Conocé a la científica argentina que inauguró el ciclo Ideas 2018
Conocé a la científica argentina que inauguró el ciclo Ideas 2018

Conocé a la científica argentina que inauguró el ciclo Ideas 2018

Gabriela González lideró el equipo de colaboración internacional de científicos distinguido con el Nobel de Física 2017. La cordobesa, doctora en Física y profesora en Louisana State University fue la encargada de inaugurar el ciclo Ideas 2018
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Gabriela González, en primera persona

Nací en la ciudad de Córdoba, Argentina, pasé mi niñez en el barrio ATE (Asociación Trabajadores del Estado) y mi adolescencia y juventud en el barrio Los Plátanos. Fui a la escuela primario al Colegio Luterano Concordia, y la secundaria al Instituto Domingo Faustino Sarmiento, Bachillerato con Orientación Profesional Técnica. Empecé la licenciatura de Física en la Universidad Nacional de Córdoba, en 1983, y me recibí en 1988. Allí conocí a mi marido Jorge Pullin, también físico; nos casamos en 1988 y nos fuimos a EEUU al año siguiente, yo a hacer el doctorado y Jorge a hacer estudios de post-doctorado, ambos en la Universidad de Syracuse (Siracusa). Terminé mi doctorado en Física en 1995, trabajando con Peter Saulson, trabajé en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusettscon) con Rai Weiss, entre 1995 y1997, y empecé como profesora en la Universidad Estatal de Pensilvania (Penn State) de 1997 al 2001, donde Jorge también era profesor. En el 2001 nos mudamos a la universidad estatal de Luisiana (Louisiana State University).

La entrevista

Antes de llegar al país para participar del ciclo Ideas, Pensando Juntos el Mundo, la cordobesa ganadora del premio Nóbel de Física 2017 respondió el cuestionario del Ministerio de Cultura de la Nación para introducirnos en el mundo de la ciencia. Conocé sus orígenes, sus pasiones y el camino recorrido para conseguir el galardón más prestigioso que otorga física.

-¿Cómo te definirías?

-Me gusta decir que profesionalmente soy científica. Personalmente soy mujer, esposa, hija, hermana, tía, amiga. Es decir, que tengo una vida “normal”, como la gran mayoría de los científicos. Cuando era chica, en escuela primaria, siempre me gustaron las matemática, y me imaginaba como profesora de esa materia, como mi mamá (mi papá era contador); también me gustaba mucho jugar a la maestra, además de saltar la soga.

-¿Cómo llegaste a la física entonces?

-En la escuela secundaria descubrí la química y la física, con muy buenos profesores, que la hacían muy “práctica”. Y así me convencí que la física podía explicar todo, desde cómo todo está formado por átomos, hasta cómo se forman y mueven las galaxias… desde entonces quise ir a la Universidad a aprender cómo funcionaba todo. No me imaginaba siendo “física” o qué hacer con el título, simplemente quería aprender. Debo admitir que no suelo planear con mucho tiempo por adelante.

En la Universidad aprendí que no todo tiene explicación todavía, y hay no sólo muchas explicaciones que hay que encontrar, sino también hay nuevas preguntas todo el tiempo: descubrí la investigación, y me encantó. Allí me entusiasmé con ser científica.

(Foto: Boston Atlantic Photography)

-¿Cómo llegaste a trabajar en LIGO?

-Cuando fui a hacer el doctorado en EEUU, estaba decidida a hacer investigación en la teoría de la relatividad (la teoría de Einstein), y así comencé. Pero en 1991, un nuevo profesor trabajando en un proyecto nuevo (LIGO), Peter Saulson, empezó a trabajar en la Universidad de Syracuse, donde estaba yo. Hice un trabajo práctico de un curso de graduados en su nuevo laboratorio, y el tema de construir instrumentos para medir el espacio-tiempo (en lugar de sólo calcularlo), me pareció maravilloso. Y ahí nomás cambié mi tema de tesis. Desde entonces he estado trabajando en proyectos relacionados con LIGO.

-¿Cómo es el ámbito en el que trabaja el equipo? En el imaginario colectivo, suele pensarse un espacio de mucha seriedad, frío, como de otro espacio; ¿cómo es en realidad?

