Egberto Gismonti: “El mundo se mueve a través de preguntas”
Egberto Gismonti: “El mundo se mueve a través de preguntas”

Egberto Gismonti: “El mundo se mueve a través de preguntas”

Música
El músico brasileño dio un concierto en el CCK junto a la Orquesta de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”
El brasileño Egberto Gismonti es uno de los grandes referentes de la música latinoamericana. Inclasificable, en 40 años de carrera supo conjugar la música popular de su país, con el jazz, el rock y la música clásica. Hoy, a los 69 años, sigue sorprendiendo con nuevas propuestas. “Sigo aprendiendo”, confesó y, tal vez, ese sea uno de los secretos de su éxito. 
 
En junio, se presentó en la Sala Sinfónica del CCK junto a la Orquesta de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”. Interpretaron, entre otras piezas, “Lundú”, “Frevo” “7 anéis” y “Música de sobrevivencia”. Además, dio un concierto de piano y guitarra. El público, agradecido. Antes de las presentaciones, Gismonti habló de sus orígenes y de lo que significa para él dedicar su vida a la mùsica.
 
 
“Me convertí en músico involuntariamente”, explicó Gismonti, que comenzó a estudiar piano a los 5 años influenciado por su familia materna en la que abundaban mùsicos y cantantes. “Mi mamá cantaba mientras hacía las cosas de la casa, ella nos enseñó que la música es necesaria para vivir. Mi papá nos enseñó que lo necesario para vivir es el dinero -contó Gismonti- Yo crecí creyendo que el horno a microondas y el piano eran iguales. Y lo son. Lo que interesa es lo que vos hacés con los objetos que tenés”.
 
Desde la adolescencia se dedicó a estudiar música clásica, pero su curiosidad innata lo llevó, por ejemplo, a estudiar en Europa o a vivir con los indios Xingú del Amazonas para comprender las músicas populares. Las experimentaciones sonoras, su enorme virtuosismo, su simplicidad y sensibilidad musical hicieron de Egberto Gismonti un músico admirado y respetado en todo el mundo. Así, pisó miles de escenarios, tocó con los más grandes -Charlie Haden, Pat Metheny, Jan Garbarek, Jacques Morelenbaum, John McLaughlin, Hermeto Pascoal o Naná Vaconcelos, son algunos de ellos- fue solista invitado de algunas de las más importantes orquestas de música clásica del mundo y Big Bands de jazz. Actualmente tiene 70 álbumes publicados y sigue recorriendo el mundo con su música.
 
 
En cada país que visita, Gismonti intenta conocer la música que se está haciendo en ese momento. “Me interesa, por ejemplo, saber que en Japón se está haciendo tal o cual cosa. Quiero aprender. En la vida me interesan las preguntas, no quiero respuestas. El mundo se mueve a través de preguntas. En lo cotidiano tenemos respuestas parciales ¡Pero la vida es mucho más compleja!”, definió el multiinstrumentista que pasa gran parte de sus días sobre el escenario. 
  
“Yo tengo conciencia de que doné mi vida a algo que no existe -continuó Gismonti- Si la música un día me lleva a un punto altísimo y me dice ‘saltá desde aquí’ tal vez salte. La música me guía. A la música no la puedo ver, no la puedo tocar, no la puedo oler, pero la siento todo el tiempo presente. Eso es casi religión, cualquier religión. Solo que yo no tengo ninguna. La música es lo más cercano a lo que yo considero sagrado”.