Patoruzú y de su creador desde sus primeros pasos. Se exhibe, por ejemplo, la primera colaboración de Quinterno en un medio, que se publicó cuando él tenía solo 9 años en Caras y Caretas, en una sección que recibía dibujos de niños.


Muestra homenaje a los 90 años de Patoruzú

Al avanzar en la exposición Quinterno crece. Se lo ve dibujando, de 13 años, con quien él reconoció como su tutor, Diógenes “el mono” Taborda, el caricaturista más famoso del diario Crítica, y con el primer historietista argentino, Arturo Lanteri. Otra foto lo muestra muy joven vendiendo muñequitos de Pancho Talero, un personaje de Lanteri.

“Estos documentos son expuestos por primera vez, nunca antes se habían exhibido –cuenta José María Gutiérrez, curador de la muestra y director del Centro de la Historieta y el Humor Gráfico Argentino de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno–. Algunos los encontré poco antes de la inauguración”.

Otra fotografía muestra a Quinterno, con 16 años, trabajando en la tira Panitruco; y una siguiente dibujando el estereotipo más famoso del humor gráfico historietístico de la Argentina de los años 20, que era una figura que representaba al chanta porteño, al simulador, el vago que trata de llevarse la mejor tajada haciendo lo menos posible. Ese personaje se convertirá luego en Isidoro.

“En los años 20 el tipo de historieta más difundido eran las series familiares, las ilustraciones que tomaban de modelo pequeñas delicias de la vida conyugal que publicaba el diario La Nación desde principios de esa década. Todos se pusieron a dibujar series familiares, matrimonios donde el conflicto que se desarrolla es la lucha de poder al interior del hogar, ver quién decide y manda, el estereotipo de la mujer como matrona que espera a su marido con el palo de amasar y el tipo que se quiere escapar todo el tiempo, jugar al póquer, irse con sus amigos. Ese es el modelo. ¿Qué hace Quinterno? Tiene 16 años y busca siempre darle una vuelta de tuerca a todo lo que es convencional para destacarse, porque es un mundo competitivo y él se quiere hacer lugar como dibujante y como historietista”, cuenta Gutiérrez.

De ese modo, Quinterno va a pensar en un esquema diferente y a crear a Don Fermín y una serie en la que invierte esas las relaciones de poder. Él dibuja un marido monstruoso, un golpeador que aterroriza a su familia y se pelea con todos; que tiene en su trabajo un jefe de muy baja estatura que lo desprecia y lo golpea por lo que él, al llegar a su casa, se descarga con su mujer y sus hijos.

El nacimiento de Patoruzú

En 1926 muere el Mono Taborda y a Quinterno le ofrecen la oportunidad de dibujar para Crítica, el diario más importante de la Argentina y de Sudamérica en esos días, el de mayor tirada.

“Crítica fue un medio que apostó fuerte a la gráfica, siguiendo el modelo norteamericano. Pese a que desde el comienzo publicaba caricaturas en tapa, desde 1914 hasta 1927 nunca había publicado una serie con continuidad, publicaba historietas pero sueltas –recuerda Gutiérrez–. Quinterno tiene 17 años y va a hacer esta serie que se llama Don gil contento, un porteño optimista, que es una especie de cambio de paradigma: es un tipo que todo lo toma como con optimismo, frente a la cruda y adversa realidad es un tipo que siempre tiene un pensamiento feliz y siempre termina molido a palos. Es muy interesante porque es el primer personaje noble que no es un chanta, ni un vividor, ni un trepador, ni nada de eso que era lo habitual, el tipo de personajes sobre el que trabajaban todos los dibujantes de historietas”.

Pero Don gil contento murió joven “porque evidentemente no habilitaba muchísimos gag, es muy difícil mantener una tira diaria con 30 chistes cada mes, hay que tener un esquema, más allá del personaje, que permita producir todo eso. Poquito a poco el personaje va a empezar a adquirir algunas cosas del pícaro y del vivo criollo. Pero Quinterno quiere hacer ese personaje ingenuo, bueno, puro, entonces va a introducirlo en esta serie apelando a la figura de un indio, y esto es lo que celebramos, los 90 años de esta tira, es decir de la primera aparición del indio Patoruzú”, narra Gutiérrez.

Patoruzú nace entonces en la página de historietas del diario Crítica, en la serie Don gil contento. Se publicó solos dos días y luego desapareció. Una de las explicaciones más difundidas sobre esto, según señala el curador de la muestra, es que los derechos de autor de lo publicado en Crítica quedaba en manos del diario y Quinterno tenía mucha confianza en su nueva invención: “se dio cuenta de que había descubierto algo, no quería ceder los derechos. De hecho él se va del diario y Aventuras de Don gil contento deja de existir, tiene que inventar una nueva serie que es Julián de Monte Pío, ese ya es bien Isidoro. Es muy parecido”.

Pero esta, aclara Gutiérrez, es solo una de las hipótesis. No se sabe a ciencia cierta porque Quinterno era muy reservado, a lo largo de su vida solo dio tres entrevistas, entre la segunda y la tercera pasaron 50 años. En la muestra se expone uno de los reportajes hecho por el director de Cultura de las Biblioteca Nacional, Ezequiel Martínez. Lo hizo por escrito. Nunca vio a Quinterno. Era muy escueto y enigmático, tampoco se dejaba fotografiar.   

Al tiempo, Quinterno volvió a introducir el personaje del indio en la serie Julián de Monte Pío. Este llegó a ser tan popular que poco después la historieta pasó a llamarse Patoruzú. El nombre original con el que nació este personaje era Curugua Curuguagüigua, pero era casi imposible de pronunciar y de recordar,

entonces Quinterno lo rebautizó “Patoruzú”, que derivaba de una golosina de la época llamada Pasta de Orozú.  