-La colaboración científica de LIGO es muy grande, con más de 1.100 personas en 20 países, y se trabaja en muchos temas diferentes: desarrollando técnicas en laboratorios experimentales para mejorar la sensibilidad de detectores de ondas gravitacionales futuros; trabajando en los Observatorios de LIGO para que los detectores tengan la mejor sensibilidad posible con la tecnología instalada, alternando con tomar datos; diagnosticando el origen del ruido en los detectores y calibrando los datos; analizando los datos para descubrir las ondas gravitacionales; revisando los descubrimientos para interpretarlos; y desarrollando métodos mejores para analizar los datos. Cada una de estas actividades tiene un modo diferente (algunos en observatorios, otros en laboratorios, otros en oficinas con computadoras), pero en todos los casos se trabaja en equipos. Lo más importante en los equipos es conversar mientras se trabaja -a veces el mayor progreso en planificar actividades por lo menos se hacen almorzando juntos, o en reuniones informales-.

Todos los equipos se reúnen a conversar por teléfono por lo menos una vez al mes -en general una vez a la semana-, y siempre las conversaciones toman más tiempo de lo que pensamos, porque son muy interesantes. Pero lo más interesante es siempre descubrir lo que no funciona, y descubrir porqué, En fin, la interacción es muy social, ¡y para nada fría!

-¿Qué son las ondas gravitacionales? ¿Cómo se detectan?

-Me gusta decir que las ondas gravitacionales son arruguitas del espacio-tiempo, que están pre dichas por la teoría de Albert Einstein de la relatividad general, que es una teoría de la gravedad. Esta teoría dice que todas las masas -todas: nosotros, las estrellas, todo-, viven en un espacio-tiempo, como una grilla que mide distancias con relojitos que miden tiempos, pero las masas deforman ese espacio-tiempo, cambian las distancias, cambian la sincronización de los relojitos, y si hay masas que se mueven se producen ondas, ondas del espacio-tiempo. Ahora, Einstein mismo había calculado que estas ondas son muy, muy pequeñas, por lo que mucha gente pensaba que nunca se iban a poder medir.

-¿Cómo se pudieron medir estas ondas?

-Usando interferómetros. En estos interferómetros, tenemos láseres que viajan desde el centro, cuatro kilómetros en vacío, se reflejan en espejos y vuelven. Las señales que queremos medir vienen del espacio, pero los espejos se están moviendo todo el tiempo, entonces para distinguir efectos de ondas gravitacionales, que son efectos astrofísicos y deben aparecer en los dos detectores, podemos distinguirlos de los efectos locales, que aparecen distintos, en uno o en el otro. Los interferómetros usan láseres que se dividen en dos en un semi espejo, y viajan la misma distancia en direcciones perpendiculares y rebotan en espejos. Puede suceder que las ondas de láser se encuentren habiendo sido rebotadas por estos dos espejos; pero si las distancias que viajaron no son las mismas entonces se encuentran fuera de fase. Y entonces podemos medir la intereferencia de estas ondas. Por eso llamamos a estos detectores interferómetros. Por supuesto que tenemos que diferenciar las oscilaciones de distancia producidas por ondas gravitacionales de aquellas producidas por el ruido. Por tal motivo, es necesario hacer los detectores con muy poco ruido y solo podemos detectar las ondas gravitacionales más fuertes. Y eso es lo que hemos hecho: detectado cinco ondas gravitacionales de colisiones de agujeros negros y una colisión de estrellas de neutrones.

-¿Por qué y en qué medida el descubrimiento de las ondas gravitacionales cambia el conocimiento del Cosmos?

-A nosotros nos gusta decir que haber construido estos detectores de ondas gravitacionales es como haber inventado el telescopio.

Cuando Galileo inventó el telescopio, se empezó a mirar a los cielos y a verse cosas que nunca se habían imaginado, como las lunas de Jupíter; todavía hoy estamos construyendo mejores y mejores telescopios.

