Hebe Uhart, la escritora de la observación
Hebe Uhart, la escritora de la observación

Hebe Uhart, la escritora de la observación

Letras
Efemérides
A dos años de su fallecimiento, recordamos a la autora argentina que, mediante sus libros y talleres, conquistó el cariño y admiración de colegas, discípulos y lectores.

Hebe Uhart nació el 2 de diciembre de 1936, en Moreno, Buenos Aires. Estudió Filosofía en la Universidad de Buenos Aires y, luego, comenzó a dar clases en esa misma casa de estudios y en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Si bien su gran reconocimiento llegó con el ejercicio de la literatura (además de la colaboración en distintos medios gráficos), también lo logró con aquella vocación docente. Sobre todo, mediante sus famosas clases de taller literario.  

De niña no había tenido demasiado incentivo por la lectura. No obstante, los libros estaban en su camino. Al respecto, Uhart comentó una vez: “En mi casa no tenía acceso a la lectura, apenas unos libros de mi hermano, que eran muy teológicos. No fui estimulada a escribir, nadie me pidió ni me obligó a que escribiera. Pero, seguramente, debe haber habido un estímulo subterráneo, alguna cosa que hay en las casas porque, si no, ¿para qué mi mamá me contaba tantas historias? Hasta que un primo, más culto, me dijo: ‘Tenés que leer a Neruda, a Guillén y a Vallejo’. Y los leí. Después entré en la Facultad de Filosofía y empecé a vincularme con otra gente sabia con la cual hablábamos de libros”.

Y comenzó a escribir los suyos: crónicas, novelas breves y, sobre todo, relatos. Rodolfo Fogwill, una vez, llegó a decir que Hebe era la mejor escritora argentina. Prueba de aquellos cuentos son las publicaciones Dios, San Pedro y las almas (1962); Eli, Eli, lamma sabacthani? (1963); La gente de la casa rosa (1970); La luz de un nuevo día (1983); Guiando la hiedra (1997); Del cielo a casa (2003); Un día cualquiera (2013), entre otros.

Gentileza: Tiempo Argentino.

Si bien editó sus textos a los 26 años, ganó notoriedad mucho más tarde. Especialmente con la publicación de distintos compilados de su obra, como sus Relatos reunidos de 2010.​​ Y también llegaron las traducciones y distinciones, como el Premio Fundación El Libro al Mejor Libro Argentino de Creación Literaria (2011), Premio Konex al Mérito (2014) y Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas, que obtuvo por el Estado de Chile a la trayectoria literaria (2017).​

Como tallerista, muchos tuvieron el privilegio de compartir con ella y tomar sus consejos, opiniones y sabiduría. Por fortuna, la escritora Liliana Villnueva -quien fue discípula de Uhart durante diez años- compiló muchos de aquellos momentos en su libro Las clases de Hebe Uhart, en 2015.

Así los interesados en escribir pueden acceder, desde entonces, a ese íntimo pero gran espacio literario. Entre varias cuestiones, la autora dejó un camino de exploración para reflexionar sobre el lenguaje, la construcción de personajes, el cuento, la crónica, el monólogo interior, el humor y, sobre todo, la importancia de la observación. Ella misma lo decía: "Todo arte es el arte de escuchar. Cuanto más miro, más salgo de mi prejuicio. Es difícil mirar lo real sin postergar el juicio, pero para escribir es necesario hacerlo".

A los 81 años, Hebe Uhart falleció en Buenos Aires, el 11 de octubre de 2018. Hoy, a dos años de su partida, compartimos la adaptación a historieta del cuento “Él”, incluido en Amores Argentinos de la colección del Programa Libros y Casas.

