"Combatir prejuicios debería ser la intención principal de cualquier producción cultural"
"Combatir prejuicios debería ser la intención principal de cualquier producción cultural"

"Combatir prejuicios debería ser la intención principal de cualquier producción cultural"

Hablamos de diversidad con el grupo BIFE (Ivanna Colonna Olsen y Javiera Diego Fantin), un dúo en contra de los estereotipos, que compone canciones de diversos géneros con un toque de humor y crítica a las imposiciones del amor y otras violencias culturales.
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Ivanna Colonna Olsen y Javiera Diego Fantin son BIFE. Hacen canciones desde finales de 2013 y se presentaron en múltiples escenarios de todo el país y el exterior. Tienen tres discos editados: Con Amor (2014), TODA (2016), y Adentro (2018). Cantan Tangos no misóginos, cumbias no machistas, pop antiromántico, chacareras poliamorosas y boleros no heteros. Lo suyo es sumar a quienes sumen. “En general, nos siguen todas esas hermosísimas personas que están por fuera de las normas hegemónicas. Gente sonriente y no hostil”, definen. En cambio, “faltan (entre su público) los chongos, los cancheros, los que te evalúan, los que no bailan, los que no llevan colores”.


(Foto: Martina Federica Pesaro)

Lo suyo es la pluralidad, la diversidad, el respeto, la libertad. Pisan fuerte el escenario. Las letras de sus canciones combinan las vivencias cotidianas más corrientes con las singularidades más remotas. No encasillan, no cierran, abren. Y lo hacen con compromiso, sensibilidad y humor. Ponen el cuerpo, y con eso, acompañan la profundidad y el contenido de lo que quieren decir.

El dúo en primera persona:

Javiera Diego Fantin: “Tengo casi 40 años (soy de 1979). Pasé de los 18 a los 30 estudiando filosofía comparada de oriente y occidente y meditando en una especie de secta new age donde aprendí casi todo lo que sé y también todo lo que no quiero ser. Más tarde me fui a Capilla del Monte y después volví a Buenos Aires, a trabajar de limpiavidiriera. Fui albañil, jardinero, pintor de paredes, profe, escultor, cocinera, plomera, electricista, veterinario aficionado, poeta; también trabajé en una editorial. Ah, mientras tanto, siempre hice música. Sufrí un montón y disfruté tanto que la verdad se podría decir que ya estoy hecho. Y sin embargo, me pasan tantas cosas”.


(Foto: Camila Hoffen)

Ivanna Colonna Olsen: "Nací en la primavera del '86; me adoptaron el día que nací. Crecí en un country judío, dentro de una ciudad católica al borde de Campo de Mayo. Fui a un colegio inglés en Hurlingham, donde aprendí teatro, música, instrumentos, canté en coro y toqué en orquesta. Egresé como bachiller bilingüe y pasé por tres carreras universitarias que no terminé: letras, traductorado de inglés y comunicación. Publiqué un poemario, trabajé como cantante, actriz, locutora, performer, supervisora de atención al cliente, modelo disidente, recepcionista de una inmobiliaria, en una castinera, soy manager de BIFE, hago cursos, escribo. Entreno el cuerpo siempre que puedo, me encanta el tarot, la astrología y el feminismo, el posporno, el bdsm, pensar el amor, el deseo, las estructuras, cuestionar los roles de género y hacer música”.

-¿Por qué BIFE?

Javiera: BIFE es una subjetividad colectiva monstruosa que surge de nuestra necesidad combinada de encontrar otras maneras de decir, de pensar, de querer, de disfrutar. El nombre, la palabra, es importante para reconocer la propia identidad, y nosotres elegimos recordarnos que @somosbife es un punto de partida para indagar y construir nuestro estar en este mundo. BIFE es un puñado explosivo de incomodidades, de preguntas por hacer. ¿Somos un pedazo de carne, somos víctimas de la explotación del sistema para consumo ajeno, somos un fragmento de otra cosa, somos una cachetada o podemos llegar a serlo? O quizás, BIFE son siglas: Bueno, Inicialmente Fue Eso. También puede que sea por BIsexualidad y FEminismo, o para denunciar que todo BInarismo depende de cierta FE ya que la realidad es evidentemente diversa.

-¿Cómo se conocieron?

Ivi: Nos conocimos en la primavera de 2013, en el Pacha, un lugar de encuentro de artistas muy particular que hoy ya no existe. Cantamos juntas unos tangos y pegamos onda musical. Nos empezamos a juntar en nuestras casas después de esa primera vez y empezamos a tocar y cantar juntxs. En todas las canciones aparecía siempre algo que nos incomodaba, algo que traicionaba nuestra sensibilidad o nuestras ideas. Pensamos en cambiar un poco las letras o escribir directamente canciones nuevas. Optamos por esto último. Así, empezaron a surgir fechas en muestras de arte, varietés, slams de poesía oral, cumpleaños de amigues, y empezamos a mostrar las canciones que íbamos armando. El 1 de diciembre subimos un demo a la web; al tiempo se convirtió en nuestro primer disco.

