Juan Carlos Onetti en trece frases
Juan Carlos Onetti en trece frases

Juan Carlos Onetti en trece frases

Letras
Efemérides
A 111 años de su nacimiento, compartimos algunas reflexiones e ideas del escritor uruguayo, uno de los más notables de la literatura latinoamericana.

Escribir libros, leer novelas policiales, fumar, beber whisky y pasar largo tiempo en la cama. Esa era la mejor vida para el escritor Juan Carlos Onetti, quien había nacido el 1 de julio de 1909, en Montevideo, Uruguay. Fue un lector voraz desde muy joven y, seducido por la prosa del norteamericano William Faulkner, él también se decidió a escribir. En 1930, casado con su primera mujer, eligió Buenos Aires como su nueva residencia.

Aquí comenzó a hacerse un nombre como escritor, a partir de la publicación de su primer cuento, “Avenida de Mayo-Diagonal-Avenida de Mayo”, mediante un concurso que había organizado el diario La Prensa en 1933. Volvió a Uruguay para casarse con su segunda mujer y continuó publicando sus textos tanto en Montevideo como Buenos Aires. 

Así llegaron las novelas El pozo (1939); Tierra de nadie (1941); La vida breve (1950); La cara de la desgracia (1960); La muerte y la niña (1973); Cuando ya no importe (1993); y compilaciones de cuentos como Un sueño realizado (1951); El infierno tan temido (1962); Tan triste como ella (1976); Presencia (1986), entre tantos otros. 

Censurado por la dictadura uruguaya de Juan María Bordaberry, detenido y preso en un hospital psiquiátrico del que escapó a los tres meses, volvió a la Argentina por una breve estadía, y finalmente se exilió en Madrid, donde vivió durante casi veinte años. En la capital española, falleció el 30 de mayo de 1994.

Juan Carlos Onetti se convirtió en uno de los escritores latinoamericanos más importantes de su tiempo. A lo largo de su carrera, recibió numerosos premios y distinciones. Entre ellos, el Premio Nacional de Literatura de Uruguay; el Premio de la Unión Latina de Literatura; el Gran Premio Rodó de la Intendencia Municipal de Montevideo, y, en 1980, obtuvo el máximo galardón a las letras castellanas, el Premio Cervantes.

A continuación, lo recordamos y homenajeamos con trece de sus máximas frases:   

  1. “La literatura es mentir bien la verdad”.
  2. “Se dice que hay varias maneras de mentir; pero la más repugnante de todas es decir la verdad, toda la verdad, ocultando el alma de los hechos. Porque los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma del sentimiento que los llene”.
  3. “La experiencia de Buenos Aires está presente en todas mis obras, de alguna manera; pero mucho más que Buenos Aires, está presente Montevideo, la melancolía de Montevideo. Por eso fabriqué a Santa María, el pueblito que aparece en El astillero: fruto de la nostalgia de mi ciudad”.
  4. “El amor es maravilloso y absurdo e, incomprensiblemente, visita a cualquier clase de almas. Pero la gente absurda y maravillosa no abunda; y las que lo son, es por poco tiempo, en la primera juventud. Después comienzan a aceptar y se pierden”.
  5. “Ya dije mucho y varias veces que escribir es un acto de amor. Y sin eufemismo”.
  6. “Cada uno acepta lo que va descubriendo de sí mismo en las miradas de los demás, se va formando en la convivencia, se confunde con el que suponen los otros y actúa de acuerdo con lo que se espera de ese supuesto inexistente”.
  7. “No mentiría; pero la mejor verdad está en lo que cuento”.
  8. “Todos coinciden en que mi obra no es más que un largo, empecinado, a veces inexplicable plagio de Faulkner. Tal vez el amor se parezca a esto. Por otra parte, he comprobado que esta clasificación es cómoda y alivia”.
  9. “Sabía (Faulkner) que lo que llamamos éxito no pasa de una vanidad amañada: amigos, críticos, editores, modas”.
  10. “Yo, que he conocido la libertad, y también su escasez y su ausencia, puedo pedir que siga siendo siempre así. Un aire habitual, sin perfumes exóticos, que se respira junto con el oxígeno, sin pensarlo, pero conscientes de que existe”.
  11. “He dicho que soy desde la infancia un inveterado y ferviente lector de Cervantes. Todos los novelistas, sea cual sea el idioma en que escribamos, somos deudores de aquel hombre desdichado y de su mejor novela, que es la primera y también la mejor novela que se ha escrito”.
  12. “Dijo Flaubert, quizá con excesiva ingenuidad, que si los gobernantes de su tiempo hubieran leído La educación sentimental, la guerra franco-prusiana jamás se habría producido. Por mi parte les pediría que leyeran a Cervantes, al Quijote. Confío en que si lo hicieran, nuestro mundo sería un poco mejor, menos ciego y menos egoísta”.
  13. “Y la vida es uno mismo, y uno mismo son los otros”.