Con estos detectores de ondas gravitacionales medimos algo distinto, no son ondas electromagnéticas, son ondas del espacio-tiempo, son mensajes distintos que nos mandan estos objetos astrofísicos. Los agüjeros negros, por ejemplo, no emiten luz, pero sí emiten ondas gravitacionales. Estamos descubriendo cosas que no podríamos haber descubierto con ningún telescopio; estamos inventado una nueva manera de escuchar -en lugar de mirar- el cielo, es como agregarle el sonido a las películas mudas.

-¿Pensaste alguna vez que el equipo sería reconocido con el Nobel de Física?

-La verdad es que pensábamos que el descubrimiento de las ondas gravitacionales iba a ser muy importante, y que probablemente recibiera un premio Nobel. Quién lo recibiera o cuándo se recibiera era algo que no nos gustaba discutir mucho, porque sabemos que todo el trabajo es en equipo, que toma muchos años e involucra a mucha gente, y lo hacemos, no por ganar el Nobel, sino por aprender a entender el universo un poquito mejor.

 -Dijiste alguna vez que en Estados Unidos no te creen cuando contas que no tuviste que pagar para ir a la universidad y formarte. ¿Por qué?

-Porque en Estados Unidos ir a la universidad es muy caro, es una de las fuentes de deuda más grande para la gente ahí. En la Argentina, donde crecí y estudié, la universidad fue gratis, es gratis, y es de muy, muy buena calidad.

Es en la universidad donde se hace investigación; es en la universidad pública donde se hace investigación en las ciencias; y es en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) donde aprendí de física muchísimo más de lo que se aprende en los cuatro años que se estudian en Estados Unidos.

(Foto: Universidad Nacional de Córdoba) 

-¿Cuál es el lugar de la mujer en el ámbito de la ciencia? ¿Hay un acceso igualitario y democrático?

-En términos de acceso, creo que es igualitario. No hay discriminación explícita; no es que por ser mujer una no puede acceder a la ciencia o tenga que tener notas más altas. Sin embargo, los números prueban que no hay un acceso igualitario en el sentido informal. Hay un sistema que no entusiasma a hacer ciencia a las mujeres tanto como a los varones. Esto pasa en muchas carreras. En la física, la ingeniería, en las ciencias de la computación, todavía los números de mujeres son mucho menores. Las razones de esta situación son bastante más sutiles, y no tienen que ver con discriminación explícita que hubo en el pasado.

Sucede que los jovenes, cuando deciden la carrera, muchas veces tienen imágenes en su cabeza que no son ciertas. Son imágenes formadas por la televisión, los medios, los medios sociales. En el caso de la física, uno de los impedimentos más grandes para que las mujeres se entusiasmen para ser científicas es que piensan que hay que ser como Einstein, Doc Emmett Brown, viajar al futuro, o como Sheldon, en la Teoría del Big Bang, y no es cierto. Para ser física no hace falta ser excéntrico, no hace falta ser hombre, no hace falta ser genio.

-¿Y qué hace falta?

-Hace falta tener pasión, ser muy curioso, estar muy entusiasmado y trabajar mucho, como sucede y se requiere en muchas otras carreras.

-La última pregunta: ¿qué es la música del universo?

-Me gusta decir que el universo es un espectáculo de luces y sonidos. Las luces son la luces de las estrellas que vemos con nuestros ojos en el cielo oscuro, pero también con todos los telescopios, no solo de ondas electromagnéticas visibles, que es lo que llamamos luz, sino de todas esas ondas electromagnéticas que no son visibles a los humanos, pero sí a los instrumentos que construyen los humanos, como los telescopios de rayos x, de radio, de micro ondas; así miramos el universo. Pero a mí me gusta decir que con ondas gravitacionales podemos escuchar el universo, aprender del universo de una manera distinta, recibir e interpretar señales en nuestros detectores -nuestros detectores de LIGO tienen frecuencias que son las frecuencias auditivas-. Si ponemos estas señales en parlantes -que no son ondas de sonido, son ondas de espacio-tiempo-, suenan de manera que las podemos escuchar. Y distintos eventos astrofísicos producen distintas notas. En el futuro habrá distintos instrumentos que midan ondas gravitacionales. Me gusta pensar que son diferentes instrumentos musicales, es decir, estaremos escuchando la música del universo, no solo viendo la película.

Si querés escucharla en vivo y en directo, esta será su agenda en su paso por el país.