-¿De qué manera definen su producción musical?

Ivi: No la definimos. En parte porque es un poco difícil de definir y en parte porque preferimos no hacerlo. A veces es un poco complicado permanecer sin etiquetas, sobre todo para presentar el proyecto a quien no lo conoce.

Javiera: Claro, es difícil porque hacemos canciones pero de “géneros” muy distintos. Y eso es así en parte porque justamente nos permitimos el espacio creativo sin definir la producción, como debe ser. Hay una necesidad viva, una búsqueda, un deseo, un placer, una furia, una rabia, que es la misma desde el principio y es la que nos va llevando a hacer lo que hacemos. Ese es el impulso que define la producción musical de BIFE, pero no la podríamos definir.

-Al mismo tiempo, definen a la banda de “autogestiva, sugestiva y digestiva”. ¿A qué aluden con esta definición?

Javiera: Bueno, justamente en armonía con la pregunta anterior, esa “definición” es un poquito evasiva: se esconde detrás de un toque de humor y un juego de palabras. La idea es sugerir más que definir; lo mismo en las canciones.

-¿En qué consiste el ser artistas independientes hoy?

Javiera: Trabajar en forma independiente implica por un lado mucha libertad y, por otro, muchísimo esfuerzo. La libertad de tomar absolutamente todas las decisiones de tu proyecto, desde qué es lo que querés decir, cómo, cuándo y dónde, hasta cómo vestirte o lo que se te cante. En las garras del mercado caíste desde que vivís en un sistema capitalista. Algo tenés que vender para poder comer. Lo que se puede hacer es aprender a vincularse con gente afín para mitigar la pena y la crueldad de un sistema que si lo dejás te devora de atrás hasta el riñón.

Ivi: Ser un dúo independiente implica en principio ocuparnos de todo: a la producción musical se suma el vestuario, la coreo, lo visual, la técnica, el management, la difusión en redes, absolutamente todo. Se pueden tejer redes independientes, que conlleva muchísimo esfuerzo pero produce también muchísima gratificación y genera otras maneras de vincularse. Quizá en eso hay algo de resistencia al “mercado”: en las redes que se tejen, los vínculos, las afinidades desde otra lógica.

-¿Qué situaciones cotidianas inspiran su música?

Javiera: Lo que influencia el trabajo es lo cotidiano. Desde la vivencia individual más chiquita hasta la reflexión política más desesperada. Un corte de luz, la angustia por el amor, lo lindo que es el gato, preguntarse qué es en realidad el sexo, la identidad de género, percatarse de las violencias del patriarcado, enamorarse, tener hambre, la corrupción, etc. Todo lo que nos pasa y atraviesa nos inspira a hacer lo que hacemos. Es, de hecho, una de las respuestas más efectivas que tenemos a la mayoría de las cosas que nos pasan: hacer una canción.

Ivi: Que haya una muertx cada muy pocas horas por abortos clandestinos, los femicidios, el acoso callejero, la violencia simbólica que implica el machismo en las publicidades, la propaganda del amor romántico, los horrores del acoso callejero. También la necesidad de habilitar o aportar a un ámbito bailable y a la vez pensante, de goce y de reflexión, de diversión y de crítica.

-¿A qué artistas siguen?

Javiera: Nos gustan cosas muy diversas. El clave bien temperado de Bach, los Nocturnos de Chopin, los últimos cuartetos de cuerdas de Beethoven, o la Canción Sin Palabras de Mendelsohnn… La orquesta de Pichuco, Gardel o Goyeneche; Joao Gilberto y Jobim, Atahualpa y el Cuchi… Pero sobre todo escuchamos a nuestrxs amiguis: Luciana Mocchi, Fernandez Pereyra...

Ivi: Nahuel Briones, Daiana Leonelli, Juega el Loco. Constantemente escuchamos de todo y lo analizamos. Cazzu, Duki, Calamaro, Arjona, Gilda… Escuchamos, estudiamos, bailamos y aprendemos.

-¿Quiénes sienten que son sus principales seguidores?

Javiera: Básicamente, gente sonriente y no hostil; personas con las que sentís que podes ponerte a charlar, ser amiga. Faltan entre nuestro público los chongos, los cancheros, los que te evalúan, los que no bailan, los que no llevan colores. Ojalá esto siga siempre así.

Ivi: Es una alegría enorme ver todos esos pelos de colores, cuerpas gordas, parejas de chicas o de chicos, y toda esa belleza difícil de clasificar en masculino o femenino.

-¿Qué lugar ocupan la política, lo lúdico y el humor en su música?

Javiera: La política ocupa un lugar en el sentido de la definición feminista de que lo personal es político… o en el interés por lo que es de todxs. La política en sí misma como ciencia, o como actividad concreta, nos queda bastante lejos. Lo lúdico es todo, y el humor el lugar que ocupa en nuestra charla cotidiana; o sea, un montón.

