Ernesto Sábato, también pintor: "no hay desnudez más auténtica y terrible que la expresión artística"
Ernesto Sábato, también pintor: "no hay desnudez más auténtica y terrible que la expresión artística"

Ernesto Sábato, también pintor: "no hay desnudez más auténtica y terrible que la expresión artística"

Efemérides
Un 30 de abril del año 2011 el escritor fallecía en su casa en Santos Lugares. Hoy recordamos al artista que tuvo un desempeño fuera de lo común en todo lo que se propuso, en una de sus facetas menos conocidas

Dos meses antes de cumplir los 100 años, Ernesto Sábato dejaba este mundo.

Algunos datos de su vida

Oriundo de Rojas, un pueblo ubicado al norte de la provincia de Buenos Aires, la vida de Ernesto Sábato giró en escapar del mundo moderno buscando refugio en las matemáticas, en el arte y en la literatura

Su formación secundaria y universitaria la realizó en la ciudad de La Plata. Allī obtuvo su Doctorado en Física que lo llevó a radicarse por periodos en Francia, Estados Unidos. Mientas oscilaba entre las matemáticas y la literatura, se vinculó con los escritores del grupo Sur, como Jorge Luis Borges, Bioy Casares y Victoria Ocampo. Para 1948 publicó su primera y más destaca novela,  “El Túnel”, le siguieron “Sobre héroes y tumbas” y “Abaddón el exterminador”, entre numerosos ensayos que escribió hasta el fin de sus días.

Dos de los hechos más prestigiosos de su vida se dieron en el mismo año: 1984. Obtiene el mayor premio dedicado a la literatura en castellano, el premio Cervantes. Y en septiembre, siendo presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, entrega el informe Nunca Más.


Ernesto Sábato entrega al presidente Raúl Alfonsín la investigación que permitió, años más tarde, condenar a la cúpula de la dictudura cívico-militar.

En sus últimos años de vida Sábato se dedicó a una de las que él llamaba “vocaciones primitivas”: la pintura. En 1979 le diagnosticaron una enfermedad en su ojos que, con el paso del tiempo, le impidió leer y escribir. Esa problema fue la excusa perfecta que necesitaba adentrarse sin culpas en el mundo de las artes plásticas.

De esta manera el escritor narraba el proceso de reencontrarse con la pintura

“Desde ese momento tuve una enorme alegría porque no podía hacer otra cosa que la pintura, el tamaño me lo permitía. Y así estoy terminando mi vida, volviendo a mi pasión de la infancia. Empecé haciendo algunos retratos expresionistas… después lo que me salía de mi inconsciente, haciendo una pintura que prefiero denominar sobrenaturalista”

En sus memorias que plasmó en el libro Antes del fin, Sábato contó que los primeros recuerdos sobre sus pinturas se remiten a la infancia, en la escuela primaria donde él era el dibujante de la clase y se encargaba de ilustrar, con tizas de colores en le pizarrón, las fechas históricas. En el mismo libro cuenta que su querencia por la pintura perduró hasta su adolescencia, donde un episodio traumático lo alejó de sus dibujos. Recuerda que se encontraba dispuesto a retratar un árbol cuando sus compañeros de clase lo atacaron en grupo y le rompieron todas sus hojas y pinceles. Luego ese momento, decidió vincularse con el mundo de las ciencias.

"En la facultad hice el doctorado en físico matemática, buscando un orden platónico en mi caos, sin dejar sin embargo de escribir y pintar”

Como en todos los ámbitos de su vida, Sábato tuvo un desempeño fuera de lo común. En 1938 obtuvo una beca para trabajar sobre radiaciones atómicas junto al argentino premio Nobel de medicina, Bernardo Houssay. El Laboratorio Curie en París fue su destino y la bohemia del arte parisino lo atrapó. Se frecuentaba con artistas y pintores surrealistas André Breton, Tristan Tzara, Wifredo Lam, Óscar Domínguez, Roberto Matta, con quienes mantenía conversaciones sobre los sentidos del arte e indagaba en el manejo de diferentes técnicas pictóricas.

Su amigo Oscar Domínguez lo alentó a abandonar la ciencia y le regaló una caja de pinturas junto a varias lecciones sobre el uso del color. Sábato solía contar que gracias a la influencia de esos amigos, cuando empezó a pintar, ya tenia cierta experiencia.

"Durante el casi medio siglo que dediqué a los libros, siempre sentí la dolorosa nostalgia por aquella primera vocación, y no podía entrar al atelier de un amigo sin empezar a sentir una penetrante tristeza ( ... ) Ese sentimiento se acentuó en París, antes de la Segunda Guerra, cuando trabajaba en el laboratorio Curie e iba a reunirme con los surrealistas, como si una buena y honesta ama de casa se entregara de noche a la prostitución”, escribió, décadas después, en el catálogo de una de sus exposiciones en Madrid.


Ernesto Sábato pintando a Franz Kafka. Foto: La Nación.

“Nunca sé lo que voy a hacer, y solo me dijo guiar por mi instinto. Lo que sale es una imagen que viene del inconsciente, que tiene la ambigüedad de los sueños, que son siempre verdades profundas”

Existe una cierta armonía entre la literatura y la pintura de Ernestos Sábato. La oscuridad, los paisajes oníricos, los fantasmas, los seres tenebrosos, sonámbulos. Sábato dedicó un serie especial de retratos a escritores que lo influenciaron: Dostoievski, Kafka, Poe, Baudelaire, Nietzsche, Sartre y Virginia Woolf. Como en su literatura, esos personajes manifiestan sus mas profundos sentidos ocultos, se muestran trágicos, desesperados, atormentados.


Retrato de Fiódor Dostoievski

Su producción pictórica fue escasa pero constante.  En 1986 participó como miembro del jurado de artes plásticas de la Bienal de Arte Contemporáneo de Venecia. En 1989 expuso poco más de una decena de cuadros en el Petit Foyer del Centro Pompidou, y en 1992, un total de 36 pinturas en el Centro Cultural de la Villa de Madrid.

“Apenas se comienza a trabajar en serio empiezan las angustias, aunque sean al lado de esas felicidades infinitas que dan los colores y las formas. La fama es un conjunto de malentendidos, ya se sabe. Es vivir en una vitrina, y para colmo desnudo, porque no hay desnudez más auténtica y terrible que la expresión artística, si es auténtica; ya que toda obra de arte es una autobiografía, no en el sentido literal de la palabra, sino en el sentido más profundo y grave: un árbol de Van Gogh es Van Gogh, es su propia y desnuda alma ante nosotros. Y el más vil de los criminales y corruptos de Dostoievski es, en muchos sentidos, el propio Dostoievski. Así, el paradójico destino del artista es comenzar siendo el más introvertido de los seres humanos para llegar a ser finalmente el más extrovertido, el más espectacular. Y, para colmo, un espectáculo a menudo grotesco y risible”

 
Fuentes: Sábato, Ernesto, Antes del fin, Ernesto Sábato Pintura/ Biblioteca Nacional Ernesto Sábato. El escritor y sus fantasmas/Entrevista de Hugo Beccacece para Diario La Nación