Escribió, vendió sus electrodomésticos y ganó el Nobel: la historia detrás de Cien años de soledad
Escribió, vendió sus electrodomésticos y ganó el Nobel: la historia detrás de Cien años de soledad

Escribió, vendió sus electrodomésticos y ganó el Nobel: la historia detrás de Cien años de soledad

Letras
La novela de Gabriel García Márquez, publicada por primera vez por la editorial argentina Sudamericana, cumple cincuenta años
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“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Así comenzó la historia de uno de los libros más importantes y populares de la literatura latinoamericana y universal: Cien años de soledad, del escritor colombiano Gabriel García Márquez, que en mayo de este año cumple sus primeros 50 años. Para homenajear al autor y su obra, el historietista y gestor cultural Gustavo Calleja, junto al Ilustrador Emanuel Molina y un colectivo de artistas tucumanos, realizaron una obra que consistió en trasladar la novela al formato de historieta sobre vidrio. El colectivo cultural que lo realizó forma parte de Puntos de Cultura, un programa del Ministerio de Cultura de la Nación que brinda herramientas de financiamiento y capacitación a organizaciones de cultura comunitaria.

Las circunstancias de la publicación de Cien años de soledad no trascendieron demasiado: se dice que en septiembre de 1966, luego de 18 meses de trabajo, García Márquez fue junto con su mujer, Mercedes, al correo más cercano de su casa en México para a enviar a Buenos Aires el manuscrito de casi 500 páginas. Pero solo tenían dinero para enviar la mitad, y así lo hicieron. Volvieron a su casa para empeñar algunos electrodomésticos (el secador, el calentador y la batidora) y enviaron el resto.

La editorial argentina Sudamericana fue la destinataria y encargada de publicar la monumental obra, en junio de 1967. El libro –que narra la historia de la familia Buendía a lo largo de siete generaciones, en el pueblo ficticio de Macondo– fue traducido a más de 35 idiomas y se convirtió en una de las piezas literarias en español más leídas en el mundo.

Gabo, como todavía le dicen al gran escritor latinoamericano, compartió en primera persona: “De pronto, a principios de 1965, iba con Mercedes y mis dos hijos para un fin de semana en Acapulco, cuando me sentí fulminado por un cataclismo del alma tan intenso y desgarrador que apenas logré eludir una vaca que se atravesó en la carretera. No tuve un minuto de sosiego en la playa. El martes, cuando regresamos a México, me senté a la máquina para escribir una frase inicial que no podía soportar dentro de mí. Desde entonces no me interrumpí un solo día, en una especie de sueño demoledor, hasta la línea final en que a Macondo se lo lleva el carajo”.

En uno de sus artículos de la época, el escritor argentino Tomás Eloy Martínez relató un momento sobre la fama que iba cobrando la obra y su autor: “Aquella misma noche fuimos al teatro del Instituto Di Tella. Estrenaban, recuerdo, Los siameses, de Griselda Gambaro. Mercedes y él se adelantaron a la platea, desconcertados por tantas pieles tempranas y plumas resplandecientes. La sala estaba en penumbras, pero a ellos, no sé por qué, un reflector les seguía los pasos. Iban a sentarse cuando alguien, un desconocido, gritó ‘¡Bravo!’, y prorrumpió en aplausos. Una mujer le hizo coro: ‘Por su novela’, le dijo. La sala entera se puso de pie. En ese preciso momento vi que la fama bajaba del cielo, envuelta en un deslumbrado aleteo de sábanas, como Remedios la bella, y dejaba caer sobre García Márquez uno de esos tiempos de luz inmunes a los estragos de los años”.

Ganador del Premio Nobel de literatura en 1982, García Márquez fue uno de los escritores con más presencia dentro del denominado Boom latinoamericano, a partir del cual el resto del mundo comenzó a leer las páginas que se escriben en esta parte de la región. Con tinta y papel, supo crear todo un nuevo paradigma literario: el realismo mágico, cuyos principios estéticos produjeron un sello propio de la poética hispanoamericana, distanciándose de lo fantástico europeo. Por ejemplo, en esta nueva literatura, lo insólito, anormal o alterador del orden se mira con ojos asombros y atractivos, y no desde lo atemorizante.

García Márquez murió en abril de 2014 en México, donde residía con su esposa, a los 87 años de edad.