Espiar el proceso creativo de una obra coreográfica
Espiar el proceso creativo de una obra coreográfica

Espiar el proceso creativo de una obra coreográfica

Durante 3 días, Rebobinar abrió sus puertas para que el público vea cómo es el desarrollo creativo de esta obra. El director y coreógrafo, Pablo Fermani, nos cuenta en primera persona el paso a paso
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Una mujer con zapatos rojos en punta y de taco bajo saluda sonriente a un hombre de chaleco marrón a cuadros. Se les une una chica de vestido a lunares por debajo de la rodilla junto a un joven de camisa lisa en tonos tierra. Mientras comienzan a mover lenta y fluidamente sus manos, sus pies y el cuello, para dar lugar al baile en pareja, se escucha el sonido de un bandoneón y de lo que parecieran ser cubiertos chocando con un plato y una mujer hablando encima. Los rodea una serie de elementos que podrían ser parte de cualquier hogar: sillas, una panera de mimbre, una tabla para picar, un cuadro de una casa de campo.

Así comienza Rebobinar, que tal y como su nombre lo indica, hace referencia a volver: “Cuando presento el proyecto, lo hago sin título. El nombre que elegí se relaciona directamente con el objeto y un poco por ir hacia atrás, volver al imaginario de una generación de la cual yo no era parte, porque nací en 1982 y la grabación que suena es de 1980”, cuenta Fermani.

En el verano de 2006, en la ciudad santafesina de San Jorge, la tía Bety se juntó, como era habitual, a tomar mates con su sobrino. Esa día le regaló un cassette con la grabación de una reunión familiar de 1980: era el festejo de la jubilación de su papá. Se lo dio sin sospechar que once años después, este registro se transformaría en el disparador y eje central de una obra coreográfica llamada Rebobinar, escrita y dirigida por Pablo Fermani, el sobrino en cuestión.

“Bety era la hermana de mi abuela paterna, mis padres son hijos únicos por lo que no tengo tíos ni primos, y siempre tuve un amor muy especial por ella. De chico me crié en su taller de costura y todos los veranos cuando iba a mi pueblo nos juntábamos a charlar y a hacer moldes. Cuando me cuenta del cassette, me lo llevé a Buenos Aires, lo pasé a cd y le devolví el original. Cuando lo escuché, me encontré con un material de una hora de duración”, cuenta.

Rebobinar se da en el marco de Carta Blanca, un espacio creativo que surge del interés de los propios integrantes de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea (CNDC) -con dirección de Margarita Fernández y subdirección de Lorena Merlino-, donde se elevan propuestas a la dirección y se llevan a cabo dentro de los espacios de la compañía, siempre y cuando no interfieran con la programación artística del elenco.

En este caso, se abrieron las puertas del Centro Nacional de la Música durante 3 días para que el público tuviera la oportunidad de ver los ensayos escénicos y esto, en palabras del director, es muy positivo:

“Tenemos la oportunidad de abrir un ensayo para que el público pueda también ver la cocina de lo que vendría a ser la creación de una obra y, por otro lado, para el bailarín son ensayos donde te ponés con el vestuario, maquillaje y las luces. Esta instancia tiene otro condimento para ambas partes. Función a función, al ser ensayos siempre se van ajustando cosas, hay correcciones, cambios de luz o marcaciones en la coreografía. No deja de ser un ensayo, no es una obra terminada. Y aunque su estreno está previsto para marzo próximo, las repercusiones fueron muy buenas, estoy muy contento”.

Cuando se aprobó el proyecto, Fermani les propuso a los bailarines realizar investigaciones individuales, para “ponerle cuerpo a una idea”. Si bien para el coreógrafo y director “no hay un paso especifico para crear algo”, ya que la columna vertebral de la obra es el cassette -y no tiene recursos de edición musical, si no que grabas por encima-, al momento de crear realizó una superposición de sonidos y movimientos:

“Encaré la búsqueda de movimientos por varios lugares, por lo que les pedí a los bailarines que investigaran. Una de las investigaciones tenía que ver con sus ganas de bailar, que es lo que hace mucho tiempo que no hacían. Se trató de una investigación del movimiento a través de un imaginario, por ejemplo, de dibujar con el suelo como si estuviesen dejando huellas, dibujar cómo modificar el espacio y el aire”.

Los procesos creativos de una obra coreográfica, de improvisación, si es una puesta en escena o si es una intervención deben ser diferentes. Cada obra tiene su principio creativo para encararlo. “La idea de este ciclo fue presentar los conceptos de vestuario, que es muy ochenta, el de la escenografía, que tiene que ver con la casa y lo que corresponde a lo interior y a lo exterior, con las cosas que uno tiene, cuelga. Además, quería hacer con las coreografiás y con las luces lo que sucede con la cinta de audio, que de repente cambia de escena, cambia de color porque no hay edición”, explica Pablo.

Siendo el eje central un cassette, los sonidos son muy importantes en esta obra y Fermani realizó un trabajo de edición muy arduo: “La grabación es muy casera y hay audios que no se entienden bien. Hay cosas grabadas de la radio, por ejemplo, dos temas de Calabró: Doña Irene, la cacerola que tiene y Pobre Pedro, la pistola se quedó. El repertorio de tangos que sumé lo hice para que tenga un sello musical nuestro, ya que en la grabación original se escucha que por la radio, le dedicaron un tango a mi bisabuelo por su cumpleaños. Además, agregué efectos de máquinas de coser, audios de mi sobrina actual, en dupla con lo que se escucha de mi hermana. Para rescatar los momentos que no se entienden bien”, detalla.

Con respecto a los objetivos de la coreografía de Rebobinar, el miembro fundador de la CNDC, y participante de importantes funciones y festivales internacionales, dice: “Apunto a una danza más inclusiva, popular. Tal vez a alguien que no sea tan entendido de la danza contemporánea. Aspiro a que las personas se sientan identificadas con la época, que vuelvan a los recuerdos y a los vínculos. No nos olvidemos que era una época donde el celular no existía, otros principios, otras reuniones, otras historias. Volver a eso, volver a un recuerdo, a todos esos vínculos. Y a que todos se sientan identificados”.


Rebobinar nos invita a viajar en el tiempo, a recordar las reuniones y costumbres culturales, a apreciar un vínculo muy particular donde el tiempo ya no existe y la esencia que aflora marca nuestro presente: “Mi tía falleció hace casi dos años y cuando se presentó esta posibilidad, nunca dudé en armar algo con el cassette”, concluye el autor.