Ivi: Constantemente cuando hablamos estamos haciendo alguna referencia chistosa; es una manera de mantener la comunicación. Tal vez en nuestro caso el humor sea una forma de localismo. Se pueden tratar temas serios o profundos sin abandonar un animo lúdico, sin perder el humor. Es parte de lo que tratamos de decir con lo que hacemos.

-¿Derribar prejuicios o luchar contra ellos fue un objetivo en algún momento?

Ivi: Totalmente. No solo hacia afuera sino principalmente hacia adentro, en nosotrxs mismxs.

Javiera: Derribar o combatir prejuicios debería ser la intención principal de cualquier producción cultural, educativa, artística… lo que sea. ¿En qué sentido puede ser positivo un prejuicio?

-¿Qué son las violencias culturales para ustedes?

Ivi: Violencias culturales son la naturalización de la violencia machista desde los medios hegemónicos en publicidades, películas, canciones, series; la estigmatización de la pobreza, y la difusión constante de ideas individualistas.

Javiera: La reproducción de estereotipos de género que presentan el binarismo como única opción identitaria, la heterosexualidad o incluso la alosexualidad obligatoria. Básicamente, todo lo que implica un adoctrinamiento cultural que favorece a los grandes poderes o las normas establecidas por el prejuicio y la tradición, más allá de un pensamiento crítico.

-¿Cuánto machismo evidencian hoy en el mundo de la música?

Javiera: Más allá de lo más evidente, que son las letras de canciones directamente misóginas, está el hecho de que predomine una visión masculina, siempre un sujeto masculino deseante o sensiente.

Ivi: Y también, concretamente, la falta de mujeres y demás identidades contra hegemónicas sobre los escenarios. En la música, lo mismo que en otros ámbitos, el machismo reproduce sus miserias constantemente e incluso encuentra colaboradores en todo aquel que no hace una práctica consciente de la reflexión al respecto.

-Géneros como la cumbia, el reggaetón, el tango, tienen mucho de cosificar a la mujer. ¿Cómo ven esto?

Javiera: Sí… y también el rock, ¿no es cierto? Un montón. Y los boleros: “Te vas cuando yo quiero que te vayaaaas”. En el tango, la perspectiva del macho que sufre o se divierte, pero siempre su perspectiva, su dolor, su odio, su violencia, su frustración.

Ivi: Lo vemos horrible. También en el baile, en la milonga. Hoy en día hay un gran movimiento disidente de la postura clásica donde el hombre es el que guía y la mujer sigue… esos roles rígidos que reproducen lo peor del sistema. Nosotras queremos aportar material que no sea así, que demuestre que no tiene por qué ser así. Ya muchas lo sabemos y estamos haciendo otras cosas. Ojalá esta actitud se multiplique.

-¿Les parece que la profundidad de los cambios sociales y los colectivos a favor de la diversidad se hacen eco en el campo de la música?

Ivi: Puede ser, sería lógico que así fuera. Cinco años atrás, cuando arrancamos a hacer nuestras canciones, no estábamos al tanto de un montón de términos y dinámicas que hoy sabemos, gracias a habernos vinculado con banda de colectivas, grupos y gente que hacen cosas en decenas de ciudades por todos lados.

Javiera: Claro, nosotros hicimos Furiosa cuando asesinaron a Daiana García (2015), bastante antes del primer #NiUnaMenos. Y a la vez todo ese consenso creciente, esta visibilidad del movimiento feminista nos llena de energía, nos orienta, y resignifica nuestras propias experiencias y búsquedas. Es muy importante todo lo que está pasando en este sentido y sin duda nosotrxs formamos parte de esta realidad en la que estamos inmersas.

-En sus letras queda claro qué no comparten y qué defienden a rajatabla. ¿Cómo se evita el encasillamiento y los estereotipos?

Javiera: Por un lado no hay problema en que te encasillen o estereotipen en algo que está bueno… De todos modos, siempre las etiquetas corren por cuenta de quien las pone.

Ivi: Eso. Y por otra parte, nosotrxs no escribimos desde el estereotipo. Vamos plasmando lo que sentimos, lo que vamos pensando. Ponele, para mucha gente somos una banda de cumbia, pero en el último disco sacamos una sola cumbita. Hay dos zambas y una chacarera, un vals… vamos haciendo la que nos pinta, con todo el corazón. Cuando envejezcamos capaz nos ponemos rígidos, y después moriremos…

Javiera: Ojalá que sea con cierta elegancia al menos.

-¿Cuál de sus canciones es un BIFE clásico?

Javiera: No tenemos. Parte de lo que queremos decir es que hacen falta muchas miradas, tomarse el tiempo, pensar de nuevo. Para muestra no basta un botón cuando hablamos de una realidad plural, diversa, compleja.

Ivi: Nos esforzamos mucho en el viaje que podemos armar en vivo con una lista que incluye tangos, cumbias, pop, canciones más tranquis, canciones súper explosivas… Es como un discurso: si te dicen que podés decir solamente una palabra te están violentando.

*Fotos: Martina Federica Pesaro y Camila Hoffen