“Quinterno era un genio como historietista, tenía un dibujo muy suelto. El original es muy diferente al Patoruzú de las revistas que se publicaron durante tanto tiempo, va cambiando el personaje. Uno es el que dibujaba Quinterno, que solo lo firmó hasta 1939, 1940, después depositó todo en su equipo de dibujantes, aunque él intervenía, daba indicaciones y corregía muy estrictamente, pero ya no tenía firma la serie, ya era un equipo, muy al estilo norteamericano. Él viaja en 1932 a Estados Unidos por primera vez para trabajar en los Estudios Fleischer, que son los que producían Popeye y Betty Boop. Trabajaba para publicidad, trabaja muchísimo. Llegó a ser un dibujante muy reconocido. Se fue a Estados Unidos a aprender animación y a aprender la estructura del sistema de producción de historieta yanqui, cómo funcionaba, cómo se manejaba, para traerlo acá. En 1936 nace su semanario. El primer número está íntegramente hecho por él”, relata Gutiérrez. En la muestra se encuentra la ilustración original de esa revista que agotó la tirada, se reimprimió, se volvió a agotar y a reimprimir una y otra vez, y vendió miles y miles y miles de ejemplares. Patoruzú era un boom sin igual.

Gutiérrez cree que la repercusión de Patoruzú tuvo que ver con que apareció cuando la Argentina atravesaba la década infame y los ciudadanos necesitaban un personaje puro, honesto, sentir que los argentinos podían ser algo más además de chantas, estafadores, corruptos.

El indio traía pureza y era, a la vez, un personaje nuevo, diferente al gaucho que ya estaba mitificado y se utilizaba para hablar del tipo bueno y perseguido. Aún así, Quinterno le dio a su personaje el lenguaje gauchesco del siglo XIX.

“Otro de los argumentos por el que pegó Patoruzú es que precedió por cinco años al primer superhéroe yanqui de cómic, y lo interesante es que su fuerza no provenía ni de una fórmula mágica, ni de ser un extraterrestre como Superman, o porque tuvo un accidente en un laboratorio, si no que venía de su condición de puro, de su moral, eso es lo que le daba fuerza. Era fuerte por lo que era”, señala el curador.

Upa, la Chacha y Pampero: la banda de Patoruzú

“Upa es un personaje que no tiene precedente –cuenta Gutiérrez–. Además de Patoruzú, que es el primer nativo que aparece en la historieta argentina –diría que en el mundo–, este es un personaje muy original, que después va a cambiar mucho su fisonomía, se va a aggiornar y a reducir, pero al inicio es una especie de monstruo, es un bebé que deglute, elefantiásico, y que inspira muchísima ternura. Upa  es el hermanito de Patoruzú. Después se convierte en una figura importantísima, pega muchísimo en la gente, despierta mucha ternura con su ingenuidad. Nace en 1937, en el “Misterio de la gruta”: la gente de un pueblo escucha unos alaridos terribles y piensa que es un monstruo, Patoruzú va y se encuentra a este personaje que está encerrado en una gruta y tiene pegada una nota: 'Yo, Patoruzú primero –el padre de ellos– me avergüenzo de haber engendrado a Upa porque es deforme y sietemesino, porque al venir al mundo no dijo como sus hermanos '¡Huija!'. Vivirá y morirá en esta cueva para no deshonrar a nuestra casa'. Y Patoruzú traiciona el mandato de su padre y lo adopta. Es terrible esta historieta”.

En la muestra también tienen su lugar otros personajes de la tira como la Chacha, que se la pasa haciendo empanadas y es la única que puede con Patoruzú; Patora, la hermana, que va a aparecer después; y Pampero, su caballo.

“Lo elegí porque me parece que es la criatura de la serie más auténticamente fidedigna a algo real, histórico. Es el caballo de Los Pampas, –explica el curador–. Su dibujo, lo bravo que es, lo indómito, el hecho de que solo se deja montar por Patoruzú y en pelo, sin montura, representa el caballo de estas etnias que lo usaban como flete, como casa, como dormitorio, como arma: vivían arriba del caballo, dormían arriba del caballo. Es muy lindo Pampero dibujado por Quinterno, cambia mucho en manos de otro”.

Patoruzú for export


Foto de Greta Garbo dedicada de puño y letra a Patoruzú

En 1941 comenzó a publicarse Patoruzú como tira del diario neoyorquino P. M., un periódico sofisticado, de izquierda, en el que escribían personalidades como Hemingway. Era reconocido por su calidad gráfica y porque allí colaboraban grandes artistas. La primera historieta que se publicó en ese medio fue Patoruzú, personaje que fue bastante explotado en los Estados Unidos. En la muestra puede verse la tira en inglés y también una foto de Quinterno con Walt Disney, quien admiraba a su par argentino.

Quien visite la exposición también encontrará el merchandising de Patoruzú. Desde el ilustre muñeco del personaje, hasta un paquete de yerba con su rostro, pasando por los juguetes miniatura de los chocolates Jacks.

“Patoruzú es una especie de producto historietístico perfecto –afirma Gutiérrez–:  funciona, está muy bien hecho, los argumentos son dinámicos, cuando empezás a leer una tira no podés parar, son divertidas y aptas para todo público (estaban las historietas para chicos y las tiras más para adultos que eran las de sátira política, las de críticas o comentarios sobre costumbres familiares). Patorozú es para todo el mundo”.

“A todo Patoruzú” puede visitarse de lunes a domingos, de 14:00 a 19:00, hasta el 30 de abril de 2019.