A continuación, te recomendamos cinco de sus libros más notables:

  1. Turistas

    “Hay libros que se escriben con sucesos. Los de Hebe Uhart se escriben con sucedidos, con cosas que aja autora le pasaron o le contaron, sin requisitos de grandiosidad. No se trata de una mera disposición autobiográfica, sino de la convicción, que en Hebe Uhart es notoria, de que no existe escritura hasta que no existe encarnadura en la experiencia. Quienes escriben desde sus experiencias tienden a multiplicar esas experiencias. Y quienes asimilan la literatura al mundo existente, tienden a ampliar las fronteras de ese mundo. Pero Uhart no. Uhart en cambio dice: 'Yo no soy aventurera'. La suya resulta entonces una literatura de la experiencia, pero de una experiencia de baja intensidad, siempre módica: tal vez por eso su literatura podría admitir, en este sentido, el atributo de minimalista. Es Uhart quien no lo admite: '¿Quién dictamina qué cosas son mínimas o máximas? No hay jerarquía de lo que es importante para escribir. La importancia la da el que escribe”. Martín Kohan

  2. Visto y oído

    Dice Hebe Uhart: “Escribo dos clases de crónicas de viajes, dos tipos de impresiones. Una más libre, subjetiva, donde aparezco más yo, que son las que se parecen más a un cuento. Y las que están más documentadas, con información relevante, unida a mis impresiones personales. Los géneros están muy mezclados. Hay cuentos que pueden ser leídos como crónicas y crónicas que son cuentitos.” Podría decirse que a Hebe Uhart, como al Gombrowicz diarista, le “atrae el abismo de la vida ajena”. “¿Y cómo es la gente acá?”, se pregunta (les pregunta a sus entrevistados) Uhart; y la búsqueda de una respuesta a ese interrogante la acicatea a estar siempre lúcida, presta a “tirar de la lengua”.

  3. Viajera crónica

    “Me gustan los viajes y me gusta volver. Me pone muy ansiosa el avión y prefiero la tierrita. Nací en un pueblo: me gustan los pueblos. Me resulta más difícil trabajar una ciudad grande. Los pueblos chicos son abarcables, me parecen literarios y además van con mi personalidad. Yo todavía hoy llego temprano a todas partes, todavía estoy acostumbrada a la matriz de tiempo de mi infancia. Como persona y como escritora, no soy campesina ni citadina ni conurbana: soy suburbana. En un pueblo me informo caminando, mirando los grafitis, las plazas, yendo al café, preguntándole cosas a alguien. Fui a algunos pueblos muy pequeños; a otros, menos. O a ciudades más grandes, como Córdoba, Rosario. Hice La Habana, Quito, Lima, Arequipa, Nápoles, Taormina”. Hebe Uhart

  4. Del cielo a casa

    Entre el desconcierto y la timidez, Hebe Uhart encuentra en los congresos, los viajes, la vida familiar y los animales un pretexto para pensar las relaciones y para desencadenar fantasías y temores. Del cielo a casa es la frase que cifra a todos los relatos del libro, pero también es el título de uno de los cuentos, en el que se narra la distancia que existe entre lo que se supone que debe gustar y lo que realmente gusta. Contra un mundo plagado de obligaciones, rutinas y otras cosas incomprensibles, los protagonistas de estos relatos se atienen a las pequeñas cosas, a las que pueden manejar. El eje de estos cuentos pasa por los congresos, los viajes, la vida familiar, los animales.

  5. De aquí para allá

    Al igual que en sus últimas crónicas, Hebe Uhart vuelve sobre la crónica de viajes en De aquí para allá, donde se explaya en once textos sobre las comunidades indígenas de Argentina y Latinoamérica desde una singular mirada que sigue los rastros del lenguaje. “¿Por qué se me ocurrió escribir sobre las comunidades indígenas en sus distintos contextos? Cuando tengo una inclinación, primero la sigo y después me pregunto por qué.En este libro cuento la visita a los wichis y a los quom, una inolvidable charla con don Haroldo Coliqueo, descendiente del gran cacique Ignacio Coliqueo. Viajé a Otavalo, Ecuador, donde los indios se han enriquecido y han desplazado a los mestizos del centro de la ciudad, pude ver allí a una señora con traje regional, sentadita en un rincón manejando una computadora de bolsillo.  En mis viajes reforcé mi creencia de que este mundo está hecho de mezcla y en todas las etnias que visité encontré lo antiguo mezclado con lo actual; la tecnología está en todos lados. En definitiva quise saber más de aquellos que, teniendo en cuenta a la mayoría de los países de América Latina, forman más de la mitad de la población”. Hebe Uhart

Foto de portada: gentileza Télam.