Fotografiar tiempos, espacios y realidades
Fotografiar tiempos, espacios y realidades

Fotografiar tiempos, espacios y realidades

Fotografía
Maximiliano Vernazza, fotorreportero de Editorial Atlántida por más de veinte años y nuevo jefe de fotografía del Honorable Congreso de la Nación, comparte su experiencia sobre los desafío de registrar tiempos y espacios, en medio de la actual emergencia sanitaria.

“Nunca había tocado una cámara de fotos, mi viejo era el que se encargaba de tomar las imágenes, de hacer los registros de los eventos sociales y familiares. La primera vez que saqué fotos fue en el viaje de egresados”, cuenta Maximiliano Vernazza. Sin embargo, allí comenzó una vocación que lo acompaña hasta hoy. Cuando terminó el secundario, se inscribió en la Universidad de Buenos Aires, pero sintió que su destino estaba en otro lado.

Con 18 años, comenzó su primer curso de fotografía. En la calle observaba a los fotoperiodistas, cómo trabajaban en distintas coberturas, manifestaciones y más. Allí supo que eso mismo era lo que quería hacer y fue tras eso. Iba a la puerta de la Iglesia de Guadalupe y les dejaba su teléfono de contacto a los padres de los niños que iban a tomar la Primera Comunión. Fueron sus primeros pasos: eventos sociales, fiestas de colegios, bautismos. A los 20 años, consiguió trabajo como asistente de renombrados fotógrafos de estudio, como Alfredo Willimburg: uno de los grandes referentes de la fotografía publicitaria y parte del equipo de Editorial Atlántida. Fue él quien lo recomendó en la editorial y así comenzó en el mundo de la fotografía periodística.

En 1997, comenzó a colaborar en Gente, Para Ti, Paparazzi y otras publicaciones del grupo Atlántida. Así pasaron 23 años, cubriendo los temas de actualidad, política y social de la Argentina, la vida de las estrellas del espectáculo, el glamour. Entre ellas: Diego Maradona, Ricardo Darín, Juan Carlos Pallarols, David Bisbal, Xuxa, León Gieco (en la Base Marambio), Joaquín Sabina. “Por suerte siempre me pude mantener. Siempre fui un ‘busca’, sobre todo, por lo difícil que es para los fotoperiodistas sostenerse en un empleo permanente. Entonces, tenía los ojos abiertos para abrirme camino siempre, buscando oportunidades. Y el mundo editorial me conectaba con muchas personalidades y empresarios”, compartió Vernazza. No obstante, a principios de 2019 lo despidieron junto a muchos otros de sus colegas.

Diego Maradora, durante la previa de un partido en La Paz, Bolivia (2008).

Sin embargo, no todo terminó ahí. Desde fines de ese año, comenzó una nueva etapa y se convirtió en jefe de fotografía del Honorable Congreso de la Nación. A los pocos meses llegaron el Covid-19 y la cuarenta, y como en todo el mundo, trajo una “nueva normalidad” y modalidad de trabajo. Desde la Cámara de Diputados de la Nación se dedica a documentar, acompañar y registrar lo que allí sucede. Sobre todo, aquello que no sale en televisión. Por ejemplo, momentos del día a día del presidente del Congreso, Sergio Massa; de los diputados que asisten al recinto. También las todo lo que ocurre durante las sesiones virtuales, videoconferencias, la actividad del personal de limpieza. Vernazza deambula y no se aburre de buscar estampas en los pasillos o en las ventanas. Apunta con la lente de su cámara y registra cómo se lleva adelante, hoy, toda la labor parlamentaria en tiempos de pandemia.

Desinfección en el Congreso de la Nación.

“Al Congreso, vengo a trabajar todos los días. Las fotografías que tomo van para las notas de la web y también a las redes sociales. En este momento, es raro el trabajo. Como fotoperiodista hay que buscarle la vuelta y es un desafío no repetirse, buscar fotos diferentes cada día y, muchas veces, no tengo otra opción que fotografiar las pantallas de las sesiones virtuales. Hay que adaptarse a los tiempos que nos tocó”, opina el fotógrafo. Aun así, Vernazza no deja de buscar buscando los detalles, diferentes puntos de vista y lo más atractivo de los espacios arquitectónicos.

El Charly que yo conozco

A lo largo de los 23 años que trabajó en Gente lo siguió a Charly García en su intimidad, delante y detrás de los escenarios. “A mí no me gustaba mucho la música de Charly, pero el primer día que fui a su casa para hacerle un reportaje me partió la cabeza”. Desde 1997 hasta diciembre de 2018, Vernazza estuvo cerca del artista: “Nos hicimos amigos, dicho por Charly, y entonces él me llamaba cuando quería para que lo acompañara con mi cámara. Se sabe que García es poco amigo de las fotos. Sin embargo, cuando me veía llegar, en cualquier circunstancia sonreía y ordenaba: ‘Él sí, que pase’. Así, formamos un código especial, sin necesidad de que nos pusiéramos de acuerdo. Él sabía hasta dónde yo llegaba. Y yo sacaba fotos hasta donde el sentido común me indicaba. Siempre nos entendimos perfectamente, hasta el día de hoy. Lo vi en buenas y malas. Lo respeté siempre como personaje y como persona”.

El fotógrafo con Charly García, en camino hacia una celebración en el Hotel Alvear (2013).

Después de unos años, cuando Maxi Vernazza vio que tenía material interesante, empezó a fantasear con la idea de armar una exhibición. En 2011 realizó una muestra en el Centro Cultural Recoleta, “El Charly que yo conozco”; en 2014, la llevó al Centro Cultural San Martín y, en 2016, al Centro Cultural Kirchner.

La primera foto que tomó de Charly García en su departamento de Av. Coronel Díaz (1997).

El lado B del barrio de Once

Otras de las muestras que llevó adelante fue “Once”. A propósito, el fotógrafo compartió: “Se trató de un trabajo personal, que me encomendé de 2016 al 2018. En ese momento, tomaba un curso de fotografía con Juan Travnik y tenía que elegir un tema a desarrollar. Como el taller tenía lugar en el barrio de Once, pensé en la idea de fotografiarlo. Acá puede haber algo, pensé. Además, porque me seducía caminar por ese barrio”. El trabajo tomó tres años y más de 50 fotografías.

Exposición "Once" (2018).

Luego de realizar una primera edición de la exposición, convocó a su amigo y curador del Espacio de Arte AMIA, Elio Kapszuk, para que contar con alguna devolución experta. Kapszuk quedó fascinado con las imágenes y lo ayudó a afinar la idea original. De este modo, el proyecto tomó forma y apareció “una obra de arte del desequilibrio”, como dijo el escritor Marcelo Cohen: fotografías muy cuidadas del barrio, a la hora cuando los comerciantes bajan las persianas, y el bullicio y el deambular disminuyen; un barrio que cambia por completo del día y a la noche.

Exposición "Once" (2018).

“Con las persianas que bajan, aparecen los graffittis, barrales cruzados con cinco o seis candados. Pero, al mismo tiempo, se levantan otras persianas y surgen bares que durante el día no dan indicios de su presencia. Luego del horario comercial, el barrio se transforma”, comenta Vernazza. El proyecto se completa con imágenes representativas de tres dolorosos momentos que le tocaron bien de cerca a este barrio: el atentado a la AMIA, el accidente de Cromañón y el choque del tren Sarmiento en la estación Miserere. La muestra fotográfica también se exhibió en la Cámara de Diputados de La Plata.

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