Gabriel Di Meglio continúa como director del Museo Nacional del Cabildo y de la Revolución Mayo

Es historiador y como investigador se dedicó a investigar las formas de participación política de las clases populares
Museos

“Renovación” y “proyección” son las palabras clave que Gabriel Di Meglio eligió para la nueva dirección que hoy ejerce en el Museo Nacional del Cabildo y la Revolución de Mayo. Su mayor propósito: darle contemporaneidad para interpelar a los visitantes.

–¿Cuál fue tu recorrido profesional a la fecha?

–Hice mis estudios de grado y doctorado en Historia en la Universidad de Buenos Aires. Fui docente en escuelas secundarias y soy docente universitario en las carreras de Historia, en la UBA y UNSAM. Desde 2006, soy investigador del CONICET (actualmente de licencia por dirigir el museo) y durante años me dediqué a investigar las formas de participación política de las clases populares en Buenos Aires y otros espacios del litoral rioplatense, a partir de la Revolución de Mayo y a lo largo del siglo XIX. Publiqué varios libros sobre los temas que investigo y también artículos en revistas argentinas y extranjeras. Fui becario Fulbright en la Universidad de California, en Berkeley. En 1999, fui uno de los fundadores de Eternautas. Viajes históricos y allí trabajé en turismo cultural durante años. Escribí y conduje varios ciclos de televisión sobre temas de historia en los canales Encuentro y Pakapaka, entre 2006 y 2016. Realicé una asesoría en el Museo Histórico Nacional y desde septiembre de 2014 estoy al frente del Museo del Cabildo de Buenos Aires y de la Revolución de Mayo.

–¿Cuál es tu mirada sobre el museo?

–Es un espacio fundamental para la población argentina. Está en una locación privilegiada y recibe a una cantidad enorme de visitantes cada año. Dirijo el Museo desde fines de 2014 y tengo la suerte de contar con un muy buen equipo con el que estamos realizando un esfuerzo grande para renovarlo y proyectarlo. Es un lugar muy estimulante que genera muchos desafíos.

–¿Cómo dialogan los museos con el visitante en este siglo?

–Adaptando sus guiones –cuando sea pertinente– a las novedades de los temas que toca; renovando las puestas para darles contemporaneidad e interpelar a los visitantes exitosamente; incorporando tecnología que se sume a la propuesta del Museo y no la suplante; proponiendo interacciones entre los visitantes y el Museo; promoviendo la reflexión crítica sobre los discursos que presenta el Museo; haciendo un esfuerzo por incorporar sugerencias del público.

–¿Cuáles son tus museos preferidos, además del Cabildo?

–En Buenos Aires, me gusta mucho el Museo Nacional de Bellas Artes y también el Museo Fernández Blanco. Me fascinan las colecciones del Museo Histórico Nacional y del Museo Saavedra. Entre los Museos Nacionales me encantan la estancia de Alta Gracia y el Palacio San José.

–¿Cuál creés que es la función pública de una institución cultural?

–No todas tienen la misma función. La de un museo es preservar y mostrar un patrimonio, transmitir contenidos con rigurosidad profesional a los visitantes, proporcionar experiencias atractivas para su tiempo libre, promover debates. Crecen mucho si también se convierten en centros de investigación.

–¿Cómo se acapara la atención de los nuevos públicos?

–Con un museo en movimiento que proponga muestras temporarias relevantes y atractivas, sea activo en las redes e incorpore recursos a tono con los tiempos, tanto en el espacio del museo como por fuera de él. A la vez, incentivando la participación del público por distintos medios y generando debates.

–¿Cómo se logra que la gente, los vecinos y los visitantes se apropien del museo? ¿Es pertinente pensar en un museo como un espacio de recreación, estudio o de paseo? ¿Qué más?

–Cada museo tiene su especificidad y no creo que la misma fórmula sirva para todos. Pero comparto que sí es bueno que un museo se piense a la vez como espacio de recreación, paseo, estudio y también de investigación y debate. Si se consigue que personas de todas las edades decidan ir al museo a ver qué hay, que lo incorporen como un lugar de salida, que las escuelas lo consideren un espacio relevante para la formación es muy bueno para todos (de hecho, ya ocurre con algunos). En varios casos puede ser interesante una interacción mayor con la comunidad barrial o local, abriendo el espacio o incorporando temáticas que provengan de aquella.

–¿Puede aportar un museo con la idea de federalizar la cultura? ¿Cómo?

–La cultura en la Argentina ya es federal, ya que cada provincia y cada región son ricas en productos culturales. Ahora bien, un museo puede “federalizar” su propuesta buscando salir solamente de su lugar “pasivo” de recepción de visitantes. Por un lado, a través de las posibilidades del mundo virtual; y por el otro, también en el territorio, montando muestras itinerantes.